El mundo cambió radicalmente. Hoy, la población de los cinco continentes coexiste bajo dos amenazas latentes: el COVID-19 y la viruela símica, a lo que aún falta que se sumen otras afecciones y padecimientos como parte de los estragos de la pandemia que inició en marzo de 2020 y que apenas comenzamos a conocer.
Por ejemplo, el hecho de si existía o no una conexión entre la fatiga, la ansiedad y la depresión en los pacientes con coronavirus persistente es algo que no se había llevado a los laboratorios. Ahora, una investigación publicada en el “Journal of Neurology“, revela que la fatiga en las personas con postcovid está relacionada con padecer ansiedad, depresión y apatía.
En México, específicamente, al día de hoy se han contabilizado 60 casos confirmados y cero defunciones. Los enfermos se encuentran repartidos en 11 estados de la República: Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Nuevo León, Colima, Baja California, Sinaloa, Tlaxcala, Veracruz, Oaxaca y Quintana Roo.
Para analizar esta situación por la que atraviesa el mundo, Reporte Índigo entrevisto a un grupo de expertos, quienes coinciden en que, aunque estamos atravesando por un panorama particularmente adverso en materia de salud, estamos preparados para enfrentarlo si asumimos los retos con responsabilidad.
La especialista en materia de salud especifica que para que estas medidas funcionen, todos deben respetarlas, algo que cada vez se ve menos.
“La gente debe entender que la mayoría de estas medidas de seguridad contra enfermedades como el COVID-19 y la viruela símica llegaron para quedarse. Desafortunadamente no todos lo ven así, por eso el uso del cubrebocas ha disminuido y la gente ha regresado a las reuniones y al contacto social que acostumbrábamos”.
Repercusiones por descubrir
Para la doctora Jessica González seguiremos viendo un amplio esquema de afecciones relacionadas al COVID-19 mientras mantengamos picos de contagios elevados.
“Ahorita estamos en la quinta ola. La gente sigue infectándose, y aunque los síntomas de estas últimas cepas ya no sean tan agresivos y la mortalidad haya disminuido radicalmente, mientras más gente contraiga el virus y este siga evolucionando, más padecimientos postcovid podrán desarrollar quienes tuvieron el SARS-CoV-2”, explica la especialista.
Por su parte, Marco Calabria, investigador del grupo “Cognitive Neurolab” y quien relacionó la fatiga del postcovid con la depresión, asegura este descubrimiento atiende un problema particular, sin embargo, pueden surgir muchos más en otras habilidades como la atención, las funciones ejecutivas, el aprendizaje y la memoria a largo plazo.
En cuanta o la sensación de cansancio, dice que “entre el 9 y el 49 por ciento de los pacientes presentan fatiga cuatro semanas después del inicio de los síntomas de COVID-19, algo que incluso puede persistir durante un año.
“La fatiga persistente es algo muy invalidante y limita mucho la calidad de vida de las personas. Si una persona padece fatiga por COVID, es importante ir más allá y ver qué otros síntomas o trastornos están asociados con esta condición”.
El especialista, agrega que también es importante explorar otros padecimientos relacionados al coronavirus para poder atenderlos adecuadamente.
“Ahora que conocemos el nexo entre la fatiga y la depresión, los clínicos deberán explorar estos aspectos para orientar las pautas terapéuticas”.
OMS reconoce los retos de la viruela símica
Durante la segunda reunión del Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional sobre el brote de viruela símica en varios países, celebrada el jueves 21 de julio de 2022, la Organización Mundial de la Salud manifestó su preocupación por el número de casos, en cada vez más países, que se han notificado a la OMS de viruela símica, y puso de relieve los desafíos presentes debido a la complejidad de las pautas de transmisión en las diferentes regiones.
“El aislamiento de los casos y el rastreo de los contactos podrían servir para controlar el brote. Sin embargo, la experiencia acumulada hasta el momento en las labores de respuesta, demuestra que es muy difícil aplicar estas intervenciones.
“Por lo que respecta a la detección de los casos, se encuentran obstáculos para acceder a las pruebas diagnósticas; en cuanto al aislamiento de los casos durante 21 días, no resulta fácil de aceptar justo después de los confinamientos que la población se vio obligada a aplicar durante la COVID-19. El rastreo de los contactos tampoco es fácil porque suelen ser varios y en ocasiones no se conoce su identidad”.
Ante este panorama, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, aseguró que
hay más probabilidades de controlar el brote si se recurre también a la vacunación.
“Concretamente, se ha concluido que, cuando el rastreo de contactos no es factible o no da resultados, la estrategia más eficaz para utilizar las vacunas es la profilaxis previa a la exposición de las personas que corren más riesgo de estar expuestas al virus”.
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