El día de ayer se cumplieron cuatro años del asesinato de los estudiantes Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, a manos de elementos del Ejército, hecho que recuerda la vergonzosa serie de contradicciones y confusiones.
Tras el homicidio, aquella madrugada del 19 de marzo de 2010, el Tecnológico de Monterrey informó al principio que los alumnos de excelencia no pertenecían a la comunidad de esa institución educativa.
La reacción inicial de las autoridades académicas fue la de negar un hecho que había ocurrido en uno de los accesos más circulados del campus, ubicado entre las avenidas Eugenio Garza Sada y Luis Elizondo.
“Ningún integrante de nuestra comunidad de estudiantes, profesores o empleados resultó afectado”, informó la universidad en el primer y breve comunicado sobre el tiroteo.
Las actividades dentro de la Casa de Estudios continuaron con normalidad y tendría que transcurrir un día completo para que se retractara de esa postura el entonces rector del sistema Tecnológico de Monterrey, Rafael Rangel Sostmann.
El académico emitió otro comunicado el 20 de marzo siguiente en el que confirmaba que, en efecto, las personas fallecidas sí eran dos estudiantes de la universidad y que habían sido reconocidos en el Servicio Médico Forense del Estado.
“He sido informado que Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, ambos alumnos de posgrado de esta institución, han sido reconocidos por sus familiares”, admitió.
“Por lo anterior, pido una disculpa pública y me hago responsable de haber emitido información que resultó no ser correcta”.
Sostmann aseguró que el comunicado inicial se basaba en datos proporcionados por el entonces procurador del Estado, Alejandro Garza y Garza, al exrector del campus Monterrey, Alberto Bustani, que resultaron erróneos.
La versión original del Ejército fue que ambos alumnos portaban armas y viajaban en la camioneta de un grupo de la delincuencia organizada que agredió a los militares, en la zona aledaña del Tecnológico de Monterrey.
Luego se manejó que ambos habían sido víctimas del fuego cruzado, pero de acuerdo con los dictámenes forenses, los dos presentaron heridas de bala a corta distancia y lesiones en el rostro mientras aún estaban con vida.
La investigación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos concluyó que la posición de los cuerpos de los estudiantes fue alterada por miembros del Ejército, los cuales les colocaron armas para aparentar que eran delincuentes.
La muerte de los alumnos del Tecnológico de Monterrey derivó en la recomendación número 45/2010 por parte de ese organismo protector.
Ayer, la Asamblea Estudiantil Tec realizó una conmemoración pacífica cultural en el Parque Tecnológico, ubicado en las inmediaciones de la institución educativa, para recordar a los estudiantes caídos hace cuatro años.