Las propuestas culturales de los presidenciales, volátiles y viejas

Los candidatos presidenciales Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez presentaron sus propuestas, pero especialistas señalan falta de innovación y concreción
Abida Ventura, Karina Corona y José Pablo Espíndola Abida Ventura, Karina Corona y José Pablo Espíndola Publicado el
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Las candidatas y el candidato a la presidencia, Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruiz y Jorge Álvarez Máynez han presentado sus respectivas propuestas culturales, buscando destacar en un ámbito fundamental para la identidad y el desarrollo nacional.

Cada uno designó, desde el inicio de la campaña, a sus representantes culturales, quienes se han encargado de diseñar sus propuestas en la materia.

Del lado de la coalición Sigamos Haciendo Historia hay un equipo conformado por Regina Orozco, Ana Francis Mor y Susana Harp, mientras que Fuerza y Corazón por México eligió a  Consuelo Sáizar, y Movimiento Ciudadano a Ruth Alejandra López. Ellas son el rostro de estas promesas que buscan atraer el voto de un sector tan productivo como diverso.

Sin embargo, según expertos en la materia y creadores, tales propuestas carecen de innovación, son poco transgresoras y, en muchos casos, recurren a un discurso recurrente o reciclan ideas del pasado.

El investigador y analista del sector Eduardo Cruz Vázquez dice que ninguna de las tres propuestas culturales contiene algo trascendental. Ve, más bien, continuidad del proyecto actual e ideas que buscan enmendar cosas que ya se han hecho.

“Si me preguntas si hay algo sumamente relevante, innovador, disruptivo, que plantea una visión complementaria, pero distinta a lo que hasta ahora se ha vivido, pues no, no la hay, no la advierto”, sostiene el también periodista.

Por un lado, comenta el fundador del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU), las propuestas de la Coalición Sigamos Haciendo Historia se enfocan en darle continuidad a programas estrella de la actual administraciónarticular políticas y servicios de la Ciudad de México con los de la Federación, como los Pilares, y promete resolver situaciones que el sector arrastra desde hace varios años, como las pésimas condiciones laborales de cientos de trabajadores.

Por otro lado, añade, las propuestas de la coaliciónFuerza y Corazón por México” apuntan más a querer enmendar y corregir lo que se ha hecho o dejado de hacer, tomando como base un “catálogo de emergencias”, impulsado por la representante de esa plataforma política, Consuelo Sáizar.

En ese decálogo de compromisos está el lograr, a partir de 2025,  “el mayor presupuesto de la historia” para el sector, iniciando con 25 mil millones de pesos, los cuales aumentarán cada año.

Esto, dice el analista, es una suerte  de promesa para “ponerse al corriente” con el presupuesto del sector, el cual ha disminuido considerablemente en este sexenio, pero que ya había sufrido una baja desde 2016, con recortes a los recursos etiquetados que otorgaba la Cámara de Diputados a proyectos culturales en todo el país.

En esa terna, Movimiento Ciudadano tampoco parece incluir ideas inéditas a sus propuestas, pues algunos de sus puntos fuertes, como la creación de bonos culturales para estudiantes y becados, ya existen, pero no se han llevado a la práctica. Además, otra de sus atractivas propuestas, como asignar el 1 por cieno del PIB al sector, en realidad, son inviables.

“Ya se ha dicho hasta el cansancio que no es ninguna recomendación de la UNESCO y que eso es imposible. ¿Sabes lo que es el 1 por ciento del PIB? Son miles de millones de pesos que ni siquiera podría manejar una institución”, dice el analista.

Pide reingeniería total del sector

Impulsar industrias creativas, crear escuelas de  artes, invertir en infraestructura son algunas de las coincidencias de estas tres propuestas. Sin embargo, siguen siendo “restituciones o nuevos giros a políticas que han estado permanentes”, cuestiona Cruz Vázquez, quien considera que algo verdaderamente disruptivo implicaría emprender una reforma absoluta de las instituciones culturales y apostar por una política de desarrollo cultural, donde se integre también a otros actores, como empresas y sociedad civil.

