¿Quiénes son los porros y cuál es el origen del grupo que atacó en CCH Naucalpan?
Las agresiones de esta organización provocaron la muerte de uno de los alumnos, mientras que dos más resultaron heridos
Cecilia L. GarciaEl enfrentamiento entre grupos de porros en las cercanías del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de Naucalpan, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), resultó en la muerte de un estudiante de 19 años.
El joven ha sido identificado como un alumno de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, quien murió a consecuencia de las lesiones causadas por una caída, que ocurrió durante la agresión que se presentó este 8 de mayo a las 6:00 de la tarde.
Además de él, otros dos estudiantes fueron lesionados durante el ataque porril, por lo que recibieron atención médica, de acuerdo con un comunicado emitido por la UNAM, quien indicó que las clases en el plantel estarán suspendidas este jueves.
Esto mientras la Fiscalía General de Justicia del Estado de México lleva a cabo las investigaciones correspondientes, por lo que los alumnos podrán volver a clases el lunes 13 de mayo, ya que el viernes está marcado como asueto en su calendario.
El ataque de los porros en las cercanías del CCH Naucalpan ha generado una enorme indignación entre la comunidad universitaria debido a que no es la primera ocasión en la que estudiantes son víctimas de la violencia generada por estos grupos de choque, tal como ocurrió en 2018.
¿Cuál es el origen de los porros?
El fenómeno de las organizaciones compuestas por porrosno es nuevo, debido a que su origen se rastrea entre las décadas de 1930 y 1940, de acuerdo con Imanol Ordorika, académico mexicano, en su investigación Violencia y porrismo en la educación superior en México.
En aquella época, estos grupos eran conocidos bajo la denominación de pistolos y cumplían funciones de guardaespaldas juveniles, ya que se encargaban de cuidar el bienestar del rector Rodulfo Brito Foucher, apunta el investigador Hugo Sánchez Gudiño.
El pistolerismo, actividad que realizaban los “guardaespaldas” se basaba en la agresión física y la violencia armada en contra de los opositores y fue el movimiento que dio paso al “porrismo” en el interior de la UNAM, apunta Ordorika.
Aunque el término tal y como lo conocemos, se comenzó a conformar desde finales de los años cuarenta, cuando Luis Rodríguez, apodado El Palillo, comenzó a pedirles a los estudiantes “trabajos extraordinarios (…) encargados por sus protectores”, de acuerdo con el investigador José René Rivas Ontiveros.
“Para asegurar la participación de los jóvenes en esos trabajos, El Palillo les regalaba suéteres deportivos (…) Simultáneamente, llevaba a cabo gestiones para la aprobación de materias, otorgamiento de becas y viajes”, indica en el artículo Origen, evolución y consolidación del porrismo en la UNAM.
De esta manera, los grupos de choque empezaron a cobrar más fuerza ya que a los jóvenes que participaban como porros se les pedía generar violencia al servicio de “las autoridades universitarias y el gobierno”, comenta el investigador Ordorika.
En sus escritos, el también activista mexicano indica que las acciones delincuenciales, incluyendo robos y agresiones fueron fomentadas y empleadas con fines políticos.
A pesar de que tras el movimiento de 1968, los grupos porriles sirvieron para apaciguar a los estudiantes disidentes, así como para perpetrar agresiones, el “boom” de los porros es ubicado en la década de los 80.
Ordorika señala que a partir de este aumento de los grupos de choque se incrementó su relación con las actividades delictivas.
“El porrismo adquirió rasgos más violentos; se hizo más presente en muchas escuelas y facultades no sólo a través de actos de provocación, delación y control, sino también en actos puramente delictivos como robos y atracos, hostigamiento sexual y golpizas frecuentes”, señala sobre la evolución de estas organizaciones delictivas.
A pesar de esta situación, en la investigación el académico señala que el porrismo “siguió siendo cobijado y utilizado con fines políticos por autoridades de distintos tipos”, lo que le ha permitido convertirse en el brazo armado de los grupos vinculados a las autoridades universitarias, de acuerdo con Ordorika.
¿Quiénes son y cuáles son sus actividades?
El investigador José René Rivas define a los porros como los sujetos generalmente agresivos que tienen como principal función ejercer la violencia física y venderla al mejor postor, lo único que le importa es su remuneración.
Por su parte, Ordorika señala que “el porrismo está estrechamente ligado a la dinámica del movimiento estudiantil popular con el fin específico de golpearlo y controlarlo”, sin embargo, el dinero es un factor importante para su actuar.
Esto debido a que el investigador Hugo Sánchez Gudiño comenta que si bien, los porros actúan obedeciendo fines políticos, la principal motivación para acceder a cometer actos violentos es la remuneración que se les da por sus actividades.
“En México tenemos una amplia población joven que vive en condiciones difíciles. Los grupos de choque o de porros reclutan a esos jóvenes y les permite (…) tener dinero que en su condición de vida normal no tendría”, indica el investigador.
Bajo este beneficio, actúan los grupos de choque, quienes, según con testimonios de porros, son llamados por las autoridades para desestabilizar ciertos movimientos, tal como lo relató un miembro de esta organización para el diario Milenio.
“La dirección (escolar) va con los dirigentes de los porros y les dice ‘necesito que saquen a estos güeyes (chicos) de aquí’. Entonces vas y les avientas petardos, bombas molotov, más que nada para espantarlos”, dijo en la entrevista.
“Con la finalidad de aclarar el enfrentamiento de hoy al exterior del plantel, entre grupos socio organizados, se suspenden las clases del día de mañana, jueves 9 de mayo. Regresaremos a nuestras actividades normales, el lunes 13.
Agradecemos de antemano todo su apoyo y… pic.twitter.com/7Vn2SjkqD7— JORGE BECERRIL JB/8 (@MrElDiablo8) May 9, 2024
Cabe señalar que los porros se hacen llamar grupos estudiantiles y la palabra es una deformación de “porra”, como se conocía a las fraternidades universitarias que estaban al servicio de algún agente de la policía y tenían protección.