Son parte ya del paisaje urbano de varias ciudades del país se les ve transitar en las principales calles y avenidas. Con desperfectos mecánicos y con miles de litros de agua potable en almacenamiento circulan estas unidades que la ciudadanía reconoce a simple vista.
Se trata de cientos de pipas que han afianzado operaciones en varias colonias, localidades, municipios y ciudades del territorio nacional. Su misión consiste en dotar de agua a miles de familias que enfrentan desabasto de este servicio. Un problema que se agudiza.
La crisis de agua ha permitido a empresas de este giro entrar al quite por partidas presupuestales de municipios, alcaldías y hasta gobiernos locales y estatales en fechas recientes.
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De acuerdo con el sitio de compras del Gobierno federal, Compranet, varias administraciones han tenido que echar mano de empresas privadas para mitigar la escasez de agua y garantizar este servicio público.
Los recursos que se han erogado en los últimos tres años ascienden a miles de millones de pesos que han sido destinados para la contratación de camiones que almacenan y distribuyen agua potable.
Por ejemplo, dependencias gubernamentales como el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, el Centro Nacional de Control de Energía, la Secretaría de Salud federal y otras instituciones de gobierno, han tenido que contratar pipas de agua para cubrir las necesidades que enfrentan en este periodo de estiaje.
Entre las empresas que han sido contratadas para brindar el transporte de agua en los últimos años se encuentran consorcios privados de varios estados del país que han incrementado sus ingresos por adjudicación directa.
Bajo el argumento de la crisis actual de agua, también aparecen ayuntamientos y gobiernos estatales que han firmado varios contratos con este tipo de empresas para abastecerse de agua potable.
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Es justamente este 2024 el año que se perfila para que el uso de pipas por parte de la administración local y federal se incremente.
Mientras varios municipios han seguido su ejemplo al firmar contratos que ascienden a millones para el arrendamiento de pipas y camiones de almacenamiento con empresas piperas ubicadas en el Estado de México, Querétaro, Monterrey, Guadalajara y la propia Ciudad de México.
El costo de los servicios de estos corporativos se ha incluso duplicado en algunos casos ante la demanda que existe en este 2024 y que, de acuerdo con el pronóstico de las autoridades, la situación de escasez se agravará en varios puntos del país, por lo que se prolongará el uso de estas unidades.
Las consecuencias
José Luis Luege Tamargo, extitular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), alerta sobre la posibilidad de que las sequías en el presente año intensifiquen el racionamiento de agua ya existente en diversas áreas del país, prolongando aún más los cortes en el suministro.
Mientras que Enrique Castelán Crespo, presidente del Consejo Internacional de Recursos Naturales y Vida Silvestre, A.C., asegura que cuando se comienza a abastecer de agua a la población de esta manera, significa que se falló en la gestión de este líquido.
“Los ciudadanos tendrán que acostumbrarse a las pipas de agua, pero no como solución al problema, sino como una respuesta a una situación de crisis”, precisa a este diario.
De acuerdo con datos oficiales, el sector agrícola en el país es responsable del consumo del 75 por ciento del agua disponible, mientras que la industria utiliza únicamente el 5 por ciento.
Tandeo y boteo, la nueva realidad
Humberto Chavarría Hernández es pipero desde hace más de 15 años, una labor que implica un gran desgaste emocional y físico debido al trato diario con los vecinos a quienes suministra agua.
Al sur de la Ciudad de México, “Beto” —como lo llaman quienes los conocen— cumple con una jornada laboral que implica de tres a cuatro viajes diarios a bordo de una pipa que tiene una capacidad de almacenamiento de 10 mil litros de agua.
Tiene que seguir una ruta que le es asignada por una persona que funge como enlace una vez que termina de abastecerse de agua en uno de los pozos de la demarcación.
“No hay forma de desviarnos o que nos quedemos con agua”, reconoce el operador. A bordo de su camión y formado para abastecer su pipa en el pozo de San Juan, que se ubica en esta demarcación en donde reconoce que cada viaje que realiza es para aproximadamente nueve casas.
“Beto” asiente que, a diferencia de unos años atrás, el uso de pipas se ha incrementado en varias partes de la capital mexicana, pues antes realizaban en promedio de uno a dos viajes diarios.
“El tandeo (o boteo) es cada vez mayor; antes las personas llenaban de agua sus tambos y botes, ahora la almacenan en tinacos o cilindros más grandes; saben que tienen que ahorrar más agua que antes”, describió el trabajador.
Y es que la falta de presión en las presas del Sistema de Cutzamala —38.7 por ciento de su capacidad con corte el 16 de febrero— ha forzado a las autoridades a contratar pipas, tanto públicas como privadas, para llevar agua a colonias en donde enfrentan estrés hídrico.
Por si fuera poco, la proyección de las autoridades no es alentadora: para junio próximo se prevé que llegue el temido “Día 0”, es decir, cuando se alcancen mínimos históricos de almacenamiento de agua en presas y cuerpos de todo el país.
‘Nos han querido golpear’
La disputa por el agua se ha recrudecido. Desde conflictos vecinales y peleas por cisternas, hasta el secuestro de pipas e incluso agresiones a operadores, ha generado la escasez de este servicio, la cual se agrava cada año.
“He tenido malas experiencias. Nos han querido golpear por tener agua. Me ha tocado ver incluso a vecinos irse a golpes por tener este servicio. Anteriormente se hablaba mucho del secuestro de las pipas”.
Así lo advierte “Beto” quien reconoce que la labor de operar una pipa es compleja por las situaciones que a veces tiene que sortear. A pesar de ello, el conductor de estos camiones, relata que le gusta su actividad y trata siempre de ser lo más profesional en el suministro de agua para quienes más lo necesitan.
Aprovechan demanda para inflar precios
La necesidad de contar con agua ha provocado que las empresas que la distribuyen por medio de pipas inflen los precios. Esto a pesar de las advertencias que ha lanzado el Gobierno federal para mantener los precios estables.
Reporte Índigo consultó a cinco empresas que se localizan en la Ciudad de México, Estado de México, Querétaro, Monterrey y Jalisco para conocer el costo de una pipa con capacidad de 10 mil litros de agua.
En la capital del país, empresas dedicadas a este giro reportaron costos desde los mil 800 hasta los cinco mil pesos, debido a que los pozos que se encuentran disponibles han comenzado a racionar cada vez más el líquido.
Otras compañías reportaron que ante la demanda de agua en estos últimos días, es imposible contratar un servicio, a menos de que se pague hasta un 300 por ciento más.
Mientras tanto, en estados como Monterrey y Jalisco, varias compañías privadas revelaron que la venta de agua se encuentra sujeta a la disponibilidad de pozos y cuerpos de agua, así como los precios de la misma.
La falta de este líquido y el incremento de los precios de las pipas ha dejado como damnificados a dueños de negocios, restaurantes y a comerciantes que necesitan de este servicio a diario en grandes cantidades, de acuerdo con cámaras empresariales consultadas.
De acuerdo con un informe de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que elaboró en 2023, el precio de una pipa de agua se llegó a cotizar a un precio de mil 803 pesos.
Si bien este fue el promedio, la procuraduría detectó precios más elevados en otras entidades. Esto, debido al desabasto que se presenta en varias regiones del país y por la oferta y demanda de este servicio público.