Entre Ladies y Lords
En México, detrás de ustedes las “Ladies”, estamos nosotros los “Lords”.
Todos hemos tenido un arrebato. Un enojo. Hemos herido la dignidad, agredido, sobajado y humillado. Nos burlamos del indígena que habla como un personaje de la serie “El Llanero
Julio Ramírezhttps://youtu.be/Ld2rW8f1Fj0
En México, detrás de ustedes las “Ladies”, estamos nosotros los “Lords”.
Todos hemos tenido un arrebato. Un enojo. Hemos herido la dignidad, agredido, sobajado y humillado. Nos burlamos del indígena que habla como un personaje de la serie “El Llanero
Solitario”… “Ey, gran jefe, lomo plateado”… porque no habla educadamente como nosotros, con este acento que no parece del Sur ni del Norte, como el habla “correcta” que se promueve en la televisión. Le hemos dicho asalariado o muerto-de-hambre a un policía, porque está “jodido” y gana poco, por eso tiene que morder al ciudadano.
Hemos retado a la autoridad porque sabemos que en este país todo se arregla. “Es México, güey.
¿Sí captas?”, se nos queda en la mente la frase de aquel automovilista que embistió a un ciclista y huyó. La autoridad y el peso del Estado tienen precio y está a nuestro alcance. A veces, los encantos de ser una persona bonita y con ojo de color también corrompen a la autoridad. Al menos se hace el intento.
“¿Por qué se ponen así?”, le dijo Lorena Daniela en estado de ebriedad a un policía a quien intentó corromper para librar la multa tras haber golpeado tres vehículos y poner en riesgo mortal a los ciudadanos en Guanajuato tras una madrugada de juerga. “¿Cuánto quieres? ¿500? Sólo traigo 100 pesos”.
Todos estamos en riesgo de ser captados por una cámara y convertirnos en el siguiente personaje de la realeza virtual de este país. Hasta dos o tres veces a la semana surge uno nuevo y diferente.
Pero, hasta ahora, nos hemos salvado… porque nadie nos ha grabado.
Hay “Lords” y “Ladies” para lanzar por la ciberventana. Todas las semanas surgen nuevos personajes que nos dan de qué hablar. Tienen rostro, nombre, familia, hijos, gente que cuidar y de la cual cuidarse. Todos decimos que no nos importa la vida de la gente, pero ante el anonimato que ofrece el Internet demostramos lo contrario. Participamos en el linchamiento mediático, y bastante.
Los videos rompen récord de visualizaciones y los medios de información publican las reseñas de estos actos.
Y como siempre habrá personas que estén en contra, hay quien exige su desaparición. “Ya párenle con sus Lords”. Pues no. El caldo de cultivo provocado por la ley está en plena ebullición y parece que estas figuras llegaron para quedarse por un buen rato. Los ciudadanos pueden difundir estas imágenes y los ciudadanos prepotentes deberán “aguantar vara”, aunque cada caso se tiene que observar por separado.
Son los tiempos de la traición de los compañeros de parranda, del descontrol de la ira, de la indefensión ante la cámara, de la fama al precio que llegue. Es el tiempo de la sobreexposición y del escarnio.
Es tiempo de cuidarnos de los “Lord” y de las “Ladies” que andan por la calle a la espera de ese detonante de la (mala) fama. Es tiempo de cuidarnos mucho de ellos, porque precisamente en ellos podemos llegar a convertirnos.
Falta legislar sobre el honor
En México no se ha legislado ampliamente sobre los mecanismos que cualquier ciudadano debería poder hacer valer cuando considera que los derechos a su honor, intimidad o a su propia imagen han sido vulnerados, asegura Héctor Guzmán Rodríguez, socio director de Protección de Datos Personales y Privacidad de BGBG Abogados.
“Los mecanismos y los requisitos actuales para hacer valer esos derechos son difusos y, en ocasiones, difíciles de probar en casos que involucran entornos digitales como las redes sociales”, comenta.
