Plagio en universidades: El cártel de citas, la otra cara de la investigación y la academia en México

Los científicos mexicanos se encuentran en una lucha en contra del plagio, de la censura, de la falta de recursos y de la precariedad laboral. Estas son las historias de cómo los investigadores en México enfrentan estos retos y trabas por amor a la ciencia y al desarrollo del conocimiento
Ernesto Santillán y Joshua Hernández Ernesto Santillán y Joshua Hernández Publicado el
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En un entorno laboral precarizado, algunos investigadores universitarios recurren a prácticas de poca ética e inmorales; además de abusar de su estatus para ejercer presión a estudiantes y aspirantes a académicos.

Al interior del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) se da un fenómeno oprobio que tanto alumnos como académicos conocen, pero ninguno se atreve a denunciarlo, y el cual se incentiva por la precariedad laboral del propio Sistema.

Bajo el mote del “Cártel de Citas”,  investigadores relataron a Reporte Índigo que existen prácticas poco o nada éticas entre algunos académicos; sin embargo, éstos no son sancionados por ser un mecanismo naturalizado entre las filas de los investigadores.

En las universidades mexicanas hay represalias contra él o la estudiante que se atreva a denunciar plagios o malas prácticas de los profesores. Foto: Reporte Índigo.

Las malas prácticas en la academia mexicana 

El exceso de auto citación

A pesar de que se comprende que un investigador especializado puede recurrir a sus publicaciones previas para abundar sobre un tema, el exceso de la autoreferencia debilita la argumentación y sustento que puede tener un nuevo artículo.

Robo de información a tesistas

En algunos casos, los doctorantes o maestrantes que reciben la asesoría de algún investigador de carrera (vaca sagrada), suelen ser “plagiados“, esto sucede porque, durante los avances de su investigación, presentan datos o exponen teorías a sus profesores que luego usan como propias; por lo que, existen múltiples señalamientos de que académicos utilizan esa información sin dar crédito a sus estudiantes bajo la falacia de que él “aprovecharía mejor esa información”.

“El Cártel de Citas y Colaboraciones”

De acuerdo con los testimonios compilados por Reporte Indigo, existe un grupo minoritario del SNI que, para no perder los incentivos económicos del Conahcyt y/o alguna universidad, trafica con citas y colaboraciones.

El mecanismo es sencillo: el investigador X, al momento de publicar, cita y/o pone como colaboradores a los investigadores W, Y y Z (posiblemente amigos de él), aun cuando ellos no colaboraran o no sea necesario incluirlos en la bibliografía citada.

Bajo el mote del “Cártel de Citas”, investigadores relataron a Reporte Indigo que existen prácticas poco o nada éticas entre algunos académicos. Foto: Reporte Índigo.

Esto tiene como consecuencia que el investigador X sea citado o puesto como colaborador en las publicaciones de W, Y y Z, pues “favor con favor se paga“. 

Además, hay represalias contra él o la estudiante que se oponga a este mecanismo.

Es como una red de favores. Sobre todo, con los que se les conoce como ‘vacas sagradas‘, si tú te enemistas con una de estas figuras, no sólo te enemistas con esa persona, sino con toda su red“, advierte un actual miembro del SNI que prefirió mantener su  nombre en el anonimato. 

¿Por qué no se castiga el plagio en las universidades mexicanas?

A pesar de que la generalidad en México sea que los miembros del SNI generen sus propias investigaciones de manera ética y consistente con un modelo de trabajo científico, los casos del “Cártel de Citas” destacan por diversos motivos: causan indignación a la comunidad, inhiben la formación de investigadores y delata el desaseo que existe en el Sistema Nacional de Investigadores para castigar estos casos.

Para no perder los incentivos que ofrece el Conahcyt o las universidades mexicanas, los investigadores buscan “ganar puntos”, por lo cual se concentran en publicar artículos para que los puedan citar. Foto: Reporte Índigo.

