Promesas sin cumplir
Ante la posible deportación de cientos de miles de personas, el gobierno de México advirtió que comenzaría a tomar medidas para poder atenderlos
Ernesto SantillánDesde que Donald Trump llegó al poder hace un año la incertidumbre que viven los dreamers y los migrantes se ha elevado a niveles nunca antes vistos.
En septiembre pasado el actual presidente de Estados Unidos comenzó a tramitar la cancelación del programa DACA, el cual se implementó durante el gobierno del expresidente Barack Obama para brindar a los migrantes ciertos beneficios, como acceso a educación, trabajo y evitar que fueran deportados.
Sin el DACA, todas las personas que llegaron a EU de manera ilegal durante su infancia y que han pasado toda su vida como ciudadanos norteamericanos perderían todos sus beneficios y comenzarían a darse deportaciones masivas para regresarlos al país que los vio nacer.
La cancelación del programa que protege a cerca de 800 mil jóvenes migrantes, de los cuales más del 75 por ciento nacieron en México, está fechada para la primera quincena de marzo del 2018.
El debate en el Congreso norteamericano para tratar de evitar la terminación del programa se encuentra en curso, de hecho, la discusión está contemplada como uno de los puntos dentro de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el cual también está en la cuerda floja.
Ante la posible deportación de cientos de miles de personas, el gobierno de México anunció que comenzaría a tomar medidas para poder atender a toda la población que fuera enviada de regreso.
Algunas de las promesas que realizaron las autoridades mexicanas fueron ayudarles a conseguir trabajo a los deportados, facilitar los trámites para la revalidación de sus estudios, brindarles asesoría jurídica y una identificación legal para que pudieran realizar todos sus trámites.
De todos estos puntos ninguno se ha cumplido a cabalidad.
Diversas organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles y expertos en la materia que se han dedicado a brindar su apoyo a este sector de la población que ha quedado en un estado de indefensión total han sido testigos de la falta de apoyo por parte de las instituciones mexicanas, como la Secretaría de Gobernación, de Educación, de Relaciones Exteriores y del Instituto Nacional Electoral principalmente.
Israel Concha, uno de los representantes de la asociación civil New Comienzos asegura que de cancelarse el programa de Acción Diferida el gobierno mexicano no cuenta con las capacidades ni las herramientas para atender a los cerca de 600 mil dreamers que estarían en riesgo de ser repatriados.
Israel también asegura que todas las promesas hechas por el gobierno han sido ignoradas.
“Cuando Aurelio Nuño era secretario de Educación, él y su subsecretario Salvador Jara aseguraron que darían mil plazas a los dreamers para que pudieran convertirse en maestros de inglés. A la hora de dar los resultados de la convocatoria nos dimos cuenta que ninguna de las personas repatriadas fueron elegidas. Los únicos que al día de hoy nos han apoyado con el tema del empleo son los call centers”, asevera.
“Lo único que se les da a su llegada es un papel que se llama hoja de repatriación, la cual en teoría funcionaría como identificación oficial, sin embargo, en la realidad ese documento no lo aceptan en ningún lado: ni en el banco, ni en las escuelas, ni las inmobiliarias en caso de que se quiera rentar una vivienda”.
El representante de New Comienzos también explica que no se ha designado un presupuesto a nivel federal para apoyar a los dreamers y al resto de los migrantes, otra de las promesas que se les hizo y que quedó sólo en palabras.
“Necesitamos que el gobierno se acople a las necesidades de los dreamers y no viceversa. Nos hemos dado cuenta que para los políticos de ambos lados de la frontera sólo somos piezas de ajedrez y no toman en cuenta que están jugando con nuestras vidas”, dice Israel Concha.
Por su parte, Rodrigo Domínguez, académico de la Universidad de Massachusetts y quien se ha dedicado a estudiar el fenómeno migrante en México y Estados Unidos, explica que a diferencia del método de deportación que se utilizaba durante el mandato de Barack Obama, en el cual había prioridades a la hora de sacar del país a quienes no cumplían con el reglamento migratorio, con Trump no hay diferencias.
“Con Obama a los que siempre deportaban primero era a quienes tenían un récord criminal, con Trump eso ya no importa. Pudiste haber sido un ciudadano ejemplar toda la vida y aún así las posibilidades de ser repatriado son las mismas que si eres un inmigrante que se ha dedicado a cometer ilícitos”, explica.
El académico también resaltó la falta de apoyo por parte del consulado mexicano y del Instituto Nacional de Migración, cuya ayuda ha sido prácticamente nula.
La falta de medidas ha puesto a los dreamers y a los migrantes en una posición extremadamente complicada, pues al ser repatriados muchos de ellos pierden contacto con sus familiares, sus negocios se van a la quiebra e incluso se quedan sin casa, quedando en un instante en situación de calle.
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