Problema de sumas

El hacinamiento que se vive en las escuelas de los estados más pobres del país es peor que el que se vive en las cárceles. 

Un estudio del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) revela que en Puebla, Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero, existen los salones más pequeños y sobrepoblados de América Latina.

J. Jesús Lemus J. Jesús Lemus Publicado el
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De acuerdo a la SEP, el sobrecupo en nivel básico ha ido a la alza en los últimos siete años debido a que alumnos de escuelas privadas han migrado a las públicas
En Chiapas, el mayor problema de sobrecupo se concentra en las comunidades indígenas
“Hay escuelas que fueron construidas para una población de 600 alumnos y a la fecha mantienen una matrícula del doble” 
Luis Daniel GonzálezInvestigador del Imced

El hacinamiento que se vive en las escuelas de los estados más pobres del país es peor que el que se vive en las cárceles. 

Un estudio del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) revela que en Puebla, Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero, existen los salones más pequeños y sobrepoblados de América Latina.

En Amozoc, Puebla, por ejemplo, existe una escuela secundaria –la telesecundaria Xicoténcatl-, donde el espacio territorial por alumno es de apenas medio metro cuadrado, cuando la norma internacional marca por lo menos una superficie de 3.5 metros cuadrados en el salón de clases, para que los alumnos puedan potencializar sus capacidades.

El problema de sobrecupo escolar, que ha detonado en los últimos 10 años en México, no cuenta con ningún tipo de programa oficial que busque su solución. 

Las partidas económicas de las Secretaría de Educación a nivel federal y de los estados están dirigidas a otras áreas, menos a la de ampliación de espacios educativos.

En la mayoría de los casos de sobrepoblación escolar, son los maestros, en coordinación con los padres de familia, los que tienen que paliar la situación con recursos propios, dando como resultado la construcción de salones provisionales que invariablemente entran en la calificación de “escuelas de palitos”.

En México, de acuerdo al propio censo de la Secretaría de Educación Pública, existen cerca de 7 mil 694 “escuelas de palitos”. 

Morelia, Michoacán, es la localidad que mantiene el récord de salones provisionales para paliar el problema del sobrecupo. En ese municipio existen un total de 265 “escuelas de palitos”, donde el magisterio intenta alcanzar la educación de calidad propuesta en la Reforma Educativa.

De acuerdo a datos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, en Oaxaca existen por lo menos 678 “escuelas de palitos”, en donde el promedio de alumnos que reciben clases alcanza los 40 estudiantes por grupo cuando las Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la que pertenece México, propone que el cupo ideal sea de 20 alumnos.

En México, más del 17 por ciento de las escuelas rebasan la cifra establecida por la OCDE, al tener un promedio de 26 alumnos por grupo en los niveles de primaria y secundaria. Pero en los estados de Puebla, Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero, el promedio de alumnos por grupo alcanza la cifra de 39 estudiantes.

El sobrecupo registrado en los cinco estados más pobres del país, conlleva a un problema secundario: la falta de mobiliario e instalaciones cómodas. Frente a esas condiciones de estudio, explicó Luis Daniel González, investigador del Instituto Michoacano de Ciencias de las Educación (Imced), no hay programas pedagógicos que resulten eficientes para la formación de los educandos.

Las “escuelas de palitos” y el sobrecupo en las instituciones de formación básica de los estados más pobres, chocan con otra realidad: en ninguna de las entidades federativas con esos problemas se cuenta con programas oficiales encaminados a superar el rezago de infraestructura. La mayor parte de los presupuestos estatales los consume el pago de las nóminas de maestros.

Sobrecupo a la alza

De acuerdo a las cifras de la Secretaría de Educación Pública, el sobrecupo en las escuelas de nivel básico ha ido a la alza en los últimos siete años. Para algunos especialistas, como el doctor Luis Daniel González, el repunte del sobrecupo no es otra cosa que la respuesta natural de la sociedad a la crisis económica que se vive en el país, en donde cada vez es más difícil pagar una escuela particular.

