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En las últimas semanas, Altamira -uno de los puertos más importantes en Tamaulipas- vivió días de terror.
Bloqueos, incendios, balaceras, decomisos, enfrentamientos entre miembros del crimen organizado y elementos de las Fuerzas Federales fueron el pan de cada día.
La captura de un presunto líder del cártel del Golfo desató al diablo en el puerto. Incluso el alcalde, Armando López, reconoció que la población estaba atemorizada y a la expectativa.
Pero toda esa violencia pudiera tener un trasfondo más complejo.
Expertos navales consultados por Reporte Indigo aseguran que para una organización del narcotráfico es fundamental contar con una ciudad portuaria, porque es una herramienta geopolítica estratégica para incrementar sus ganancias.
Y Altamira es un punto codiciado por células del cártel del Golfo y Los Zetas pues el puerto se conecta a otros 125 embarcaderos de todo el mundo a través de diversas líneas navieras y es uno de los puntos principales de entrada y salida de gasolina del país.
El intento de rescatar a José Tiburcio Hernández ,“El Gafe”, líder de la plaza detenido la semana pasada, es el ejemplo perfecto del atrevimiento de los subordinados de esta célula para defender su territorio.
Ahora, explicó una fuente naval que pidió el anonimato, están en la etapa de reorganización para no perder el control de Altamira, un punto fundamental para sus múltiples negocios ilícitos, principalmente el robo de combustible y el tráfico de drogas.
De acuerdo a la información de expertos navales, para las grandes mafias es fundamental controlar un puerto, pues de esa manera pueden mantener el negocio de toda la mercancía que entra y sale del país desde los embarcaderos.
Eso, asegura la fuente, explica que el Cártel de Sinaloa domine Mazatlán y las costas del Pacífico, pues desde ahí trafica amapola y químicos que llegan en barcos de China, para después convertirlos en heroína y cocaína en laboratorios clandestinos.
Esta droga se trafica en gran parte hacia las costas de California y Miami en Estados Unidos, y otra por vía área.
También explica por qué Los Caballeros Templarios se apoderaron del puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán.
Reporte Indigo publicó ayer que esta organización criminal había extendido su presencia en todos los renglones económicos de la entidad, incluso en las empresas acereras del puerto, las cuales eran suministradas de mineral por parte de las células del cártel.
El negocio de este cartel se basaba en el robo y exportación nacional de hierro, esto para la producción de acero.
Los Caballeros Templarios obligaban a la acereras que les compraban su “mercancía” robada.
Para la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y Acero, en 2013, el robo de este material generó pérdidas por mil millones de dólares.
En noviembre de ese año, la Secretaría de Marina tomó el control del puerto de Lázaro Cárdenas, y el pasado 1 de abril asumió el de Manzanillo.
Un negocio millonario
Aunque Petróleos Mexicanos gasta anualmente 146 millones de pesos por servicio de seguridad a las secretarías de Marina (Semar) y de la Defensa Nacional (Sedena), cada dos horas, el crimen organizado perfora un ducto para extraer de manera ilegal gasolina, diésel, crudo, gas y petroquímicos que comercia en el mercado negro y por los cuales obtiene ganancias que se equiparan con el tráfico de drogas.
En enero de este año, el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, estimó que el robo de combustible durante el 2014, representó pérdidas para el país por encima de 17 mil millones de pesos.
“Están trabajando muy fuerte las autoridades en la materia, se han dado golpes muy importantes a grupos de la delincuencia organizada y esperamos que se disminuya la incidencia porque sí causan un perjuicio muy fuerte a la economía nacional y en especial a los usuarios, el año pasado las perdidas por robo de gasolina alcanzaron 17 mil millones de pesos”, reconoció el titular de la Sener.
En cambio, para los miembros del crimen organizado, las ganancias que genera el mercado negro de las gasolinas y el diesel ascienden a cerca de 2 mil 300 millones de pesos diarios, un promedio de 850 mil millones de pesos anuales.
