Inminente conflicto asiático

La creciente tensión en el sudeste asiático, el crecimiento de China en materia de geopolítica, sumado a las acciones del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, son detonadores de un potencial conflicto en la región.

En entrevista con Reporte Indigo, Simón Levy, experto en China, señala que la nueva faceta del país asiático como gran jugador en el panorama internacional podría ser un factor de equilibrios o desequilibrios en un hipotético conflicto bélico.

Carlos Salazar Carlos Salazar Publicado el
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La inminente llegada de Trump a la Presidencia de EU está rompiendo la relación de ese país con China y podría incrementar la tensión en la región del sudeste pacífico, con Taiwán en el centro del conflicto

La creciente tensión en el sudeste asiático, el crecimiento de China en materia de geopolítica, sumado a las acciones del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, son detonadores de un potencial conflicto en la región.

En entrevista con Reporte Indigo, Simón Levy, experto en China, señala que la nueva faceta del país asiático como gran jugador en el panorama internacional podría ser un factor de equilibrios o desequilibrios en un hipotético conflicto bélico.

Según Levy, estaríamos ante las puertas de una guerra inédita, que no sería necesariamente la guerra de los tanques, sino también una guerra por la información, una guerra cibernética y una guerra comercial.

“Vamos a entrar en un potencial conflicto militar, pero también vamos a entrar en un potencial conflicto de información. Yo lo que creo es que vamos a ver una guerra inédita”, anticipa.

Uno de los principales detonadores de una posible guerra es el potencial conflicto entre las dos Coreas, en donde China podría jugar un papel importante, y donde una intervención de Estados Unidos, por su alianza con Corea del Sur, podría desencadenar una escalada de reacciones.

“Cualquier movimiento que haga Estados Unidos genera un efecto dominó con Rusia, con la OTAN, todos son cadenas importantes. Un potencial conflicto militar entre dos países de Asia, o en una región de Asia, va a escalar, está todo relacionado”, sostiene Levy.

La inminente llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos está rompiendo la ecuación no solo de la relación bilateral entre ambos países, sino que podría incrementar la tensión en la región del sudeste pacífico, con Taiwán en el centro del conflicto.

En diciembre pasado, una llamada entre la presidenta taiwanesa y Donald Trump fue percibida como una afrenta del Presidente electo al principio diplomático de la unificación China, pues para los chinos, la unidad de su territorio es un tema tabú.

“Le llama a la presidenta de Taiwán, quiebra prácticamente algo que ya se había convertido en un pilar de la tradición diplomática en la relación bilateral entre China y Estados Unidos que era el respeto hacia la política de una sola China. Se quiebra eso y lanza una señal muy clara”, advierte Levy.

La nueva configuración geopolítica en la región, la tensión existente, sumado a estos potenciales detonadores, presagian un inminente conflicto, en donde el mínimo movimiento podría poner en marcha un choque militar con la intervención de más de dos países.

La avanzada China

Para Levy, estudioso del crecimiento chino en los últimos años, China no se ha convertido solamente en una potencia económica, sino en un jugador importante en el equilibrio de poderes en el mundo, y lo ha conseguido, no solo a través de su expansión económica, sino en su estrategia geopolítica.

“La estrategia de las empresas paraestatales chinas es salir, adquirir activos importantes en otras partes del mundo. No les importa tener o no rentabilidad económica, sino que van a abrir mercados y un posicionamiento estratégico”.

“Lo importante de este posicionamiento es que estas empresas se constituyen en agentes de información, en agentes de control de activos, y sobre todo control de materias primas”.

La concentración de poder que está teniendo el actual presidente Xi Jinping es algo que no se había visto, sostiene Levy, pasando del establecimiento de una plataforma comercial a una plataforma militar y de información.

“China va a dejar de ser un ente meramente económico y se va a convertir en un gran jugador geopolítico. ¿Cuál va a ser su papel? Un gran actor en la creación de nuevas políticas públicas a través de un nuevo modelo de desarrollo económico y político”.

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