Productores pecuarios de Jalisco explotan aguas nacionales en opacidad

En “Los Altos” de Jalisco, la región que ha contribuido a que el estado pueda destacarse como gran productor a nivel nacional, puede ocurrir huachicoleo de agua, según el Programa de Ordenamiento Ecológico y Territorial Regional de la “Región Cuenca del Río Verde"
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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El Gobierno de Jalisco detectó que existe opacidad con respecto al origen de las aguas superficiales y subterráneas que son utilizadas en la región de “Los Altos” de esta entidad, para el desarrollo de sus actividades económicas pecuarias, lo que incluye la producción de leche y huevo, dos productos en los cuales el estado es líder nacional.

La zona de “Los Altos” es un punto neurálgico para la producción pecuaria de Jalisco –en específico de leche y huevo–; sin embargo, ha llamado la atención de las autoridades que estas actividades económicas no aparezcan reflejadas en las concesiones de aguas que están vigentes en la región.

Lo anterior fue identificado dentro del Programa de Ordenamiento Ecológico y Territorial Regional de la “Región Cuenca del Río Verde”, que se encuentra bajo consulta pública y en el que están comprendidos 10 municipios: Acatic, Cañadas de Obregón, Cuquío, Jalostotitlán, Mexticacán, San Julián, San Miguel El Alto, Tepatitlán de Morelos, Valle de Guadalupe y Yahualica de González Gallo.

En el documento se señala que la mayor parte del volumen de agua concesionado en la región es superficial: “Se extrae un volumen total de 503 millones de metros cúbicos por año de las aguas superficiales pertenecientes al AEH (Área de Estudio Hidrológico) de la RCRV (Región Cuenca del Río Verde) y un total de 189.48 MMC extraídos por año del agua subterránea”.

Pero, a continuación se advierte sobre el problema de opacidad: “El 92% del agua superficial se destina para uso público urbano, mientras que otra porción considerable del volumen se usa para riego agrícola (7%) y el 1% restante se divide entre uso industrial, pecuario, para servicios y diferentes usos. Para el caso del agua subterránea, la gran mayoría del volumen total concesionado se utiliza para riego agrícola (85%), seguido por el uso público urbano (9%). En ambas fuentes, las principales actividades de la región (la pecuaria y la industrial) no aparecen realmente reflejadas”.

Para el caso de las aguas superficiales y el sub-registro que presentan, en el documento se plantean diversas posibilidades sobre el origen real que podrían tener las aguas utilizadas para las actividades pecuarias e industriales de la región, incluso una presunta fuente irregular (lo que en el país se ha conocido como “huachicoleo” hídrico):

“Las principales actividades económicas de la región, de acuerdo a Conagua, no llegan a utilizar ni el 1% del volumen concesionado. Esto llama la atención al ser actividades que requieren gran cantidad de agua para su desarrollo, por lo que o bien se surten de fuentes subterráneas (…), o bien comparten un título otorgado para otro uso (podría ser que el municipio, de su agua concesionada para uso público urbano, surta de agua a industrias en el centro de población) o bien el agua que usan no está regulada”.

Y complementa con estos posibles escenarios: “Se puede deducir que el agua subterránea de uso agrícola es usada también para uso pecuario, y que quizás, el agua superficial destinada a uso público urbano surte a industrias dentro de los centros de población hacía donde llega la red de abastecimiento, aunque se puede concluir que existe un problema asociado a la transparencia en el uso y gestión del agua en la región, no hay claridad y por tanto, esto dificulta su gestión y el establecimiento de medidas adecuadas a la realidad territorial”.

El flujo subterráneo

Con respecto al agua subterránea concesionada, el documento indica que la mayoría del volumen total concesionado se utiliza para riego agrícola (85 por ciento), seguido por el uso público urbano (9 por ciento), mientras que el uso pecuario, principal actividad económica de la región “utiliza solo el 6 por ciento del agua subterránea concesionada, aunque debido a que la actividad agrícola de la región está fuertemente vinculada a la ganadera, es posible que compartan título”.

En los talleres que se celebraron con ciudadanos para la elaboración del programa, “se hizo hincapié que existe sobreexplotación del agua subterránea por medio de pozos profundos, la mayoría atribuida al aprovechamiento para el sector pecuario”.

Y aunque “la industria utiliza únicamente el 3%” -valor muy similar al destinado a servicios-, todo indica que el volumen de agua subterránea concesionado tampoco está mostrando la demanda real del sector industrial (Sello Rojo, por cierto, opera en Tepatitlán):

“Para el caso de la industria, existen en la región 31 empresas con más de 100 personas empleadas, 22 de estas se localizan en el territorio municipal de Tepatitlán de Morelos, 5 en San Miguel el Alto y 1 en cada uno de los siguientes municipios: Acatic, Mexticacán, San Julián y Valle de Guadalupe. Sin embargo, el volumen que tendría que ser destinado a esto no concuerda con lo que está reportado ante Conagua y sobre todo, en San Miguel, que hay 5 industrias de más de 100 personas, solo hay concesionados 0.01 hm3, y además, tampoco hay concesiones de uso superficial”.

Ante ello, se insiste en la opacidad hídrica que impera en la región: “se ha detectado un problema asociado a la transparencia en el uso y gestión del agua en la región, no hay claridad y por tanto, esto dificulta su gestión y el establecimiento de medidas adecuadas a la realidad territorial”.

La falta de claridad sobre el origen de las aguas superficiales y subterráneas que utiliza el sector productivo de “Los Altos”, podría propiciar alguna forma de “huachicoleo” hídrico; es decir, “la explotación, uso o aprovechamiento de aguas nacionales sin el título de concesión o asignación correspondiente”, según la normativa de la Comisión Nacional del Agua.

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