En México, un país donde más de la cuarta parte de su población vive en pobreza alimentaria –alrededor de 28 millones de personas-, diariamente se desperdician 30 mil toneladas de alimentos perecederos.
Este desperdicio ocurre a pesar de que son decenas de bancos de alimentos civiles los que tratan de rescatar la comida para entregarla en zonas marginadas o a la asistencia social.
Héctor Adrián Menchaca, senador por el PT, presentó un punto de acuerdo para llamar al Gobierno federal a establecer un programa nacional para recuperar alimentos en buen estado y distribuirlos entre quienes no tienen acceso a comida.
Según cálculos del Grupo Técnico de Pérdidas y Mermas de Alimentos de la Cruzada Nacional contra el Hambre, al año México tira a la basura el equivalente a 120 mil millones de pesos en alimentos.
Esta cantidad podría servir para alimentar a cerca de 12 millones de personas o tres millones de hogares, durante un año entero.
Mal aprovechamiento
Es común ver a personas escogiendo comida en los desperdicios, afuera de centrales de abasto o mercados. La falta de dinero para adquirir alimentos provoca que miles de familias tengan que recurrir a eso.
Y el daño también alcanza al medio ambiente, pues para cubrir la demanda de mejores alimentos, se sobreexplotan los recursos naturales.
Según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), al año se desperdician mil 300 millones de toneladas de alimentos.
En América Latina y el Caribe, “el 28 por ciento de los desperdicios ocurren a nivel consumidor; el 28 por ciento, a pérdidas a nivel de producción; el 17 por ciento de desperdicio ocurre en el mercado y la distribución.
El 22 por ciento de las pérdidas se dan durante el manejo y almacenamiento; y el 6 por ciento restante a nivel de procesamiento”, cita Menchaca a la FAO.
En México, el desperdicio alcanza la cifra de 30 mil toneladas de alimentos diariamente.
Esto significa que podrían llenarse 750 tráileres con la comida que se tira en México cada día.
Cálculos de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) revelan que al año, son 19 millones de toneladas la comida que se desperdicia.
Son 475 mil tráileres llenos de alimentos los que se tiran a la basura; formándolos en una sola fila, los camiones llegarían desde México hasta Chile.
Esta cantidad de comida equivale al consumo de 27 millones de personas y representan una pérdida de alrededor de 120 mil millones de pesos al año.
La mitad de los alimentos desperdiciados son frutas y verduras, un 46 por ciento; cereales, un 29 por ciento; y productos de origen animal, como carnes y lácteos, en un 25 por ciento.
“Estos datos representan alrededor de 12 millones de personas que podrían ser alimentadas, en 3 millones de hogares.
“Esta triste realidad demuestra que a pesar de los programas que el país ha implementado, como la cruzada contra el hambre, aún hay grandes problemas y retos referentes al tema”, sostuvo Menchaca.
En febrero de este año, la Sedesol dio a conocer un programa de apoyo a organizaciones civiles que llevan a cabo la recolección de alimentos en buen estado.
La labor, sin embargo, aún podría llegar más lejos.
Acción ciudadana
México cuenta con la segunda red de bancos de alimentos más grande a nivel mundial.
En 29 entidades del país –excepto en Durango, Baja California Sur y Nayarit- operan 58 dirigidos por organizaciones civiles; entre todos, cada año se recuperan 120 mil toneladas de comida.
Esto es el 60 por ciento de lo que se recupera en toda América Latina y el Caribe.
Sin embargo, el esfuerzo de la sociedad civil parece cada vez más insuficiente, por los altos costos de operación y otros obstáculos.
“Hay grandes problemas y los alcances son pocos. La infraestructura resulta insuficiente, falta de transportes o personas que revisen los alimentos, entre otros.
Menchaca busca que las secretarías de Desarrollo Social, Economía y Gobernación instrumenten mecanismos de coordinación con las organizaciones civiles para recuperar alimentos en buen estado.
La recuperación ocurriría en los mismos lugares que pasa ahora: centros comerciales, centrales de abasto, tiendas de autoservicio, restaurantes o cualquier otro establecimiento que maneje comida.
El derecho a la alimentación fue incorporado en la Constitución Política mexicana en el 2011.
Para el senador petista, la acción del Estado es necesaria para cumplir con una de sus obligaciones; no hacerlo implica no garantizar que los ciudadanos mexicanos tengan acceso al cumplimiento de uno de sus derechos fundamentales consagrados en la Constitución.