Quebrado
La maquinaria del PRI en el Distrito Federal es obsoleta. Sus principales líderes no la saben operar ni la pueden renovar. El partido enfrenta una deuda millonaria. Y otra batalla interna está a punto de estallar.
En ese contexto, la unción de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre como presidente del tricolor capitalino no augura una ruta clara para los priistas de cara a los comicios del 2015.
El primer problema que enfrenta la dirigencia es una deuda de más de 36 millones de pesos provenientes de laudos, rentas atrasadas y pago de servicios básicos.
Jonathan Villanueva
La maquinaria del PRI en el Distrito Federal es obsoleta. Sus principales líderes no la saben operar ni la pueden renovar. El partido enfrenta una deuda millonaria. Y otra batalla interna está a punto de estallar.
En ese contexto, la unción de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre como presidente del tricolor capitalino no augura una ruta clara para los priistas de cara a los comicios del 2015.
El primer problema que enfrenta la dirigencia es una deuda de más de 36 millones de pesos provenientes de laudos, rentas atrasadas y pago de servicios básicos.
En segundo lugar, deberá construir un puente de entendimiento entre los grupos que se disputan el poder entre ellos para operar los tan ansiados programas sociales del gobierno federal.
Y encima de todo, opera fracturado por las viejas rencillas entre el bloque de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y el que dirige la diputada local, María de los Ángeles Moreno.
La tarea no es sencilla. Sobre todo, cuando cada grupo busca reagrupar sus fuerzas, cuando nadie asume el costo de las deudas millonarias y cuando el contacto con el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI se ha perdido.
La deuda
La llegada de Cuauhtémoc Gutiérrez a la dirigencia del tricolor capitalino significó una revisión de las finanzas del partido y una auditoría sobre la gestión de todos los delegados especiales que nombró el CEN desde el 2000.
Los primeros resultados prendieron las señales de alarma. Una deuda de más de 36 millones de pesos que nadie está dispuesto a absorber y que tiene fecha de vencimiento.
Se trata de laudos vencidos por un monto superior a los 12 millones de pesos (por despidos injustificados y salarios caídos del personal que alguna vez trabajó para el partido).
De acuerdo con el presidente del PRI-DF, el resto de las deudas responde a la renta de los inmuebles donde se ubicaban los Comités Delegacionales y que dejaron de pagarse desde hace varios años.
“Después de que Manuel Aguilera era el presidente del partido, nadie volvió a pagar un peso en rentas y los servicios de agua, luz y telefonía. Solo de los servicios se debe un millón 400 mil pesos”, dice Gutiérrez.
En entrevista con Reporte Indigo, explicó que los pagos pendientes se tienen que hacer a fuerzas, pues se ha llegado al grado de que no se pueden realizar llamadas telefónicas desde las sedes del PRI-DF.
“Respecto a los inmuebles rentados, ya tuvimos que desalojar y buscar la forma de firmar un contrato con otros arrendatarios, ya que el funcionamiento de los Comités Delegacionales es de vital importancia”, asegura.
“El tema de fondo está en que las prerrogativas que recibe el partido ascienden a 4 millones 980 mil pesos mensuales, que son insuficientes para atender los pagos atrasados y asumir los nuevos compromisos”.
Por eso asegura que buscó a la dirigencia nacional del PRI para que absorbiera la deuda del partido en el Distrito Federal, ya que fueron los delegados especiales los que hicieron mal uso: en términos llanos, enviados del CEN.
Además, el primer diagnóstico de la nueva dirigencia señala que el inmueble central del partido está deteriorado, con muebles viejos y descompuestos, goteras, grietas y falta de pintura.
Para Cuauhtémoc Gutiérrez, el estado deplorable de los inmuebles afecta al ánimo de los priistas, que quieren ver una institución fuerte en todos los aspectos por lo que prepara una remodelación.
Como medida inmediata, busca reducir el gasto corriente para destinar todo el dinero posible a las estructuras delegaciones y al trabajo político-electoral.
“Financieramente el PRI-DF es un partido en números rojos; vamos a reestructurar las deudas y vamos a empezar a pagar paulatinamente las deudas, pero necesitamos el apoyo del Comité Ejecutivo Nacional.
Las auditorias de los últimos 13 años no han concluido y ponen énfasis en ejercicios como el del 2009, donde hay observaciones de faltantes hasta por 4 millones de pesos.
“No queremos adelantarnos, pero advertimos que donde encontremos serias irregularidades abriremos denuncias penales en contra de quien o quienes resulten responsables”.
Al preguntarle si estas medidas no generarán más crisis en el partido, el líder del PRI capitalino aseguró que no importan las consecuencias y que “se sancionará a quien resulte responsable”.
Al cúmulo de irregularidades se suma otra más: una lista de 42 aviadores identificados. Un ejemplo claro de que hay personas que no trabajan y siguen cobrando es la esposa de uno de los líderes territoriales, Arturo Barajas, que murió hace dos años y aún está en nómina.
Según las estimaciones de la actual dirigencia, el partido eroga más de 700 mil pesos mensuales en nóminas por lo que es necesaria una revisión a fondo.
Como ocurre con los aviadores, se han detectado organizaciones adherentes que reciben recursos a pesar de no tener un solo miembro ni trabajo político.
Las divisiones
Mientras terminan las auditorías, las fisuras políticas continúan. Por un lado, los afines a Gutiérrez de la Torre se apoderan de los puestos claves. Ya tienen la coordinación de la bancada priista en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), la dirigencia del partido y la representación en el Instituto Electoral capitalino.
Mientras tanto, los ex perredistas, como Adrián Rubalcava y Leticia Robles, tratan de construir su propia fuerza en el interior del tricolor, pero sin diálogo con el poderoso grupo de Cuauhtémoc Gutiérrez.
El líder del PRI-DF asegura que no están coordinados, a pesar de la disposición de todos los grupos, excepto el de María de los Ángeles, que comienza a reagruparse.
Sobre las versiones de los grupos de poder en torno a la supuesta operación de la nueva secretaria de Desarrollo Social del gobierno federal, Rosario Robles, en la ciudad capital, el dirigente tricolor las desmiente.
“No hay nada de eso, el gobierno federal tiene programas que valen la pena en el DF, pero no tienen estructura para operarlos y tampoco nos han ofrecido trabajar con ellos aquí, en la ciudad”.
Por último, detalla que las reuniones con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, se suspendieron y el PRI-DF es ahora un barco a la deriva.