En los casos como las exhibiciones de “Lords” y “Ladies” que hemos visto en Internet, “no todo se limita a la protección de nuestros datos personales, dado que existen otros derechos de la persona que pueden verse afectados por la difusión de nuestra imagen a través de medios electrónicos, y cuya protección corresponde alcanzar a través de ordenamientos que protejan esos otros derechos, que pueden verse afectados por el uso inadecuado de nuestra información personal”.
No se puede ser tajante y colocar todos los casos de “Lords” y “Ladies” que hemos visto en un solo camino, ya que se debe analizar cada uno por separado, comenta el experto en datos personales.
La existencia del derecho a la información y de la libertad de expresión añade elementos que no pueden ser ignorados al analizar las aristas legales -y sociales- de estos fenómenos.
“¿Cuál es el alcance que tiene la publicación de un video hecho por una persona en su cuenta particular, versus el alcance del mismo video cuando interviene un medio de comunicación, que reproduce o copia lo que otro publicó en Internet? ¿Se trata de información de interés público? ¿Su difusión afecta el ejercicio del derecho de personalidad de los individuos afectados? ¿Tendrán derecho estos individuos a reclamar una afectación a su patrimonio moral? Sólo puedo adelantar que no existen respuestas absolutas y que cada caso requeriría de un análisis pormenorizado”, afirma.
El integrante de BGBG Abogados explica que no todas aquellas personas que difunden datos personales, como algunos videos a través de Internet, están sujetas a las disposiciones de la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (LFPDPPP), sino que sucede lo contrario, la mayoría de las personas físicas usuarias de redes sociales no están sujetas a las disposiciones de ese ordenamiento, a pesar de estar continuamente tratando con datos personales propios y de terceros.
“Resulta complicado responsabilizar bajo esta ley a un usuario de redes sociales que de manera única o esporádica ha difundido videos de ‘Lords’ o de ‘Ladies’, usando dichas plataformas. Si se tratase de alguien contratado por un tercero para hacerlo o que lucra con la difusión de esos videos, podría resultar aplicable la LFPDPPP, quizás y bajo ciertas condiciones”, detalla el especialista consultado.
“En segundo lugar, debemos considerar que actualmente nuestro marco jurídico federal carece de disposiciones que protejan de manera efectiva tres derechos elementales: el honor, la vida privada y la propia imagen. De hecho, nuestra cultura legal respecto a la protección de esos derechos es escasa, y puedes ya darte cuenta que no estamos hablando de datos personales, sino de otros derechos que también se pueden ver afectados por la difusión de imágenes a través de las redes sociales”, explica el experto.
Los esfuerzos por legislar en la materia se han efectuado en el ámbito local, como el caso de la Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del derecho a la vida privada, el honor y la propia imagen en el Distrito Federal.
“El carácter molesto e hiriente de una información no constituye en sí un límite al derecho a la información, para sobrepasar el límite de lo tolerable, esas expresiones deberán ser insultantes, insinuaciones insidiosas y vejaciones, innecesarias en el ejercicio de la libertad de expresión y derecho a la información”, plantea el artículo 14 del ordenamiento.
¿Y si soy una “Ladie”?
La gente que se ve implicada en un escándalo y es grabada tiene derecho a que la difusión de la información de hechos que lo involucran, incluso los que pudieran constituir un delito, se efectúe de forma que no afecte o vulnere el derecho al honor, a la vida privada o a la propia imagen, recuerda Héctor Guzmán Rodríguez, socio director de Protección de Datos Personales y Privacidad de BGBG Abogados.
“No estoy diciendo que la publicación de dichos videos, por sí sola, otorgue a cualquier ‘Lord’ o ‘Lady’ el derecho a demandar a todo aquel que haya publicado o difundido un video en el que aparece cometiendo un presunto delito o una falta administrativa. Hablo de una difusión ilícita que dañe los derechos protegidos”, explica.
Sugiere revisar el artículo 19 de la Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen en el Distrito Federal, que establece: “La imagen de una persona no debe ser publicada, reproducida, expuesta o vendida en forma alguna si no es con su consentimiento, a menos que dicha reproducción esté justificada por la notoriedad de aquella, por la función pública que desempeñe o cuando la reproducción se haga en relación con hechos, acontecimientos o ceremonias de interés público o que tengan lugar en público y sean de interés público”.
