Rebrote de inseguridad y violencia por crisis

Expertos y organizaciones de la sociedad civil advierten que ante los miles de empleos que se han perdido en el país y la reducción en los ingresos de gran parte de la sociedad debido a la pandemia de COVID-19, las actividades delictivas podrían aumentar en el país
Montserrat Sánchez y Eduardo Buendía Montserrat Sánchez y Eduardo Buendía Publicado el
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Una oleada de violencia podría cubrir el país en la nueva normalidad. De acuerdo con organizaciones de la sociedad civil, la crisis económica provocada por la pandemia será el detonador.

La actual emergencia sanitaria por el COVID-19 ocasionó la pérdida de miles de empleos formales en todo el país, tan solo en mayo, el IMSS reportó que 344 mil 526 plazas dejaron de existir, mientras que en abril fueron 555 mil 247 las plazas laborales que se cerraron

Al 31 de mayo de 2020, el número de trabajadores registrados ante el Seguro Social cayó 3.92 por ciento respecto al mismo mes de 2019, siendo la tasa anual de crecimiento de empleo formal más baja desde julio de 2009, cuando se registró una caída anual de 4.11 por ciento.

A pesar de que la comisión de algunos ilícitos disminuyó en meses pasados, esto se relacionó con la suspensión de actividades económicas y el confinamiento. Sin embargo, los especialistas consultados por Reporte Índigo, aseguran que esta tendencia se revertirá de manera abrupta.

El viernes, Alfonso Durazo, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, presentó el informe de incidencia delictiva con corte al mes de mayo del 2020.

Aseguró que al comparar las cifras de robo de enero a mayo de 2020 con relación al mismo periodo del año anterior, el despojo de vehículo bajó 22.5 por ciento, a transeúnte 27 por ciento, en transporte público colectivo 43 por ciento, a casa habitación 21 por ciento y a negocio 21.5 por ciento.

En el tema de la extorsión, Durazo Montaño expresó que el Gobierno federal no pudo contenerlo y el número de víctimas se elevó.

Francisco Rivas, director General del Observatorio Nacional Ciudadano, declara en entrevista que es un hecho que las crisis económicas en México se asocian al incremento de delitos patrimoniales y violencia.

“Durante el periodo de confinamiento sí hubo un incremento de la violencia, tan solo marzo es el segundo mes más violento del país en lo que va de esta administración y si comparamos los primeros cuatro meses de este año con los de 2019, vemos que el homicidio doloso creció más de un dos por ciento.

“Dicha situación es la que nos hace suponer que en los próximos meses habrá un incremento aún mayor dado que millones de personas han perdido la totalidad o la parcialidad de su ingreso”, explica.

Para cuando termine la medida de Quédate en Casa, Rivas señala que delitos como el robo común, secuestro y extorsión serán los más propensos a subir.

“Lo más fácil que se puede llegar a ver sería el incremento de robo con violencia a transeúnte, transporte público y el robo a negocio. Se espera que el incremento sea en todo el país, aunque hay estados menos propensos como Baja California Sur, Campeche, Yucatán, Chiapas e incluso Zacatecas, prácticamente todo México está en una situación complicada por la violencia”, asegura.

El repunte en la comisión de delitos se hizo presente en la crisis económica registrada hace una década y este año la historia podría repetirse.

Durante el 2009, en la llamada Gran Recesión, México resintió los estragos de este crack financiero que golpeó a todo el mundo.

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La economía del país se desplomó 6.5 por ciento, se perdieron miles de empleos y sectores clave para el desarrollo como la manufactura, construcción y turismo, entre otros, perdieron dinamismo.

En marzo de ese año también apareció la pandemia por el virus AH1N1, el cual tuvo su origen en la comunidad de Perote, Veracruz, y se propagó a los cinco continentes, combinándose esta emergencia sanitaria con los problemas económicos y agravando la situación.

Al hacer un comparativo del año 2009 con el 2008, la inseguridad tuvo un incremento. El robo a transeúnte se disparó 19 por ciento, a negocio un 6 por ciento, de vehículo un 4 por ciento y a casa habitación un 3 por ciento. El secuestro y la extorsión también se elevaron en un 28 y 30 por ciento, respectivamente.

Esta tendencia se mantuvo hasta el 2010. Las cifras oficiales indican que, con respecto al 2009, el despojo de vehículos repuntó en un 15 por ciento, a negocios un 12 por ciento, a casa habitación un 9 por ciento y el asalto a transeúntes se mantuvo. Mientras que el secuestro aumentó un 5 por ciento y la extorsión decreció tan solo 3 por ciento.

Paul Frissard, coordinador de investigación de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), menciona que el aumento en la incidencia delictiva no solo se puede revisar en el reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, pues muchos delitos no se denuncian.

“Durante la contingencia se modifican las tasas de denuncia, pues algunos fenómenos suelen ocurrir más en el espacio público y otros dentro de los hogares. En este último caso vemos en las cifras de violencia familiar con corte a abril que decrecen, esto se puede interpretar de dos formas: una tendencia general a nivel nacional o, lo más probable que manejemos en la organización, es que las víctimas tienen mayor dificultad para ir a denunciar, lo que las hace invisibles para el primer paso de acceso a la justicia”, detalla.

Para el investigador resulta primordial revisar con más cuidado la tasa de denuncia que se registra en el país, pues será con base en ella que se podrá tener un mejor escenario sobre qué delitos incrementarán.

La tasa de denuncia es vital para saber qué tan confiable son esas cifras que está registrando la autoridad sobre los incidentes delictivos, las métricas del Inegi con respecto a la cifra negra revelan que nueve de cada diez delitos no son conocidos ni investigados por la autoridad porque la gente no denuncia
Paul FrissardCoordinador de investigación de México Unido Contra la Delincuencia

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