Especialistas en psicología coinciden en la urgencia de evitar el uso excesivo de pantallas, pues hay afectaciones al desarrollo tanto emocional como físico de los menores de edad, sin embargo, señalan que no todo es malo: Los videojuegos también ayudan a controlar las emociones.
“Debemos hacer una distinción en excesos conductuales en menores, que pueden estar relacionados con factores como prácticas de crianza inadecuadas o modelos de comportamiento de duración excesiva –por ejemplo, los padres o madres que pasan un gran número de horas realizando una actividad, como el uso de celular o asistir a un gimnasio, como una forma de escape de su contexto–”, subrayó la psicóloga Mariana Viruega.
De acuerdo con la especialista, el uso prolongado de dispositivos digitales genera baja de rendimiento académico, obesidad y sedentarismo.
Las consecuencias de dormir poco
Mariana Viruega señala que el uso excesivo de videojuegos genera trastorno del sueño, pues los menores de edad se sumergen en una actividad que genera emoción y exige estar alerta, por lo que se compromete la etapa de neurodesarrollo durante la niñez, cuando es necesario dormir entre 10 y 12 horas para generar procesos como la liberación de la hormona del crecimiento.
A lo anterior se suma el llamado del investigador Hugo Sánchez Castillo: “Una de las cuestiones que permiten la maduración de nuestro cerebro es justamente el ritmo circadiano”, un proceso mediante el cual el cuerpo, al notar que oscurece, aumenta la temperatura corporal periférica y segrega una hormona llamada melatonina, entonces, nos da sueño.
Sánchez Castillo señala que en el caso particular de los niños, al exponerse de manera continua a la luminosidad durante etapas de desarrollo, sus niveles de melatonina (hormona que se regula por la luz, generalmente por el sol) y los marcadores ambientales (reguladores del sistema nervioso) podrían verse afectados. Al pasar tanto tiempo frente a la luz se trastornan los horarios de sueño.
‘El coctel molotov’
Hugo Sánchez Castillo, investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM, alerta acerca de la combinación del trastorno del sueño con el sedentarismo, “que puede tener como consecuencia una disminución de la actividad, por ejemplo, aumentando los niveles de cortisol”, una hormona que se libera como respuesta al estrés. “Se ha demostrado científicamente que los menores de edad que están expuestos con mayor frecuencia a pantallas la generan en mayor cantidad”.
Además, derivado de la costumbre de estar pendientes de algún videojuego, los menores de edad “experimentan culpa o enojo, sobre todo si los parámetros de uso son inconsistentes; también sufren de depresión y ansiedad”, continúa Mariana Viruega.
Sin embargo, la especialista destacó que el uso de videojuegos también puede tener efectos positivos: “Algunos fomentan la regulación emocional y no solo eso: También habilidades visoespaciales y capacidades de concentración, pero debemos tener cuidado con el uso excesivo de pantallas; es necesario un balance. Los padres deben involucrarse y encontrar este acompañamiento con sus hijos”.