“Hay que reconocer que necesitamos políticas de desarrollo cultural, una reforma total de las instituciones y entender que la Secretaría de Cultura no dejó de ser un Conaculta Plus y que, a pesar de su juventud, ya mostró que no es un modelo ideal para apalancar nuevas políticas de desarrollo”, plantea.

El analista señala la falta de “una visión integral del sector”, ya que en ninguna de las tres propuestas parece haber “algún guiño convincente o una actitud diferente a las organizaciones de la sociedad civil, para que participen en el desarrollo de la cultura”.

“Se sigue con estos términos de estímulos fiscales, como si entre más se repitan, van a estimular más a la comunidad para que voten por ellos”, enfatiza.

Patrimonio arqueológico: desafíos y corrupción

En el contexto político actual de México, el tema del patrimonio arqueológico adquiriere una importancia destacada, especialmente en vista de las elecciones. La candidata a la presidencia Claudia Sheinbaum Pardo sitúa este tema como uno de los pilares fundamentales de su agenda política, a diferencia de los otros, como Xóchitl Gálvez Ruiz, que apenas lo menciona en sus propuestas.

Sin embargo, críticos como el antropólogo y Doctor en Historia y Derecho, Bolfy Cottom argumentan que sus propuestas adolecen de falta de profundidad y concreción. Esto pone de relieve la necesidad de un enfoque más integral y sustancial para afrontar los desafíos que enfrenta el patrimonio arqueológico en México.

Por otro lado, una preocupación constante, a decir de Cottom, son las promesas incumplidas de administraciones pasadas, particularmente en lo relacionado con el tráfico ilegal de bienes culturales.

Mientras el tema del patrimonio arqueológico cobra vital importancia en las propuestas de Sheinbaum, apenas es mencionado por Gálvez. Foto: Especial

De acuerdo con las últimas cifras brindadas por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en México se ha logrado recuperar más de 13 mil bienes culturales durante la administración presidencial actual.

Bolfy Cottom observa que este problema tiene que ver con algo más estructural, es decir, con la legalidad y con la ética de los funcionarios, en este caso por parte, primero, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

“Es un problema muy viejo y francamente continuará porque se tendría que resolver a través de diversas instituciones, de la aplicación de sus leyes; otra parte es responsabilidad de la comunidad internacional. Ahí no hay tantas certezas porque implica todo un entramado jurídico.

“Será un problema siempre, porque es una epidemia de la corrupción y de funcionarios y personas interesadas en seguir y traficar con esto; se ha demostrado que está vinculado con el crimen organizado”, expone.

Por otro lado, agrega que el tráfico de bienes bibliográficos y de expedientes está fuera de control, una situación que es dramática, aún a pesar de que se ha avanzado en el trabajo internacional.

Trabajo en condiciones precarias

El tema de la preservación, del cuidado, conservación y la vigilancia de sitios y zonas de monumentos arqueológicos, agrega, es un problema laboral grave que no termina de resolverse. Tiene que ver con la subcontratación de trabajadores que se encargan de desempeñar un papel relativo a los sitios arqueológicos.

En diversas regiones de México, incluyendo el norte del país, Chiapas y la península, se está enfrentando una crisis en la preservación de sitios arqueológicos. El crimen organizado no sólo controla territorios, sino que también interviene en movimientos sociales, algunos de los cuales buscan administrar los sitios arqueológicos por sí mismos.

La falta de recursos y atención gubernamental ha llevado al abandono de escuelas, museos y la disminución del presupuesto para la investigación y la enseñanza. La situación se agrava con el cambio de gobierno, que tiende a repetir los mismos errores y promesas vacías.

“Los museos también están abandonados. No hay personal para poder acceder a una sala, porque no hay recursos. Se olvidaron de las exposiciones internacionales. El patrimonio cultural es una trampa, nos lo presentan con una visión muy reduccionista, muy pobre, diría yo. Y parece ser que el patrimonio cultural sólo fuera lo arqueológico”, opina.

