El COVID-19 le metió freno a los servicios de transporte privado. A raíz de la pandemia, las solicitudes de viajes en México se redujeron entre un 80 y 90 por ciento debido al confinamiento, afectando las ganancias de las aplicaciones digitales y de sus socios conductores.
Las empresas que transportan a la población tuvieron que recurrir a otras rutas con el propósito de subsistir y, además de implementar medidas sanitarias, se enfocaron en otra actividad prioritaria como la paquetería para aprovechar el trabajo de oficina en casa y la urgencia de los usuarios de enviar de manera exprés documentos u objetos en general.
Dentro de las medidas de protección básica que adoptaron las compañías destacan la sanitización de vehículos, exigir a los usuarios el uso de cubrebocas y colocar envases de gel desinfectante.
También ofrecieron viajes de manera gratuita a personal médico e incluso realizaron donaciones para enfrentar la crisis sanitaria.
La pandemia tuvo un severo impacto en los números de las empresas tecnológicas. En el caso de Uber, durante el segundo trimestre, la estadounidense reportó una caída del 29 por ciento en sus ingresos, para ubicarse en 2 mil 241 millones de dólares.
Es complicado saber la situación real de Cabify, ya que la plataforma de movilidad no cotiza en bolsa, al igual que otros de sus rivales.
Miguel Rocha, director de Operaciones de Uber, comparte que desde el inicio de la contingencia los esfuerzos de la empresa se enfocaron en implementar medidas para proteger la salud, el bienestar y la seguridad de sus socios y usuarios.
“Para Uber esto ha significado cambiar procesos, crear nuevas soluciones y, sobre todo, trabajar como equipo en medidas que nos permitan colaborar con las autoridades y la comunidad para amortiguar el impacto económico y sanitario de esta pandemia.
“Si bien nuestro negocio de viajes se vio muy afectado, tomamos medidas rápidas para preservar la solidez de nuestro balance”, detalla en una respuesta por correo electrónico a Reporte Índigo.
Las aplicaciones de transporte compartido en México llevan años pisando el acelerador y el sector de manera general recibe millones de pesos de manera anual por sus servicios.
Tan solo en el segmento de categorías de intercambio de bienes y servicios a través de plataformas de comercio electrónico, las aplicaciones de transporte y entrega de alimentos a domicilio tienen una preferencia de 16.2 por ciento y 4.8 por ciento, respectivamente, de acuerdo con un estudio elaborado por la firma The Competitive Intelligence Unit (The CIU).
Dentro de los servicios de transporte, Uber cuenta con una participación de mercado mayoritaria del 80 por ciento, le sigue Cabify con 14 por ciento, mientras que Didi suma 4 por ciento.
Agustín Jiménez, director general de Cabify en México, considera que la estrategia de su compañía para enfrentar los efectos de la pandemia tiene dos vías: la garantía de que sus clientes estarán protegidos al subirse a sus unidades y el respaldo a sus socios que vieron reducidos sus ingresos.
Aplicaciones tienen que adaptarse para sobrevivir
Con el objetivo de hacer frente a esta crisis, las compañías implementaron medidas a fin de que los usuarios optaran por sus servicios individuales. Entre los cambios más visibles está la suspensión de trayectos compartidos con más usuarios atendiendo la recomendación de “sana distancia”.
Uno de los esfuerzos más notables de Uber fue la implementación de su Centro de Sanitización para socios conductores en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, donde también se les entregó un kit de protección de personal.
Con base en datos proporcionados por la tecnológica, esta iniciativa permitió que alrededor del 90 por ciento de los socios que participaron se sintieran más seguros.
Un punto relevante es que la sanitización que se realiza sigue el protocolo que se emplea para los hospitales y ambulancias en México.
Con el objetivo de proteger también a los usuarios se aplicó una tecnología para verificar por medio de una selfie que antes de abordar, las personas utilicen cubrebocas. Esta función ayuda a que los pasajeros que antes no lo ocuparon y que fueron reportados cumplan con las reglas de sanidad.
A la fecha, se contabilizan 28 millones de confirmaciones de uso de cubrebocas para socios conductores en América Latina y desde el 18 de mayo en México no pueden conectarse para realizar viajes sin pasar por esta verificación. Es decir que tanto usuarios como socios están obligados a acatar las indicaciones.
Como resultado del “Quédate en casa”, la necesidad de trabajar desde el hogar hizo que Cabify pusiera énfasis en su servicio de paquetería con el propósito de que sus socios conductores recibieran ingresos por trasladar documentación u objetos y ser un puente para las empresas mediante la plataforma “Envíos”.
“Con la incorporación de esta categoría estamos creciendo en un nuevo sector enfocado al tema de clientes corporativos. Vimos una adaptación muy buena por parte de los que empezaron a trasladar contratos, documentos, materiales, productos y otros a través de este servicio”, explica su director general.