“Las acciones de un ciudadano que viola una ley captadas a través de fotografías o videos, ¿son de interés público?”, se cuestiona el abogado, “¿son de tal importancia que el derecho a ser informados ponderado frente al derecho a la propia imagen del afectado, supera el interés de este último? Si la respuesta a cada caso en lo particular es que sí, un ‘Lord’ o una ‘Lady’ nada tendrán que hacer con base en esta legislación”.
Pero… aunque no lo parezca, actualmente en México es importante tener en cuenta que el “linchamiento mediático” de presuntos delincuentes o infractores puede constituir un acto ilícito, ya que aún no ha sido dictada su culpabilidad en un juicio, alerta el especialista.
“En principio, puede considerarse que estas personas no están ‘desamparadas’ en relación con el derecho a su propia imagen o a su honor, sin perjuicio, eso sí, de que puedan ser declaradas responsables de un delito después de haberse sustanciado sus correspondientes juicios, dado que se trata de situaciones diferentes”.
La autoridad se tiene que aguantar
Las autoridades implicadas en estos casos de prepotencia deben tener la piel más gruesa y aguantar más el escarnio luego de sus actos, consideró el comisionado nacional del INAI Francisco Acuña
Llamas.
“Es distinta la medición, cuando son autoridades públicas, lamentablemente en un mal momento, su condición de servidores públicos les obliga a someterse y a aguantar por su propia condición muchísimo más la presión de la exhibición y la repetición de su mal momento.
“Cuando no (son autoridades), estamos ante otra condición, algunos son hijos o parientes de alguien (que es autoridad), pero, desde luego que es probable que estén haciendo uso de ese mal momento por prepotencia, por infamia, por exceso, por ínfula, porque se sienten protegidos por el pariente y por el papá, la mamá, por el político que los cobija o protege, pero no en todos los casos cabe la misma medida en materia de protección de datos personales”, asegura el comisionado.
Dice que la gente tiende a usar las tecnologías para hacer denuncias, así como antes se utilizaban equipos de banda civil para alertas de accidentes o solicitar ayuda en sitios remotos.
“No había tecnología, no había celulares. Ibas en plena carretera y ‘está pasando un accidente, hay un coche ahí descompuesto’ y se hacían brigadas y los camioneros y los taxistas tenían grupos para
atender situaciones de emergencia.
“Ahora con los celulares y la transmisión instantánea de videos, lo que puede pasar para bien puede pasar para mal. Cuando se habla de estos ‘Lords’ o de estas ‘Ladies’ vienen a la mente figuras que hacen con prepotencia, con insultos, con majadería, con altanería y con soberbia, inaceptable siempre, comportamientos absurdos, negativos, infames, incluso. Como golpear a un conductor, a un policía o el guarura que arremete”, rememora el comisionado.
Es un hecho que en las redes sociales es imposible de controlar los “linchamientos mediáticos”.
“Desgraciadamente se vuelve viral y quién lo controla. Nadie. Las redes son indominables y desgraciadamente tienen estos alcances, como el linchamiento que se da desgraciadamente en una comarca, en una población, en una colonia, hemos tenido casos cercanos en que alguien dice que está por robar o por matar, por violar o por algo grave, horrible… se vienen esas hordas y hay tanta dolencia social por la impunidad, por la falta de cuidado, por la convivencia que hay con las autoridades y con los que se dedican al crimen.
“Hay reacciones que no se pueden controlar, igual en Internet, cuando se da un ejemplo de infamia, de prepotencia, en la que se ve o aflora toda esa carga de petulancia, de actitud insoportable, se vuelve viral y naturalmente a esa persona le cuesta muchísimo llegar a un nivel de sentirse excluido, al grado de sentirse en depresión y hasta tomar decisiones peores contra sí mismo”, explicó.
Caso contario sucede con los políticos, que “están hechos” para sortear el escarnio y la adversidad pública, considera el comisionado.
“Son personas que se reciclan con bastante debilidad porque finalmente hacen cosas que hacemos la mayoría de la población. La picardía mexicana nos hace perdonar o consentir cosas como traviesas, simpáticas, como extrañas, extraordinarias, que solamente ciertos se atreven hacerlas en público o que algunos les toca la suerte de que los agarran”.
