Reformas ‘desechables’ por polarización política
Consciente de que sus iniciativas de reforma constitucional no cuentan con el apoyo suficiente para ser aprobadas, el presidente López Obrador decidió utilizar esta situación para reforzar su discurso de polarización contra sus rivales, estrategia que la oposición también adoptó y la cual podría llevar a una crisis de inestabilidad al país
Carlos MontesinosEl presidente Andrés Manuel López Obrador, su Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y el bloque opositor han comenzado a utilizar las iniciativas de reforma constitucional como una extensión de su confrontación política y mediática. Dejando en segundo plano los efectos y alcances de modificaciones que, desde un inicio, saben que no se concretarán.
Como quedó claro con la iniciativa eléctrica rechazada en la Cámara de Diputados y en la recientemente presentada en materia político-electoral, el primer mandatario propone reformas constitucionales más radicales que las que presentó durante la primera mitad de su sexenio incluso sabiendo que será más difícil sumar votos de la oposición.
A diferencia de la legislatura anterior, Morena y sus aliados están lejos de las dos terceras partes necesarias para modificar la Constitución, por lo que López Obrador recurrió a una estrategia que fue desde presionar al Revolucionario Institucional para romper la alianza opositora, hasta denunciar como “traidores a la patria” a quienes votaron en contra de la reforma eléctrica.
Con este antecedente directo llega a la cámara baja del Congreso de la Unión la reforma electoral que plantea un cambio drástico en todo el sistema de participación política. Algo que, de antemano, ya ha sido rechazado por los partidos que integran la coalición Va Por México y Movimiento Ciudadano, mismos que frenaron la iniciativa eléctrica.
A la estrategia de combatir a la oposición a punta de iniciativas, López Obrador y Morena parecen haber sumado su confrontación con el Instituto Nacional Electoral. Así lo dejó de manifiesto el plantón encabezado por Félix Salgado Macedonio en favor de la reforma y para exigir el juicio político a los consejeros Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
El doctor David Morales González, profesor de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que el primer mandatario, al no tener la mayoría suficiente para modificar la Constitución en esta segunda parte de su sexenio, recurre a las iniciativas como instrumento político.
“Presentar ante la población que la oposición no quiere que se avance en el sentido democrático como él lo concibe, es un llamado no solo para que lo apoyen más en su base política, viendo a futuro el proyecto de la cuarta transformación, sino que, a la vez, lo utiliza el propio Presidente en un esquema de buenos contra malos en el que la oposición se opone al progreso nacional”.
Aunque redituable para López Obrador y Morena en el aspecto político, el doctor Morales advierte que esta estrategia tiene como consecuencia directa incrementar el alto grado de polarización entre la sociedad. Lo que, a su vez, genera un riesgo de inestabilidad en caso de que se llegue al punto de parálisis legislativa.
“Esa polarización que no es deseable para ninguna democracia porque se puede traducir en aspectos desde la violencia política hasta la parálisis institucional”, dice sobre estos riesgos.
En entrevista con Reporte Índigo, la doctora Luz María Cruz Parcero, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, considera que, viniendo de la experiencia de la reforma eléctrica, López Obrador lo que busca es posicionar temas que considera relevantes.
“No tiene los números, no le dan como en la legislatura pasada para poder generar estos cambios. Eso ya lo tienen claro, lo que habría que preguntarnos es por qué se lanza de esta manera sabiendo que no tiene los acuerdos construidos, sabiendo que no lo va a lograr”.
Considerándolo un “cálculo racional” del Presidente con miras a la sucesión de 2024, aunque todavía faltan dos años de la actual administración, señala que “estas discusiones, como ciertamente generan mucha atención, están desviando el foco de otros temas relevantes que tienen que ver, a lo mejor, con el incumplimiento de ciertos proyectos del Gobierno”.
Sobre la iniciativa como tal, la académica ve puntos que pudieran resonar con la población en general, tales como reducir el financiamiento a los partidos políticos o el costo de los procesos electorales.
“Mete un paquete de temas atractivos, que pueden generar una gran aprobación, pero al mismo tiempo mete otros verdaderamente controvertidos que marcan un estilo regresivo en términos de las reformas que ya han sido aprobadas en la trayectoria de construcción que venían haciendo más fuerte nuestro sistema democrático”.
Si bien los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática acusan que López Obrador utiliza sus iniciativas de reforma como un distractor ante los problemas del país, lo cierto que es que este bloque opositor le sigue el juego al condicionar sus votos con propuestas que, al igual que el primer mandatario, saben que serán rechazadas.
Para enfrentar la reforma eléctrica, los partidos de Va Por México presentaron 12 contrapropuestas que exigieron fueran incluidas en el dictamen para apoyar la iniciativa. De cara al debate de la reforma electoral, este bloque repite la receta al haber presentado seis puntos que promoverán en conjunto.
Esto queda lejos de seguir el procedimiento parlamentario correspondiente, ya que ni siquiera se presentan iniciativas propias como tal, sólo se plantean como adendums a la iniciativa oficial a cambio del voto. Esto mientras, simultáneamente, el bloque opositor insiste en que la reforma de López Obrador “no va a pasar”.