Sobre la política de Sáizar

De acuerdo con Bolfy Cottom, las propuestas de Consuelo Sáizar, encargada de Cultura en la campaña de Xóchitl Gálvez, son excluyentes. Además, critica la falta de diversidad de voces y denuncia la formación de círculos cerrados en su entorno.

“Admito que dice cosas interesantes, como el asunto de devolver la dignidad y terminar en la mercantilización de la cultura, pero eso es muy pobre, porque estamos convirtiendo a la cultura en una mercancía. Están interesados en el mentado patrimonio inmaterial, porque les reditúa turísticamente y no se profundiza en las condiciones de trabajo para los artesanos”, destaca Cottom.

La importancia de la seguridad social

A pesar de su contribución significativa a la cultura y la economía del país, muchos artistas se enfrentan a una precariedad laboral que se ve agravada por la ausencia de seguridad social y prestaciones laborales básicas.

En México, una gran parte de los artistas trabaja de manera independiente o en proyectos temporales, lo que dificulta su acceso a beneficios como seguro médico, prestaciones, y otros derechos laborales.

Los tres candidatos a la Presidencia de México consideran el tema dentro de sus propuestas en materia cultural: Jorge Álvarez Máynez dice que se deberían quitar las cuotas patronales para que los artistas tengan acceso a servicios médicos, Xóchilt Gálvez promete seguridad social para todas y todos los trabajadores y agentes de arte y la cultura, y Claudia Sheinbaum afirma que impulsará la remuneración justa para artistas, para que puedan desarrollar su actividad y tengan seguridad social.

Si bien el tema está dentro de las propuestas de los candidatos, ninguno marca líneas de acción que beneficien al sector cultural, que trabaja de manera independiente o en empleos temporales. Foto: Especial

Sin embargo, no dan mayores detalles sobre las acciones que ejecutarán para lograr el objetivo y saldar esta deuda pendiente que los gobiernos han tenido con la comunidad cultural.

Octavio Jiménez, autor de cómics, ilustrador e infografista, y quien durante años perteneció al colectivo “No vivimos del aplauso, reconoce que durante este sexenio hubo dos iniciativas que intentaron subsanar el problema.

Por un lado, el Estímulo para la incorporación voluntaria al régimen obligatorio del Seguro Social de agentes culturales independientes, iniciativa de la que forma parte; y la otra el Régimen Simplificado de Confianza (RESICO), que implementó el SAT.

Sobre RESICO dice que no está seguro de si alguna de las propuestas que lanzaron desde “No vivimos del aplauso” ayudó a que se implementara este régimen fiscal que apoya a los trabajadores con ingresos irregulares a tributar con tasa muchísimo más amables, por decirlo de alguna manera.

Como ilustradores, explica, no tienen ningún derecho más allá de la paga, no solamente con convocatorias, sino con otros editoriales y otros servicios que se hacen, por lo que él le pediría a los candidatos y a sus equipos de cultura trabajar propuestas y delinear acciones que tengan que ver con las formas de contratación.

La mayoría de los contratos laborales son temporales y carecen de las protecciones necesarias, lo que deja a los artistas en una posición vulnerable. Esta informalidad también dificulta la organización y la defensa de los derechos laborales, ya que muchos no están afiliados a sindicatos o asociaciones profesionales que puedan abogar por mejores condiciones laborales.

Avances en la Ley

En febrero de este año, el Senado de la República aprobó por unanimidad reformas significativas a la Ley Federal del Trabajo (LFT) para proteger los derechos laborales de las personas que laboran en el ámbito artístico, actoral y musical.

Las modificaciones al Capítulo XI de la LFT, ahora titulado “Personas trabajadoras del arte en general, actores y músicos”, representan un reconocimiento esencial a la diversidad y la importancia de estos profesionales en la cultura mexicana.

El artículo 304 ha sido ampliado para definir claramente los perfiles de aquellos sujetos a esta Ley, abarcando una amplia gama de trabajadores artísticos. Esta definición incluye a actores de teatro, radio, cine y televisión, artistas circenses, titiriteros, coreógrafos, músicos, escenógrafos, escritores y otros creadores que desempeñan sus actividades en diversos espacios como teatros, estudios de grabación y plataformas digitales.

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