No hubo necesidad de palabras. Sólo subió al estrado y abrazó a cada uno de sus colaboradores. Todos sabían a qué venía.
Se pronunció diciendo que con el poder que le conferían millones de votos, vigilaría que no regrese el autoritarismo y la corrupción.
“Somos ganadores porque somos el partido de la familia”, consideró con voz pausada, y ése fue el fin de una aventura de tres años de lucha.
Josefina no quiso alargar más el dolor y adelantó dos horas la conferencia que daría a las 10:30 pm.
Lo hizo acompañada de unos 600 panistas, que corearon su nombre y agitaron banderasazul con blanco, en el auditorio Gómez Morín del CEN del PAN.
Y en el presidium, de los rostros angustiados de Roberto Gil, Julio Di Bella, Gustavo Madero, Alberto Pérez Cuevas, Max Cortázar, Marco Adame, Gonzalez Morfín, Ernesto Cordero, Creel, Juan Ignacio Zavala, Cecilia Romero, Daniel Hernández Franco, José Luis Salas… Cordero casi lloraba.
Dio las gracias a los jóvenes, por su ímpetu. Y a todos los que la acompañaron. “Hoy hemos abrazado almas y recorrido rincones que nos van a acompañar siempre”.
Empero, Josefina dijo que hoy no es el fin, sino “el principio de una campañademocrática” donde el PAN retomará su perfil ciudadano.
No obstante, una campaña que fue un desastre no se sabe si involuntario, no podía ser coronada por un triunfo. No era cosa de milagros.
“Josefina se inmoló”, me dijo ayer a las siete de la noche uno de sus más cercanos escuderos, quien pidió su nombre se preserve. De él no hay duda que es “josefinista puro”.
“No quedó por ella. Si tenía que ir al último rincón del país, iba. Si tenía que visitar tres ciudades en un solo día, lo hacía. Las fallas estuvieron en otros lados”, confesó.
¿Y cómo en qué sectores del PAN podríamos ubicar la responsabilidad del fracaso?, fue la pregunta obligada.
“Habría que voltear hacia otros sectores del PAN”, reconoció.
El CEN del PAN fue la tarde de ayer un funeral. Silencio lúgubre, caras largas. Depresión.
Apenas les llega una bocanada de aire fresco a los panistas con el triunfo de Miguel Márquez a la gubernatura de Guanajuato, que anunció Juan Manuel Oliva, Secretario Adjunto de este instituto. “Es irreversible”, describe, y se va.
Nadie aterrizaba en el CEN. Era un desierto. Sólo había prensa. Y los compañeros estaban igualmente desconcertada ante la cascada de fracasos azules.
Ayer fue un día histórico. Finalmente para Vázquez Mota, quien hizo campaña a la presidencia al menos tres años, llegó el “día D”, día de poner a prueba su proyecto ante 79 millones de electores mexicanos.
Se despejarían al fin todas las dudas sobre si las encuestas mentían o no. Este día se sabría por los resultados en las urnas, si funcionó la amalgama de panistas luego del cinco de febrero. Si el president Calderón la apoyó. Si sus operadores de tierra, estructura, mujeres y ciudadanos, supieron moverse.
Si sus expertos en mensaje, discurso, medios, marketing, imagen, logística y redessociales, realmente lo eran. Si Gustavo Madero y panistas cupulares trabajaron por su proyecto o no. Si hubo dinero suficiente o no… Y si las propuestas sociales estaban correctamente enfocadas y fundamentadas.