De los últimos tres años, el 2022 es en el que se ha registrado una peor calidad de aire en la Ciudad de México.
Estadísticas de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) revelan que en este periodo que culmina ha habido un mayor número de días con aire sucio y más contingencias, en comparación con 2020 y 2021.
Cabe señalar que la contaminación atmosférica es responsable de causar males respiratorios como asma y alergias entre la población.
Información sobre esta problemática, disponible en el portal de Calidad del Aire de la Sedema, señala que se han presentado seis contingencias ambientales en el lapso que comprende de enero al 6 de diciembre de 2022.
Una contingencia ambiental es el conjunto de medidas que las autoridades toman para proteger a los habitantes de cierta área cuando la contaminación puede poner en riesgo su salud y se declara cuando la concentración de alguna sustancia en el aire supera los 150 puntos en el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA).
Los datos de la Sedema señalan que en 2021 hubo cinco contingencias ambientales; mientras que en 2020, año en el que tuvo lugar el confinamiento por la pandemia de COVID-19 en todo el territorio nacional, solo en una ocasión hubo mala calidad del aire, lo que obligó a declarar una contingencia.
17:00 h, el #ÍndiceAIREYSALUD reporta en la #CDMX y su zona conurbada #CalidadDelAire de MALA a ACEPTABLE con un riesgo a la salud de ALTO a MODERADO.#SIMAT_CDMX pic.twitter.com/KoH5oGIjD4
— Calidad del Aire (@Aire_CDMX) December 6, 2022
Contaminación, mal cotidiano
Hasta el 6 de diciembre del año en curso, solo en 110 días se ha tenido registro de una calidad del aire buena, el 30 por ciento del tiempo transcurrido.
A su vez, los datos de la Sedema revelan que, durante todo 2021, hubo un total de 141 días, el 38 por ciento del año, con una calidad del aire buena, con valores de contaminación por debajo de los 100 puntos IMECA.
Lo anterior indica que, si la tendencia de contaminación continúa en los días restantes de 2022, será el año más contaminado que los dos anteriores.
Además, para la misma fecha de diciembre, la capital del país tiene menos días limpios que el Estado de México: la entidad vecina de la capital acumula un total de 128 días con buena calidad del aire.
09:00 horas, el #ÍndiceAIREYSALUD reporta, en #Coacalco #Iztapalapa #Tláhuac y #Tlalnepantla la #CalidadDelAire es ACEPTABLE el riesgo a la salud es MODERADO. En el resto de la #ZMVM es BUENA, el riesgo es BAJO.#SIMAT_CDMX pic.twitter.com/bvdsUs52vD
— Calidad del Aire (@Aire_CDMX) December 5, 2022
Las repercusiones de la mala calidad del aire
Anualmente, 249 mil personas fallecen por enfermedades atribuibles a la mala calidad del aire en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De esa cifra, 83 mil muertes prematuras tienen relación con la contaminación del aire debido al uso de combustibles sólidos en las viviendas.
En ese sentido, los padecimientos en la salud relacionados con la mala calidad del aire son el cáncer pulmonar, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma, afectaciones del crecimiento pulmonar, mortalidad prematura y aumento de muertes por enfermedades cardiovasculares, señala el boletín “Efectos a la salud por la contaminación del aire ambiente”, de la Secretaría de Salud del Gobierno de México.
Daniel Chávez Enríquez tiene 38 años de edad, desde hace siete cambió su domicilio del Estado de México a la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, y es una posible víctima de la contaminación atmosférica.
Hasta hace un año, Daniel no tenía antecedentes de asma o sinusitis, pero para 2022 la situación cambió: “En abril hubo una contingencia por contaminación, yo la ignoré porque en otras ocasiones salía y no pasaba nada”.
Sin embargo, relata que los días posteriores a la medida impuesta por las autoridades, tuvo una alergia sin explicación.
“Desperté un día y resultó que tenía una especie de gripe rara porque no me sentía cansado o con ardor de garganta, solo con muchos estornudos y congestión nasal”, expresa.
Al otro día, la alergia de Daniel desapareció y creyó que posiblemente se trataba de un resfriado o de la popularmente conocida como “gripe de verano”; pasó mayo y, en junio, los síntomas de alergia regresaron, pero de manera recurrente.
“Desde la segunda semana de junio, empecé a tener por lo menos cada siete días alergia. Al otro día de que tenía el escurrimiento nasal y los estornudos me sentía mal porque me quedaba adolorida la espalda”, declara.
Para tratar los síntomas de la reacción alérgica, Daniel tomaba Loratadina y pastillas de Andantol; no obstante, su efecto era mínimo.
En agosto de 2022, durante la temporada de lluvias, la situación mejoró para Daniel y apenas en dos ocasiones tuvo la alergia, pero en septiembre, después de las fiestas patrias, el hombre tuvo los síntomas durante dos días y fue cuando decidió ir al doctor.
“Quería que me dieran algo porque, si no, es incapacitante; era muy molesto no poder hacer nada para evitarlo”, dice.
Hasta ese momento, Daniel no sospechaba que podría ser la contaminación la causante de su malestar.
Al ser un trabajador independiente, el paciente acudió a un doctor privado, quien le dijo que todo parecía indicar que su sistema respiratorio podría ser más sensible a la mala calidad del aire.
“El médico me dijo que este tipo de alergias eran recurrentes en la ciudad por la contaminación, pero que muchas personas no le prestan atención y se dejan, pero puede empeorar. Me explicó que la exposición prolongada a los contaminantes es lo que causa la alergia y conforme pase más tiempo se agrava”, comenta.
Por lo que el médico le recomendó que, para evitar la alergia, revisara el reporte del estado de la calidad del aire en las redes sociales del Gobierno capitalino y, de haber contingencia ambiental, evitara salir o usara cubrebocas.
“Sentir esos malos efectos de la contaminación te hace más consciente de que la capital y los coches que atascan las calles le hacen mucho mal al ambiente”, afirma.
A pesar de lo anterior, por el momento Daniel no buscará atención especializada para tratar sus alergias porque no cuenta con los recursos ni el tiempo para hacerlo; además, porque, desde que ya sabe qué puede causar su malestar, ha tomado medidas preventivas y su situación ha mejorado.
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