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La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) decidió guardar silencio ante la denuncia de que cuatro de cada 10 gasolineras en México roban a los automovilistas al vender litros incompletos de combustible.
Según datos de la Profeco, revelados por Reporte Indigo el pasado martes 10 de junio, el 36 por ciento de las 2 mil 359 gasolineras en el país verificadas por la dependencia en 2013 presentó este tipo de irregularidades.
Georgina HowardLa Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) decidió guardar silencio ante la denuncia de que cuatro de cada 10 gasolineras en México roban a los automovilistas al vender litros incompletos de combustible.
Según datos de la Profeco, revelados por Reporte Indigo el pasado martes 10 de junio, el 36 por ciento de las 2 mil 359 gasolineras en el país verificadas por la dependencia en 2013 presentó este tipo de irregularidades.
Los resultados, obtenidos a través de una solicitud de acceso a la información pública, evidencian una realidad que se vive en todas las entidades de la República Mexicana.
Este medio buscó al director general de Comunicación Social de la Profeco, Alfredo Albiter Sánchez, para conocer la opinión de Lorena Martínez Rodríguez, tercera titular del organismo en lo que va del sexenio.
Sin embargo, la única respuesta que se obtuvo fue que el funcionario en cuestión “estaba en junta”.
El informe completo por estado con nombre, dirección y observaciones de los negocios revisados por la Profeco está disponible en reporteindigo.com.
Los tres titulares
Martínez Rodríguez, abogada de profesión, llegó a la Profeco hace tres meses y dos semanas en sustitución de Alfredo Castillo, quien dejó este organismo el pasado 15 de enero para desempeñarse como comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán.
Castillo estuvo al frente de la dependencia del 21 de mayo del 2013 al 15 de enero de este año.
Llegó ahí para sustituir a Humberto Benítez Treviño, quien solo duró cinco meses en el puesto, pues tuvo que ser removido después de que su hija Andrea amenazara con clausurar el restaurante Maximo Bistrot de la colonia Roma, en la Ciudad de México, porque no le asignaron la mesa que quería, aunque no había hecho una reservación.
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