La organización Familias Fuertes Unidas por Nuevo León arrancó una cruzada para evitar que el espectáculo “Dios está muerto” del comediante Carlos Ballarta, programado para el próximo 25 de octubre en Auditorio Pabellón M, sea cancelado.
Juan Manuel Alvarado, integrante esta organización, consideró en entrevista con Reporte Índigo, que este evento es un acto satánico, que ofende sus creencias cristianas, por lo que solicitó que el alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza lo cancele.
“En este caso hacemos un llamado urgente al alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza, para que conforme a los términos que marca la ley se cancele el evento, que viene a atentar contra los valores y principios de familias de Nuevo León.
“Nosotros vemos en este show un acto satánico, el cual no estamos dispuestos a permitir en Nuevo León, nosotros somos respetuosos de las creencias, pero no de la ofensa, no permitiremos la ofensa, y eso es una ofensa de nuestras creencias”, dijo Alvarado.
Agregó que la celebración de este show, es un insulto grave para la comunidad cristiana de Nuevo León, pues no tiene una aportación a la cultura.
Lee: Standupero denuncia que autoridades de Querétaro lo censuraron
“¿Por qué rechazamos este evento?, porque no tiene aportación cultura alguna, viene a deformar en lugar de formar, impulsaremos la música, las artes, la pintura, la literatura, pero no una ofensa directa a nuestra creencias individuales y de familia.
“Abogamos a la conciencia como padre de familia, abogamos a la formación de valores, que sabemos perfectamente fundamentada y también como alcalde en el procedimiento de revisión de los permisos y de los mismos procedimiento que se tiene que verificar que está acorde en regla”, dice el activista.
Consideró Alvarado que este evento es un ataque frontal hacia la fe del 95 por ciento de las personas que practican el cristianismo evangélico y cristianismo en general
“Es un ataque, es un ataque frontal al cristianismo, nosotros somos respetuosos, insisto, pero levantamos la voz como Familias Fuertes porque vemos que es una agresión directa, no solo al individuo sino a nuestra fe, es un agresión directa a Dios”, concluyó Alvarado.