Buscan sancionar ‘pornovenganza’
Panistas en el Senado presentaron una iniciativa para sancionar en el Código Penal la “pornovenganza”, que es la difusión de imágenes o comunicaciones reservadas o privadas de la pareja, compañeros de trabajo o amigos.
En la Gaceta Parlamentaria del Senado se publicó la iniciativa que señala que esa acción no está considerada como delito en México, no hay castigo para quien bajo el amparo de la impunidad expone la intimidad de otra persona, vulnere su autoestima y arriesgue su vida, pues muchas víctimas consideran el suicidio como opción.
Según la Policía Cibernética de la Ciudad de México, hay más de 2 mil sitios con contenido de este tipo y en 424 se concentran en la divulgación de estos materiales.
En lo que va de 2016 se tienen reportados 266 incidentes como la afectación de la imagen, daño moral y acoso.
“Entendiendo que la medida con mayor contundencia para no estar expuestos a este fenómeno es evitar tomarse fotos íntimas, no compartir este tipo de contenido con nadie y tener un control estricto de la seguridad de los dispositivos”, dice la iniciativa.
El fenómeno de la “pornovenganza” afecta a todo el mundo y los casos tienen el mismo común denominador, donde la persona sube a Internet fotos de su expareja desnuda, señala la propuesta.
Libertad en redes, para un bien superior
Armando Ríos Piter, senador por el PRD y uno de los mayores promotores de las redes sociales para el trabajo legislativo, considera que éstas no deben regularse por una sola razón: la libertad da el bien superior de desenmascarar a los abusadores.
En entrevista, el congresista sostiene que no sólo es tecnológicamente imposible bloquear la actividad de las redes, sino que sería un atentado contra la posibilidad de despertar e impulsar la participación ciudadana y exhibir comportamientos dañinos que lastiman a las comunidades.
“El hecho de que tú tengas un Lord Rolls Royce, o que se pueda conocer a la Lady Profeco, en una sociedad como la nuestra, ha sido sumamente útil para evitar excesos, estas dinámicas de impunidad que hoy a través de estos elementos, masivamente, encuentran una evidenciación, transparencia y un castigo desde la perspectiva social o que incluso se convierte en un castigo público”, comentó.
Ríos Piter expuso que vale la pena el riesgo de que se presenten casos en que algunas conductas se conviertan en virales y sean reprobadas por la sociedad.
“Me parece que las redes son un instrumento muy potente para generar participación ciudadana, para involucrar a la gente, para transparentar comportamientos que socialmente se han vuelto nocivos, y crecientemente nocivos, especialmente en la última etapa de la historia del país, como la corrupción, la impunidad, los excesos de las élites.
“Me parece que sería muy difícil pensar que México tiene una oportunidad de evolución de corto plazo para cambiar los patrones de percepción social, de comportamiento, de involucramiento y hasta de responsabilidad y corresponsabilidad social si no se aprovecharan las redes en esa amplia libertad que tienen”, insistió.
La masificación del contenido en redes puede ejercer hasta un efecto de autocontrol en todos los ámbitos sociales, pues la posibilidad de que alguien pueda ser testigo de un hecho y después compartirlo en redes actúa como inhibidor de conductas indebidas.
“En esa masiva transparencia ocurre un mayor cuidado en el comportamiento social que se pueda tener y especialmente en una sociedad en donde las enormes desigualdades que existen y la profunda impunidad que existe respecto a miembros de la élite, ya sea política, empresarial, cultural, que muchas veces tienen excesos que lastiman el sano comportamiento social, obviamente le piensan dos veces.
“Ahora tienen alguna suerte de precauciones por el ojo avizor que está presente, de parte de un universo enorme de gente que con el hecho de estar presenciando algo pueda grabarlo, pueda subirlo y pueda poner de manifiesto un comportamiento”, asentó.
Este bien superior de transparencia es un proceso que detonará un mejoramiento social de forma gradual, pues, sea por denuncia o por autocontrol, las conductas sociales nocivas podrían irse erradicando.