Para evitar la propagación del virus, la empresa colocó mamparas en parte de su flota para proteger tanto a los usuarios como a los conductores. Ante la disminución de los viajes solicitados, la compañía ofreció a sus socios créditos de hasta seis mil pesos con tasas mínimas de interés para apoyar su economía.
Oportunidad en la crisis
El cierre de miles de centros de trabajo en el país propició que gran parte de las actividades administrativas de las empresas se realizaran desde casa.
Con ello, se intensificó la necesidad en el envío de documentación o paquetes para evitar el contacto físico entre empleados y también abrió una oportunidad para las compañías y aplicaciones que ofrecen este tipo de servicios.
Lalamove, empresa fundada en Asia hace siete años, llegó al país a finales de febrero, cuando la pandemia todavía no era tema de agenda nacional, derivado del confinamiento social y la multiplicación del home office, encontró un terreno fértil de mercado para el intercambio de paquetería exprés.
A pesar de la alta demanda en sus servicios, Christophe Milhères, director general en México, afirma que el desafío fue ajustar la operación de la compañía a la llamada “nueva normalidad” y garantizar que los envíos no pusieran en riesgo a sus socios conductores ni a sus usuarios.
Milhères asegura que aún cuando el servicio de envíos es central para muchas industrias que se vieron afectadas en lo económico, el volumen de los traslados de paquetes incrementó por las medidas sanitarias y el distanciamiento social.
“Las tiendas cerraron y tuvieron que acoplar sus ventas al comercio en línea y por eso fuimos un complemento bastante bueno, y así permitimos a esas empresas, específicamente a pymes, tener una logística externa para asegurar sus entregas”, agrega.
La empresa Lalamove cuenta con una plataforma digital y funciona mediante socios conductores que ponen al servicio de ésta vehículos que van desde motocicletas hasta camionetas que puedan trasladar una tonelada de peso.
En la actualidad, solo ofrece sus servicios en la Ciudad de México y el Estado de México, aunque planea extenderse a otras entidades del país.
“No solo vimos la demanda por parte de empresas, también del lado de los socios conductores, pues muchas personas empezaron a registrarse en la plataforma para poder conseguir ingresos extras para ellos y sus familias”, menciona Milhères.
Ruta en ascenso
Aunque la pandemia provocó que las aplicaciones de transporte privado cayeran en un profundo bache, sus intenciones de seguir creciendo se mantienen más firmes que nunca.
El optimismo de las empresas se basa en que pronto la demanda volverá a la normalidad. Al inicio de la emergencia sanitaria, la disminución de movilidad en la Ciudad de México, medida en kilómetros recorridos en automóvil, se desplomó más del 80 por ciento, de acuerdo con un reporte elaborado por Waze en alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo en sus iniciales (BID).
Para septiembre, este nivel mejoró de manera notable, al ubicarse en -35 por ciento en contraste con otros valores sin pandemia.
La crisis sanitaria también se convirtió en una oportunidad para que Cabify ampliara su base de socios conductores.
Cifras de la propia empresa revelan que de abril a agosto (el punto más crítico de la pandemia) aumentó en un 200 por ciento la cantidad de conductores nuevos con viajes realizados en la plataforma.
Un dato relevante es que el 10 por ciento de los socios que se registraron a la aplicación son taxistas.
Con base en declaraciones de Agustín Jiménez, la plataforma mejoró su demanda de servicios entre abril y agosto al registrar un incremento de 30 por ciento. Hacia adelante, el director general en Cabify México mantiene la certeza de que los modelos de economía colaborativa se convertirán en una alternativa para generar empleos y salir pronto de la actual crisis.
“Esta crisis se prolongó más de lo que todos pensamos, pero por la necesidad en términos económicos comenzamos a notar una movilidad que nos ayudó a reportar un crecimiento importante cada semana. Tenemos un objetivo muy claro como compañía global y es que a finales de este año tengamos cifras positivas y podamos mostrar rentabilidad, agrega Jiménez.
El otro negocio de las aplicaciones
Un efecto que provocó la pandemia es que en el caso de las aplicaciones de transporte que también ofrecen comida a domicilio la demanda se disparó por el confinamiento.
Este tipo de servicio se convirtió en un puente entre los restaurantes y los consumidores, ya que la demanda de las aplicaciones de food delivery en México aumentó más de un 200 por ciento después de que se decretó la emergencia sanitaria a finales de marzo.
El brazo fuerte de Uber es su división de Uber Eats, pues el consumo en restaurantes a través de esta aplicación creció 17.3 por ciento en mayo, según el análisis “Consumo en apps de comida a domicilio durante el Covid-19 en México” de Fintonic.
Miguel Rocha, director de Operaciones de Uber, reconoce que con el contexto actual se enfrentan a nuevas variables, incluido el cambio de hábitos de los usuarios, pero asegura que la empresa está preparada para hacer frente a un escenario con incertidumbre financiera.