Por un nuevo pacto federal sin centralización
A pesar de que el objetivo del federalismo en México es el de impulsar un desarrollo equitativo en todo el país, la centralización de los recursos, funciones y responsabilidades en la Federación, ha ocasionado mucha desigualdad y poco bienestar
Rubén ZermeñoEl pacto federal se quedó en el papel y no ha sido capaz de generar las condiciones necesarias para que las entidades se desarrollen equilibradamente, al contrario, las brechas se han aumentado, lo que se traduce en más desigualdad y menos bienestar para los mexicanos.
A pesar de que fue creado para promover un desarrollo equitativo en todo el país a través de la redistribución de los recursos y las oportunidades, ha servido para lo opuesto, perpetuando contrastes y rezagos.
El estudio “Federalismo responsable en México”, elaborado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE ) y la fundación alemana Konrad Adenauer-Stiftung (KAS), concluye que en México padecemos un “federalismo no funcional” derivado de un efecto negativo en la coherencia y la implementación de las políticas públicas en el país.
“Dada la diversidad, las políticas públicas no deben contemplar soluciones únicas impuestas desde la federación, sino que es necesario tomar en cuenta las características de las entidades federativas y los cambios y las tendencias observadas para que potencien el desarrollo de las entidades más avanzadas y fortalezcan las capacidades de las que no han podido alcanzar un mayor grado de desarrollo.
“De la misma manera, deben privilegiarse los esquemas que promuevan la coordinación entre los ámbitos de gobierno”, señala el estudio.
Del otro lado de la moneda, diversos gobernadores han cuestionado estas decisiones, e incluso no las han acatado, como sucedió con la firma de acuerdos de no adhesión al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) para que las entidades siguieran siendo responsables de la prestación de los servicios de salud, al tiempo de garantizar los recursos necesarios para hacerlo.
También hace unos meses vivimos el amague de varios gobernadores de oposición que a través de la Alianza Federalista buscaban renegociar un nuevo pacto fiscal.
Pacto Federal debe fortalecerse desde lo local
A pesar de la situación, gobernadores de varias de estas entidades son ejemplo de cómo con recursos propios y capacidades necesarias han aprovechado la pasividad de la federación para promover el desarrollo económico, modernizar sus gobiernos, atraer inversiones y, en los últimos meses, paliar los efectos de la pandemia de COVID-19 en los sectores salud, productivo y económico.
Este escenario de contrastes y desigualdades abre el debate para que se renegocien los términos, necesidades y reglas de un nuevo pacto federal y fiscal con el objetivo de que todas las entidades se desarrollen por igual, como debió de haber sido desde un principio.
Sobre esta situación, el director de Konrad Adenauer-Stiftung en México, Hans-Hartwig-Blomeier, opina que de acuerdo con las Constituciones de 1857 y 1917, el país es uno federal, sin embargo, su evolución no ha sido lineal, incremental ni homogénea.
“Esto se ve reflejado en las políticas públicas a nivel subnacional de los últimos 20 años que no han mejorado la calidad de vida. El sistema federal mexicano no ha sido capaz de generar un desarrollo más equilibrado entre las entidades, al contrario, las brechas de desarrollo están creciendo, lo cual es una conclusión muy sombría”, opina.
Como primer paso para comenzar a recomponer el pacto federal en México, el especialista comenta a Reporte Índigo, que es necesario tomar en cuenta las características particulares de las entidades para así poder potencializar a las más desarrolladas e impulsar a las menos desarrolladas.
Es decir, cada entidad federativa tiene distintas necesidades, oportunidades y cualidades.
“Hay que aprender a diferenciar que las prioridades y urgencias en un estado no son las mismas que en otro y las oportunidades no son iguales en todas partes. Por eso es importante, si hablamos de un federalismo responsable, que haya una capacidad sustancial, no de autonomía de los estados, sino de autogestión, que ellos mismos puedan definir cuáles son esas prioridades y cuáles son esas oportunidades.
“La clave está en ver el mapa completo pero también saber diferenciar y priorizar y que esas prioridades se definan no porque haya un gobernante en turno genial, sino que se definan en un diálogo abierto con la ciudadanía. La participación ciudadana es crucial para que sean estos ciudadanos quienes luego exijan continuidad en esas prioridades que ellos han elegido aunque haya cambio la administración”, concluye el especialista.
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