Transición necesaria
El 1 de noviembre de 1989, Ernesto Ruffo Appel se inscribió en la historia como el primer gobernador de un partido de oposición en el país. Ese día, el PAN comenzó a gobernar en Baja California.
Imelda García
El 1 de noviembre de 1989, Ernesto Ruffo Appel se inscribió en la historia como el primer gobernador de un partido de oposición en el país. Ese día, el PAN comenzó a gobernar en Baja California.
Desde entonces, Acción Nacional ha gobernado en ese estado. Han sido 27 años en los que el PAN pasó a ser la oposición a convertirse en el partido oficialista… con todo lo que eso significa.
Para Luis Carlos López Ulloa, historiador y experto en el estudio del PAN, en Baja California sí es necesaria una alternancia; el inconveniente son las opciones.
“El problema es que la única alternativa es el PRI. Y yo no sé qué tan listo esté el priismo de Baja California para asumir de nuevo la gubernatura. No hay otras opciones”, sostuvo el académico del
Centro de Enseñanza Técnica y Superior (Cetys Universidad) campus Tijuana.
El panorama se reduce cuando, además, el PAN ha reproducido los vicios de poder que tanto criticaba en el pasado.
Empeora cuando se ven los lazos que unen al actual gobierno, encabezado por Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid, con Jorge Hank Rhon, uno de los personajes más polémicos del priismo de esa entidad.
“Cómo han cambiado las cosas si se ven a la distancia de 1989. Lo que el PAN representaba en términos hasta de libertad, de poder participar, alimentar el ánimo de cambio; y en las más recientes elecciones el gobernador ‘panista’ es amigo y aliado del ingeniero Jorge Hank –y cada quien tiene libertad de tener los amigos que quiera-, así que entonces ¿cómo se van a diferenciar?
“Y la gente no ve ninguna diferencia. Si los ven juntos, si intercambian favores, pues no hay que tener un doctorado en ciencia política para entender que ahí hay algo”, dijo.
En Baja California fue un secreto a voces que en la elección del 2013, cuando Vega fue electo gobernador por la coalición PAN-PRD-Nueva Alianza-Partido Estatal de Baja California, Jorge Hank operó para que perdiera el candidato priista Fernando Castro Trenti, uno de sus principales rivales políticos.
Ahora, la entidad vuelve a cobrar relevancia porque es ahí donde se abrió claramente el frente que apoyará a Ricardo Anaya como candidato presidencial en el 2018.
Sin oposición a la vista
La sentencia es clara: en los 27 años que ha permanecido en el poder, el PAN en Baja California se ha desnaturalizado.
No solo ha dejado de tener vida partidista; muchos de los antivalores que antes criticaba en el PRI, ahora los ha hecho propios.
López Ulloa considera que a diferencia de lo que ocurría con un gobernador como Ernesto Ruffo, que peleaba con la Federación para obtener más presupuesto para la entidad, ahora el mandatario ha sido señalado por trabajar para beneficiar a sus propios negocios.
Sin embargo, esto es producto de un ciclo en el que ha caído el PAN estatal, ante ninguna amenaza a la vista para quitarle su dominio a nivel estatal.
“Es evidente que lo que se mueve en las urnas es el voto corporativo, tanto del PRI como del PAN.
Hay un bipartidismo muy consolidado de Acción Nacional y el PRI, exacerbado. Y como dominan y no se presenta una candidatura que pueda vencer este bipartidismo, quien gana es quien tiene mayor capacidad de mover a las estructuras, al voto corporativo”, asentó el académico.
En una entidad como BC, donde no ha habido ni se ve alternancia a la vista, la estructura de gobierno y del partido se mezclan, por lo que es fácil tener el control de todos los elementos que pueden “ayudar” para movilizar el voto.
Otrora pionero en temas electorales –Ruffo lanzó el primer registro electoral con fotografía del país- ahora el estado vive una crisis de representatividad por la baja participación de la ciudadanía, pues en las elecciones solo participa alrededor del 30 por ciento.
Voces críticas
En su libro “Cómo nos ven. Coincidencias y diferencias entre los actores políticos de la alternancia en Baja California” (La Zonámbula, 2016), López Ulloa y Ariosto Manrique presentan entrevistas con 33 políticos bajacalifornianos que reflexionan sobre el proceso que ha vivido la entidad.
Uno de esos políticos es Ernesto Ruffo, hoy senador de la República, quien deja claro el desgaste que ha tenido su partido en la entidad.
“Antes era muy claro ver en el panista a alguien ‘raro’, quizá medio romántico que luchaba por cosas que a lo mejor eran imposibles, pero eran loables, y hoy se ve que mucho del panismo está inclusive enfrentado a sí mismo por la lucha por el poder (…).
“Existe y permanece la institución que fue fundada como partido, existe el PAN, y ahí están sus principios y su filosofía muy bien definidos; el problema que el partido enfrenta es que ahora todas esas ideas son interpretadas a conveniencia”, critica Ruffo en el libro.
Empero, no se trata solamente de un desgaste del PAN, sino de la forma de hacer política en la entidad.
Carlos Barboza, uno de los priistas más reconocidos en BC, reconoce que no solo el PAN se ha alejado de los ciudadanos y se ha concentrado en ganar cargos públicos, sino que se trata de un error que atañe también al PRI, su partido.
“El reto es ir abandonando el modelo de democracia representativa el cual, desde mi punto de vista, y asumo la responsabilidad de lo que digo porque en alguna medida yo pertenezco a ese tipo de democracia, se está agotando; por ello debemos asumir la responsabilidad de ser agentes de cambio para transitar a una democracia participativa”, apunta Barboza en el texto.
Felipe Ruanova, uno de los contrincantes del actual gobernador en la campaña del 2013 –compitió por Movimiento Ciudadano- habla sobre el teje y maneje de los procesos electorales porque conoce su funcionamiento.
Narra que cuando era adolescente, su padre era candidato a la alcaldía de Ensenada y, al mandarlo recoger los votos a una comunidad muy alejada del norte de la entidad, sacó todos los votos que eran contra el PRI porque su papá le pidió una “elección limpia”. La anécdota pinta de cuerpo entero la forma de hacer política en BC.
“Tenemos una democracia coja, amputada, pobre, amañada, pero amañada desde la Constitución.
Ya olvídense del fraude electoral, eso ya casi ni existe, ahora el fraude se hace con lana. Gana el que reparte más despensas, el gobierno que más le mete dinero (…).
“Hank ganó la campaña en 2004 (a la alcaldía de Tijuana) porque le metió 20 millones de dólares.
¿Qué tiene que ver eso con democracia? ¿Cuánto le mete el PAN? Todo lo que le tenga que meter, todo lo que haya que meterle, porque son más tramposos”, acusa Ruanova en el libro.
El recorrido por los 33 entrevistados ofrece un panorama no solo sobre el pasado de la política en BC, sino da ideas sobre lo que se cocina para el futuro de la entidad, otrora considerada pionera en la democracia del país.