Un predio lleno de historias
En el cruce de las calles Petén y Emiliano Zapata se reúnen las historias de las familias que cambiaron a partir del 19 de septiembre
Mariana RecamierLa esquina de las calles Petén y Emiliano Zapata parece vacía, no obstante, ese rincón de la delegación Benito Juárez está lleno de historias. Durante el simulacro y el minuto de silencio para conmemorar el sismo del 19 de septiembre se reunieron las anécdotas de todas las personas a las que les cambió la vida el año pasado.
Por turnos, los sobrevivientes y los familiares de quienes fallecieron debido al derrumbe del edificio ubicado en esa esquina compartieron sus historias, lloraron y aplaudieron en homenaje de quienes ya no están con ellos.
Las memorias del 19 de septiembre se mantienen vivas en Eva Sandoval Hernández, una mujer que fue rescatada por los topos entre los escombros del inmueble.
En entrevista con Reporte Índigo, Eva cuenta que cuando sucedió el sismo estaba en su hogar en un quinto piso. No logró salir cuando sonó la alarma y vio cómo la televisión y los cuadros se estrellaron contra el piso. Después, la mujer mayor se cayó y perdió el conocimiento.
Lo siguiente que recuerda es que gritó con todas sus fuerzas su nombre y la frase “estoy viva, estoy viva”. Una voz masculina le contestó: “no se mueva, ya vamos por usted”. Mediante sus gritos, un bombero la encontró entre los escombros y la pudo rescatar.
“Ni una gota de sangre, sólo algunos rasguñitos”, dice Eva, una de las dos mujeres que fueron rescatadas del edificio.
Otra de las historias que marcaron el predio es la de Miguel Hernández Gallardo, un hombre de 60 años que apagó las calderas de la tintorería en la que trabajaba.
Sus familiares recuerdan que el empleado que se dedicaba al área de lavado ya iba camino a la salida del edificio cuando decidió regresar para apagar las calderas y no provocar una explosión.
Miguel fue una de las diez personas que fallecieron en ese edificio debido al sismo del 19 de septiembre. Los rescatistas de los Topos Sar hicieron un homenaje a Miguel y el resto de personas que murieron en esta zona.
Su nieto, Óscar, recibió un reconocimiento de parte de los rescatistas para premiar la valentía de su abuelo. El resto de la familia estuvo presente, los hijos y amigos que durante días estuvieron quitando escombros para recuperar el cuerpo de Miguel.
La historia de la familia Lance también quedó en esa esquina de la Benito Juárez. En entrevista con Reporte Índigo, Juan Lance, narra que su padre, madre y hermano murieron debido al derrumbe del edificio.
“El perder a tres personas de un jalón es bastante fuerte. Poco a poco hemos salido adelante porque tengo que cuidar a tres hijos. Me gustaría que el gobierno apoyara más a la gente que ayuda a los rescates”, señala Lance.
En el predio también se dibujan las historias de los rescatistas. Durante el evento en homenaje a quienes fallecieron, Luis Gerardo Reyes Martínez, presidente de Topos Sar, entregó reconocimientos a sus dos hijos porque vivieron seis días en una camioneta debido a que su padre estaba en labores de rescate.
“Estuvieron apoyando a su papá que tenía que comandar el operativo. Ellos sacrificaron su tiempo y espacio”, menciona Reyes Martínez.
Como en el resto de la ciudad, en esta esquina de la Benito Juárez se guardó un minuto de silencio, los familiares y sobrevivientes lloraron mientras sonaba la alarma sísmica, pero sobre todo se conmemoró aquel momento en que las historias de distintas familias se unieron para siempre en un sólo lugar.