De acuerdo a Juan Pablo González Córdova, presidente de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas), este ilicito sigue ganando terreno, a pesar de las acciones instrumentadas por las autoridades federales, estatales y municipales.
En entrevista para el portal Oro Radio, el funcionario aseguró que actualmente esta actividad acapara el 20 por ciento del mercado, siendo Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, Jalisco y Sinaloa las entidades que registran el mayor impacto.
De acuerdo a cifras oficiales, del 2000 -fecha en la que Pemex comenzó a documentar el robo de combustible- hasta el 2013, este delito creció mil 548 por ciento, al pasar de 155 a 2 mil 612 tomas ilegales identificadas.
El sexenio de Enrique Peña Nieto ya implantó una cifra récord en robo de hidrocarburo, pues de enero de 2013 hasta diciembre de 2014 se detectaron 6 mil 739 extracciones ilícitas por la red de ductos del país, cuando en todo el sexenio de Felipe Calderón hubo 4 mil 865, de acuerdo a cifras ofrecidas por las autoridades en respuesta a una solicitud de información dirigida por el portal Criterio.
Para obtener las ganancias, el cártel del Golfo -a base de amenazas- obliga a los dueños de las gasolineras en Tamaulipas y Nuevo León a que adquieran el combustible robado.
Otra parte del hidrocarburo lo vende de manera clandestina en carreteras del norte de México, es por eso que se empeñan en controlar todas las vías de Tamaulipas.
Además, amenazan a los transportistas para que trasladen el combustible hacia contendores y estaciones de gasolina.
La disputa por el puerto
Al principio de la separación entre el cártel del Golfo y su brazo armado, Los Zetas, a éste último no le importaban las ciudades del sur de Tamaulipas, como Altamira, Ciudad Madero y Matamoros.
Pero al darse cuenta las ganancias que podrían tener con el robo de gasolina y la importancia de contar con una ciudad portuaria, iniciaron la pelea por todo el estado fronterizo.
Mientras el cártel del Golfo controlaba vía marítima el robo de combustible, Los Zetas tenían el tráfico de droga vía terrestre por brechas en su bastión: Nuevo Laredo y la llamada Frontera Chica, conformada por Miguel Alemán, Camargo y Cuidad Mier. Pero al buscar ampliar su dominio comenzaron a pelear por Altamira.
Iniciaron con el robo de gasolina de los ductos de Pemex en Tamaulipas para competir al cártel del Golfo y comenzaron a disputar las carreteras de este estado.
Los Zetas empezaron a poner “tienditas” de gasolina robada bajo la fachada de vulcanizadoras.
Este grupo formó un dique para evitar que las células del cártel del Golfo de Tampico y Matamoros, se comunicaran con Ciudad Victoria y Reynosa, pues es por ese corredor por donde pasa toda la gasolina robada de Altamira.
Este puerto ocupa el cuarto lugar a nivel nacional por su manejo de carga y el primero en manejo de fluidos petroquímicos.
Después, Los Zetas extendieron su operación de robo de gasolina hacia Nuevo León y Coahuila.
La respuesta de ‘El Golfo’
El cártel del Golfo al ver el avance de sus rivales hacia Altamira, comenzaron a pelear los municipios de la Frontera Chica.
Aplicaron un “toque de queda” a los pobladores, para defender su plaza.
Circular por los caminos de noche para los lugareños era casi la muerte.
Se desata la violencia
El intento de rescatar a José Tiburcio Hernández ,“El Gafe”, líder de la plaza detenido la semana pasada, provocó caos en Altamira. Bloqueos, balaceras y enfrentamientos se desataron en el puerto tamaulipeco.
El puerto de Lázaro Cárdenas
Reporte Indigo publicó ayer que Los Caballeros Templarios extendieron su presencia en todos
los renglones económicos de Michoacán, incluso
en las empresas acereras del puerto de Lázaro Cárdenas, las cuales eran suministradas de mineral por parte de las células del cártel.