Muchos padres de familia –explica Daniel González- tienen que voltear a ver el sistema educativo público, lo que conlleva al sobrecupo de las de por sí saturadas escuelas que no han crecido en infraestructura en proporción al crecimiento de la población de alumnos. “Hay escuelas que fueron construidas para una población de 600 alumnos y a la fecha mantienen una matrícula del doble”.

Michoacán es líder en crecimiento del sobrecupo. Son las escuelas urbanas –primarias y secundarias- las que en los últimos años han tenido que absorber a la población estudiantil que ha dejado de asistir a las escuelas privadas. 

Las cifras de la Secretaría de Educación en ese estado revelan que al menos mil 200 escuelas, en su mayoría de nivel primaria, tienen sobrepoblación, y de esas saturadas instituciones, son más de 890 las que tienen instalaciones de palitos o salones provisionales para atender la demanda.

En el estado de Chiapas también el sobrecupo agudiza las condiciones de estudio para miles de alumnos, solo que a diferencia de Michoacán, el mayor problema se concentra en las comunidades indígenas, en donde no se conoce la inversión oficial para construir instituciones educativas.

Ni el SNTE ni la CNTEA

un cuando el problema de las “escuelas de palitos” es reconocido por las dirigencias estatales de las corrientes sindicales de la CNTE y del SNTE, ninguna de esas dos centrales de los trabajadores de la educación hace nada para solucionarlo. Ninguno de los sindicatos ha sido capaz de encaminar acciones de inversión para remontar las condiciones de hacinamiento de los alumnos.

Las millonarias partidas económicas que manejan los dos sindicatos son encausadas a cualquier rubro, menos al equipamiento de los espacios educativos, se han quejado algunos padres de familia, que observan las inversiones que se hacen para movilizaciones y diversos eventos sindicales.

Con lo que los maestros invierten en una movilización –dijo Josefina Sánchez, de Michoacán- se podría construir un salón de clases. Estimó que el costo de un aula puede llegar a ser de 200 mil pesos y que “el doble de eso se lo gastan algunas secciones sindicales al salir a las calles a reclamar mejoras para la educación”.

Oídos sordos

La burocracia reinante en las secretarías de educación de los estados afectados por las “escuelas de palitos” y el sobrecupo estudiantil, ha hecho que los directivos y padres de familia -que intentan remontar la condición de abandono en que se encuentran sus planteles educativos- busquen otras instancias de solución.

El principal destino de las demandas de inversión para ampliar espacios educativos en Puebla, Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero, ha sido la Cámara de Diputados y el Senado de la República, en donde los legisladores a los que se les aduce el problema, hacen oídos sordos para gestionar la ayuda.

En puebla, los padres de familia de al menos 10 “escuelas de palitos” han buscado la gestión del senador Javier Lozano, pero no han tenido respuesta, pese a que las peticiones con “carácter urgente” se han hecho por escrito desde hace al menos tres meses, exponiendo las condiciones bajo las que se encuentran los estudiantes de los planteles con sobrecupo.

Reporte Indigo tiene documentos en su poder que revelan las peticiones de los maestros de instituciones educativas hechas al senador Lozano Alarcón, en donde se explica que el hacinamiento estudiantil es tal que se estima que a cada alumno le corresponde un espacio de movilidad de 0.78 metros cuadrados, el espacio inferior al que registra el hacinamiento de algunas cárceles.

Aun cuando las oficialías de partes del Senado de la República y de la Cámara de Diputados no supieron explicar la cantidad de peticiones recibidas por los legisladores para gestionar fondos para ampliar espacios educativos en los estados de Puebla, Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero, padres de familia y maestros estiman que han sido cientos de oficios dirigidos a sus legisladores en los últimos cinco meses, sin tener respuesta alguna a sus reclamos.

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