A lo largo de los últimos 10 años México ha estado en un permanente desarrollo de la democracia, sin embargo, para no perder lo logrado, el esfuerzo debe ser continuo.
En el 2010, por ejemplo, en el país no estaban reguladas las candidaturas independientes, hoy, existe un gobernador que llegó al cargo bajo esa bandera y está por concluir su mandato.
De igual forma, se han logrado avances en materia de paridad de género al interior de los partidos políticos y en las candidaturas que éstos proponen a la ciudadanía.
Sin embargo, a pesar de los logros, aún hay múltiples retos por enfrentar de los cuales depende que la democracia continúe su progreso, advierte el Índice de Desarrollo Democrático de México (IDD-MEX 2010-2020).
“La violencia, los narcoproblemas, la pobreza, la desigualdad, la falta de equidad de género y de oportunidades, de una educación y un sistema de salud universal de calidad, de fuentes de trabajo en cantidad y calidad suficientes, un buen clima de inversiones y una economía potente son sólo los principales problemas para un sistema institucional débil y una economía ahora empobrecida por los efectos de la pandemia”, revela el estudio.
Al respecto, Jorge Arias, director de PoliLat y Autor principal del IDD-Mex, explica que la democracia es un derecho que no se debe dar por sentado, pues para alcanzar la plenitud del mismo, las instituciones y la sociedad deben ir evolucionado, proceso que las autoridades, así como la ciudadanía, deben cuidar y vigilar que se respete.
“A partir de ahí, empieza un trayecto cuyos matices dependerán de la cultura, las circunstancias, los desafíos y las realidades particulares, e incluso de cada realidad regional al interior del plano nacional”.
Región desigual
Los principales problemas que enfrenta México en sus 32 estados en materia democrática se han complejizado, advierte el IDD-MEX 2010-2020, sin embargo, es algo que se ha dado en la mayoría de los países que conforman Latinoamérica.
“La democracia en la región que tenía históricamente una agenda fácil de establecer y de correlacionar desde el punto de vista de sus gobernantes y de los estados en relación con la ciudadanía, se ha ido complicando.
“La falta de confianza en el otro y en las construcciones colectivas, un signo de estos tiempos a nivel global, aunado a la crisis de representación política y de los mecanismos de representación que genera, casi inevitablemente, una desconexión entre la política y la ciudadanía; así como el deterioro en el funcionamiento y en el diseño de las instituciones públicas para atender esas complejidades y la supremacía de los poderes Ejecutivos que en general se lleva a excesos de poder, pero también la politización de la justicia y la judicialización de la política, traen costos al funcionamiento de la democracia prácticamente en todo el mundo”, dice el documento.
Para Jorge Arias, actualmente América Latina no logra ni un alto desarrollo ni procesos de integración virtuosos, cuestiones que caracterizan a otras regiones un poco más avanzadas en su desarrollo democrático, debido a que presenta una agenda política de problemas estructurales que están más vinculados al atraso que al progreso.
Retraso y estancamiento de la democracia
El Índice de Desarrollo Democrático de México 2010-2020 considera cuatro niveles de desarrollo: mínimo, entre cero y 2,999 puntos; bajo, entre 3,000 y 4,499 puntos; medio, entre 4,500 y 6,999 puntos, y alto, entre 7,000 y 10,000 puntos.
También integra diversos indicadores a partir de los cuales determina si la democracia en la última década ha sufrido avances o retrocesos.
Entre uno de los elementos medidos a destacar se encuentra el nivel de democracia de la ciudadanía, lo cual contempla: la participación ciudadana, el respeto de los derechos políticos, el respeto de las libertades civiles y el condicionamiento de derechos y libertades por inseguridad.
En esta materia, el documento muestra que el promedio de la serie de indicadores seleccionados, en la última década ha oscilado entre los 4,500 y los 6,200 puntos, siendo el mejor periodo el registrado entre 2015 y 2018.
Por su parte el valor promedio más bajo fue el del año 2013, mientras que el promedio de 2020 es similar al del 2010, lo que habla de una pausa en la evolución en estas áreas.
Respecto a este estancamiento, Arias apunta al problema de inseguridad por el que atraviesa el país, pues de los retos democráticos, es uno de los más complejos de resolver, pero además uno de los que más afecta a la ciudadanía.
“Un elemento que afecta en forma negativa el clima de la democracia de los ciudadanos es el condicionamiento de las libertades y de los derechos por inseguridad, o sea, todo aquello que termina afectando lo que determinan las leyes, el marco legal que nos otorga derechos y libertades.
“Y es cuando los buenos ciudadanos se encierran tras las rejas y son los delincuentes los que disfrutan del espacio público”.