La científica Joanne Chory puso sobre la mesa una estrategia para reducir la presencia de Dióxido de Carbono (CO2) en el medio ambiente: plantas secuestradoras de carbono.
Al detectar que la presencia de CO2 es un gran problema en el cual deben apoyar los científicos y la población en general, Chory decidió encabezar la Iniciativa de Aprovechamiento de Plantas, con la cual busca atrapar el dióxido de carbono de la atmósfera.
La investigadora del Salk Institute for Biological Studies dijo que “las plantas modificadas se encuentran aún en etapa de investigación en el laboratorio, pues aún falta mucho por hacer antes de llevarlas a campo”.
Sin embargo, aclaró: “Hemos tratado de evitar los OGM’s (organismos genéticamente modificados), lo que tratamos de hacer es editar la cadena, utilizando técnicas de secuenciación CRISPR (herramienta de edición genética que ‘corta’ segmentos del ADN de una célula)”.
En un artículo publicado recientemente en la revista Plant Cell (2022), Chory detalla que la planta ideal debe acumular suberina en la pared celular de sus células de raíz y formar un sistema de raíces vasto y profundo. Para lograrlo se seleccionan genes candidatos que afecten la arquitectura del sistema radicular y la masa radicular; información que se combina con promotores específicos de raíces y genes biosintéticos de suberina.
De acuerdo con la investigadora, se espera que, además de atrapar más carbono, las plantas repondrán los suelos empobrecidos de este elemento con polímeros de carbono resistentes a la degradación.
Chory señaló: “Decidimos que con esta iniciativa teníamos que aprovechar algún elemento de distribución global y lo que hemos hecho es trabajar con semillas de maíz y arroz en sus formas silvestres, pero también se puede trabajar con granos de soya, sorgo y canola. Estas especies tienen una gran distribución global”.
Si bien hay varias plantas que podrían ser usadas en el proyecto, deben tener características especiales, como mecanismos que aumenten el secuestro de carbono, resistir a la descomposición por parte de los microorganismos del suelo, vivir más en los suelos, es decir, las plantas finales deberán soportar una interacción compleja entre la composición química, la oclusión física del carbono dentro de los agregados del suelo, la formación de complejos organominerales estables y la conectividad de la película de agua con los microbios.
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