Ante el creciente uso de vapeadores y cigarros electrónicos, el debate sobre prohibirlos o regularlos se intensifica en México. Foto: Especial

¿Prohibir o regular? El dilema de los vapeadores en México

Especialista explica cómo la prohibición del vapeo es una mala estrategia para proteger la salud pública

El uso de vapeadores y cigarrillos electrónicos en México ha crecido rápidamente en los últimos años, especialmente entre adolescentes y mujeres jóvenes, alarmando a las autoridades de salud. Según la más reciente Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, alrededor de cinco millones de mexicanos han probado un vapeador, y cerca de un millón son usuarios habituales.

En México, prohibir estos productos novedosos ha fomentado inadvertidamente un próspero mercado negro y expone a los consumidores a productos inseguros sin ningún tipo de control o supervisión, que ponen en riesgo a sus consumidores.

El Senado se prepara para votar una reforma constitucional que busca prohibir el uso de vapeadores en el país. Este contexto ha generado un debate entre quienes apoyan la prohibición total y quienes promueven una regulación estricta.

Para el doctor Jesús González, especialista en salud pública, la prohibición sin un marco regulatorio adecuado no solo es ineficaz, sino que puede agravar los problemas asociados al consumo de vapeadores.

“El ideal es no consumir vapeadores, especialmente en menores. Los efectos principales son respiratorios y cardiovasculares, con riesgos como cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y accidentes cerebrovasculares”, explica González.

Diseñados para administrar nicotina mediante sistemas electrónicos, estos dispositivos contienen aditivos y sustancias tóxicas que incrementan los riesgos para la salud; sin embargo, Irene Treviño Frenk, médico especialista en medicina interna y neurología, explica la parte positiva de usarlos.

“En personas con dependencia a la nicotina, el uso de dispositivos que sirven como alternativas al cigarrillo ha atenuado su exposición a químicos nocivos derivados de la combustión del tabaco. Su utilización es una estrategia útil para atenuar los riesgos a la salud respiratoria y cardiovascular, así como disminuir el riesgo de cáncer y de enfermedades neurológicas y de discapacidad”, comenta Treviño Frenk.

Regulación vs. prohibición, ¿qué funciona mejor?

“El prohibir no resuelve el problema, lo incrementa. La historia nos lo demuestra, como ocurrió con la prohibición del alcohol en Estados Unidos durante el siglo XX, que derivó en mercados negros y mafias”, señala el doctor González.

La experiencia internacional respalda esta visión. Países como Brasil y Argentina han prohibido los vapeadores, pero sus mercados ilegales prosperan. En contraste, el Reino Unido implementó un enfoque regulatorio que ha logrado reducir la morbimortalidad asociada al consumo de tabaco y vapeadores, estableciendo normas claras para su fabricación, distribución y venta.

En México, los vapeadores se encuentran fácilmente en mercados informales, a pesar de la prohibición. “Incluso afuera de los hospitales puedes encontrar estos productos. Esto demuestra que nuestras leyes, aunque bien intencionadas, no se cumplen”, advierte González.

La prohibición ha dejado en total desamparo a los consumidores, incurriendo en la omisión de ofrecer información y respaldo científico al respecto de muchos de los productos que se comercializan; una regulación sanitaria sentaría bases de: contenido, fabricación, comercialización y publicidad.

El especialista también alerta sobre las consecuencias negativas de una prohibición mal implementada, como el aumento del mercado negro y la criminalización de los usuarios. “Equiparar los vapeadores con drogas como el fentanilo es un error. Son mercados y procesos adictivos completamente distintos”, afirma.

“Una regulación efectiva permite identificar quién compra estos productos y en qué cantidad, facilitando campañas preventivas y controles más dirigidos.”
Jesús Gonzálezmédico especialista

Además, la falta de regulación representa un problema fiscal significativo: el comercio ilegal de vapeadores y cigarros evade hasta 12 mil millones de pesos al año, según estimaciones del especialista.

México enfrenta un desafío complejo en la lucha contra el tabaquismo y el vapeo. La evidencia sugiere que una regulación estricta, bien implementada, es más efectiva que una prohibición total. Al aprender de experiencias internacionales y fortalecer la capacidad regulatoria, el país podría proteger mejor la salud pública y reducir las consecuencias negativas del consumo de estos productos.

La pregunta es si las autoridades estarán dispuestas a avanzar hacia una regulación integral que beneficie tanto a los usuarios como a la sociedad en general.

Los pilares de una regulación efectiva

  • Control de puntos de venta: Limitar la comercialización a establecimientos regulados, evitando su venta en mercados informales.
  • Registro de compradores: Exigir identificación oficial para evitar la compra por menores de edad.
  • Regulación de fabricación: Establecer estándares claros sobre los aditivos permitidos en los vapeadores.
  • Impuestos especiales: Utilizar gravámenes para financiar campañas preventivas y detección temprana de enfermedades.
  • Fortalecimiento sanitario: Brindar herramientas a las autoridades para sancionar la venta ilegal.
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