Asimismo, a pesar de que las universidades cuentan con comités de ética y justicia, al no existir un lineamiento específico para condenar, prevenir y castigar estas malas prácticas, las mismas se perpetúan y se normalizan, por lo que, temerosos de algún tipo de represalia, se respetará el anonimato de los testimonios que se muestran.

Sin embargo, el principal motor de la existencia de este cártel es el propio SNI, pues las condiciones materiales con las que dotan a sus investigadores suelen no reconocer el derecho a un salario digno y, a falta de esto, promueven incentivos económicos a base de becas.

El problema es que, para no perder los incentivos que ofrece el Conahcyt o las universidades mexicanas, los investigadores buscan “ganar puntos”, por lo cual se concentran en publicar artículos, difundirlos y buscar que otros investigadores los citen.

“Actualmente, soy SNI Nivel 1. Si quiero subir al Nivel 2, durante cinco años debo publicar mínimo cinco artículos, además de eso dar clases, además de eso hacer divulgación y además de eso dirigir tesis o participar en comités de este tipo de trabajos”, comenta un investigador en la CDMX.

Aunado a ello, al no tener un salario digno, los miembros del SNI no se quieren jubilar, ya porque, al momento de retirarse, sólo recibirían una pensión calculada con base en su salario, es decir, no se toma en cuenta los ingresos generados por los estímulos.

Muchos investigadores adultos mayores se niegan a pensionarse, pues necesitan de los ingresos económicos de los estímulos para poder satisfacer sus necesidades mínimas. Foto: Reporte Índigo.

Esto no solo precariza la vida laboral, sino que, al mismo tiempo, se promueve una jubilación indigna que violenta el paso por la vejez.

Por ello, muchos investigadores adultos mayores se niegan a pensionarse, pues necesitan de los ingresos económicos de los estímulos para poder satisfacer sus necesidades mínimas.

Como si no fuera suficiente, la asignación de las bases en las universidades es muy competitiva. 

Tal fue el caso de un investigador que cuenta con seis posdoctorados en la misma disciplina y, aun así, de las seis plazas para las que concursó, no logró quedarse en ninguna.

“Creo que es una crisis global, la diferencia es que aquí en México no es un país en dónde te puedas mover fácilmente a otras industrias; en otros lados del mundo, sí te puedes mover”, apunta un exinvestigador del SNI.

Investigadores están obligados a vivir de becas y estímulos 

Además de que se propician prácticas inmorales entre algunos miembros del SNI y de que las personas adultas mayores dedicadas a la investigación tengan que “trabajar hasta morir“, algunos maestros y doctores de diferentes universidades advirtieron que hay un menor número de alumnos jóvenes que se suman a las filas de posgrados en las instituciones educativas.

Al respecto, alumnos de la Facultad de Ingeniería de la UNAM dicen que no buscan (al menos no de momento) hacer un posgrado o dedicarse a la investigación porque su prioridad es tener un ingreso económico constante y no “vivir a base de becas”.

Maestros y doctores de diferentes universidades advierten que cada vez hay un menor número de alumnos jóvenes que buscan dedicarse a la investigación. Foto: Reporte Índigo.

“Considero que estas expectativas serían mejor desarrolladas a nivel privado ya que hay mayor posibilidad de encontrar un mejor puesto (de trabajo) y mejor salario en la iniciativa privada”, refiere Arturo, aspirante a la especialidad de Ingeniería Sanitaria en la UNAM.

Al egresar, lo que uno busca es un ingreso económico; entonces, al ver las becas para posgrados, pues no son tan viables. También interviene la oferta académica”, dijo Alondra, estudiante de la carrera en Ingeniería Eléctrica Electrónica.

Finalmente, los investigadores o exinvestigadores consultados señalaron que en otros países ocurre lo mismo, ya que, durante los intercambios estudiantiles, algunos mexicanos encontraron situaciones similares en España y Estados Unidos.

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