Pueblos sin magia
Aun cuando nació con la intención de impulsar el turismo regional, el programa de la Secretaría de Turismo “Pueblos Mágicos”, no ha causado el impacto económico esperado.
Las quejas de prestadores de servicios y de los propios alcaldes apuntan a un presunto abandono de las autoridades hacia ese proyecto.
A 15 años de su nacimiento, el programa “Pueblos Mágicos” cuenta con un padrón de 111 localidades que reciben fondos especiales para la promoción de sus atractivos locales.
J. Jesús Lemus
Aun cuando nació con la intención de impulsar el turismo regional, el programa de la Secretaría de Turismo “Pueblos Mágicos”, no ha causado el impacto económico esperado.
Las quejas de prestadores de servicios y de los propios alcaldes apuntan a un presunto abandono de las autoridades hacia ese proyecto.
A 15 años de su nacimiento, el programa “Pueblos Mágicos” cuenta con un padrón de 111 localidades que reciben fondos especiales para la promoción de sus atractivos locales.
Este año, la Secretaría de Turismo ha destinado un presupuesto de casi mil millones de pesos para promover esos sitios.
Sin embargo, de ese presupuesto no se sabe mucho en los ayuntamientos de los “Pueblos Mágicos”, a donde solo les llegan apoyos ocasionales para alguna actividad de promoción cultural, según lo ha reclamado el alcalde de Tzintzuntzan, Michoacán, Elesban Aparicio Cuiriz.
En Tzintzunzan hay molestia entre los pobladores, reconoce el encargado del programa, José Luis Campos Estrada.
Asegura que desde que se dio el nombramiento oficial, no se han registrado cambios en la infraestructura urbana ni en la imagen de esa localidad, donde todo sigue ejecutando con fondos propios de la presidencia municipal.
Lo mismo pasa en Huamantla, uno de los dos “Pueblos Mágicos” con que cuenta el estado de Tlaxcala, donde el presidente José Alejandro Aguilar López, insiste ante la tesorería del estado la entrega de fondos que no aterrizan de manera suficiente.
En Huamantla se reconoce que las labores de difusión de esa localidad como “Pueblo Mágico” efectivamente la realiza la Secretaría de Turismo del Gobierno federal, pero no se les han entregado fondos para el manejo directo de las actividades que propone la misma presidencia municipal.
La totalidad de los fondos destinados a la promoción de esas entidades turísticas aterrizan primero en las secretarías de turismo de los Gobiernos estatales, en donde se dispone de los fondos etiquetados de manera discrecional.
Una muestra del manejo de recursos federales que no se aplican de manera puntual al programa de “Pueblos Mágicos”, son las observaciones que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la cuenta pública del 2014.
Allí el órgano fiscalizador federal encontró que el estado utilizó fondos que irían al programa de “Pueblo Mágico” de Coscomatepec para otras partidas presupuestales, con lo que se dejó de apoyar la promoción turística del lugar, dejando de lado los proyectos planteados por la propia Secretaría de Turismo.
Encuentran desvíos en los estados
Pero no siempre la falta de recursos para los “Pueblos Mágicos” obedece al aparato burocrático de los gobiernos de los estados. A veces es la corrupción en ese mismo nivel administrativo la que evita que los fondos sigan fluyendo de manera confiada desde el Gobierno federal.
El caso más evidente es que quedó al descubierto en Taxco, Guerrero, donde la ASF encontró un quebranto por casi 5 millones de pesos, luego que una parte del fondo de “Pueblos Mágicos” se aplicó, por decisión del Gobierno estatal, en obras que no existen en el Museo Nacional de Platería y en el Centro de Convenciones de esa localidad.
Frente a esa situación, el alcalde de Taxco de Alarcón, Omar Flores Majul, reconoció la posibilidad de que esa localidad pueda perder su condición dentro del programa de “Pueblos Mágicos”. Por ello ha solicitado la intervención de la autoridad judicial para que se sancione a los responsables del mal manejo de los fondos de promoción turística.
En el estado de Guanajuato se ha acusado al Gobierno estatal de haber utilizado el fondo de los “Pueblos Mágicos” para aplicarse en otros programas locales, entre ellos el de equipamiento urbano, donde los montos aplicados en los municipios de Dolores Hidalgo, Jalpa, Mineral de Pozos, Salvatierra y Yuriria, son los mismos que destinó el Gobierno federal para la promoción turística.
También ocurrió lo mismo en el estado de Hidalgo, en donde parte de los recursos destinados a la promoción turística de Huasca de Ocampo, Huichapan, Mineral del Chico, Real del Monte y Tecozautla, se invirtieron en programas de alcantarillado, drenaje y alumbrado.
Una fuente de dinero
El programa de promoción turística que fue creado en la administración del presidente Vicente Fox, para motivar el turismo en los pueblos con atributos simbólicos y una belleza arquitectónica propia, fue replanteado en el 2014, al considerar que la mayoría de las localidades integradas en ese proyecto no cumplían con los requisitos.
En su momento, la propia Secretaría de Turismo reconoció que al menos el 60 por ciento de los pueblos catalogados como “Mágicos” no cumplían con la norma “de ser pueblos muy antiguos, con historia y cultura propia, ser protagonistas de hechos trascendentales y leyendas, pero sobretodo, tener una cotidianidad intacta”.
Tras el replanteamiento del programa “Pueblos Mágicos”, el Gobierno federal no solo no retiró los títulos a los pueblos que no cumplían con las condiciones para estar dentro de esa categoría, sino que se entregaron más nombramientos, siempre a iniciativa de los Gobiernos estatales. A la fecha no hay un solo estado del país que no tenga “Pueblos Mágicos”. A todos los Gobiernos estatales les conviene esa categoría, porque les representa el ingreso permanente de recursos de la federación, mediante la promoción del turismo local, mismos fondos que son administrados por las tesorerías estatales.
Pero no importa quién administre los fondos. La instalación de la figura de los “Pueblos Mágicos” es funcional, dijo el presidente de la asociación civil de Pueblos Mágicos de Michoacán, Víctor Báez Ceja, alcalde de Pátzcuaro, quien reconoció que ese título ayuda a promover el turismo y a mejorar la infraestructura de servicio para los visitantes, lo que también impacta en los pobladores locales con más empleo, más seguridad y mejores servicios públicos.