Pescadores locales del Alto Golfo en el olvido
Los pescadores que dependen de esta actividad en el Alto Golfo argumentan que han buscado llegar a acuerdos con el gobierno para no dañar a las especies y tener una forma de ganarse la vida, pero han sido ignorados
Rubén ZermeñoLa sangre de la vaquita marina no es la única que se ha derramado en el Alto Golfo de Baja California.
El 31 de diciembre de 2020 el barco de conservación Farley Mowat colisionó contra una pequeña panga de pescadores que transitaba sobre el área de tolerancia cero.
Mientras la asociación internacional fundada por el ambientalista Paul Watson argumenta que todo fue un accidente mientras se protegían de un ataque de supuestos pescadores furtivos y piratas, la comunidad de pescadores de la región, comenta que el choque que terminó con la vida del pescador Mario García Toledo y lesionó de gravedad a su acompañante, Sergio Martínez, fue obra de los métodos violentos que utiliza la asociación para proteger los mares de la pesca, por lo que los responsables deben de enfrentar la justicia.
“Nosotros nunca hemos sido escuchados. En todo este tiempo se ha incrementado la pesca ilegal, estamos en un momento muy difícil porque hay muchos ambientalistas que hablan mal de nosotros porque generalizan y dicen que todos somos ilegales, que todos somos delincuentes.
“En nuestro país tenemos a muchas autoridades como para que vengan extranjeros a hacer esa labor. Si el gobierno hubiera hecho su trabajo de comunicación con los pescadores, lo que pasó el 31 de diciembre no hubiera pasado”, comenta a Reporte Índigo Lorenzo García, presidente de la Federación de Pesca de San Felipe Pamita.
En el Alto Golfo existe una zona de cero tolerancia en la que toda la pesca está prohibida y los pescadores son ilegales. Desde que el actual Gobierno federal terminó con la compensación económica a cambio de la veda que se instauró el sexenio pasado, los habitantes de la región no tienen otra alternativa para sobrevivir más que ser furtivos.
Además, los pescadores se deben enfrentar a un embargo que desde 2018 impuso el Gobierno de Estados Unidos para no comprar productos pesqueros como camarón, sardina, chano, sierra y corvina a México, debido a la situación de extinción de la vaquita marina.
“Hace dos años que se terminó la compensación y el gobierno nos dijo ‘a trabajar’, pero entramos a trabajar y con el principal mercado que tenemos, Estados Unidos, hay un embargo a nuestro camarón y ya no podemos exportarlo. Lo estamos vendiendo a consumo nacional y es un precio muy bajo, además no se puede vender todo el producto como se hacía antes”, agrega el pescador.
En la zona además de vaquitas marinas y camarones hay totoabas, una especie considerada la cocaína del mar, y por la cual los pescadores llegan a recibir entre mil 500 y 2 mil dólares por el kilogramo de su vejiga.
Hay pescadores en el Alto Golfo que pese a ser ilegales buscan entablar diálogo con las autoridades para seguir pescando con otras técnicas que no afecten a las vaquitas marinas.
“Nosotros les hemos dicho a las autoridades que podemos presentarles artes de pesca con hilos más delgados y no han aceptado. Nosotros sabemos que no puede quedar atrapada una vaquita marina con nuestras artes de pesca porque un pescado de más de dos kilos puede hacer un hoyo fácilmente e irse.
“Yo le pediría al presidente que se acerque a nuestras comunidades y vean de cerca el problema, que venga a ver realmente que la pesca que hacemos en San Felipe y en Santa Clara es una pesca organizada y lo que peleamos no es un tema de compensación, si no que queremos seguir trabajando y que ellos en el mar realicen un nuevo ordenamiento pesquero”, concluye.
Conflicto político por el Alto Golfo
La senadora de Morena, Nancy Sánchez, pide a la justicia mexicana que Sea Shepherd no se vaya de México, como anunció, sin responder por la muerte de García Toledo. Además manifestó su rechazo a que embarcaciones extranjeras vigilen los mares nacionales.
“Estamos hablando de un incidente donde un pescador mexicano perdió la vida y otro sufrió lesiones graves.
“No hay acción más noble que preservar el bien de las personas en estado de vulnerabilidad o la protección de las especies en peligro de extinción, pero cuando se da este cruce de caminos, la lógica es que no debemos tomar acciones que pongan en peligro a un grupo por preservar a otro. Debemos tomar acciones ponderadas para mantener el equilibrio entre ambos”, comentó.
Al respecto, Alejandro Olivera, representante en México para el Centro para la Diversidad Biológica, señala que la salida de Sea Shepherd dejará un vacío, porque ellos realizaban actividades que el gobierno no tiene la capacidad de hacer.
“Las redes son la principal amenaza para la vaquita marina, es su forma de contribuir a su conservación. No tiene ningún sustento que se les esté solicitando que se vayan, no son más que argumentos xenofóbicos e ignorantes porque no les gusta que esta asociación esté ayudando”, comenta el especialista.
Olivera agrega que el problema en el Alto Golfo es más amplio, más antiguo y los responsables diversos, pero la constante es la falta de oportunidades, pues el gobierno ha sido incapaz de dotar a los pescadores con otras redes o una tecnología alternativa en la cual se puedan capturar las mismas especies pero sin afectar a la vaquita.
“Ahí es donde debe de entrar el Instituto Nacional de la Pesca y han sido incapaces, a pesar de que han tenido varios prototipos de redes alternativas que no dañan a la vaquita, ninguna se ha logrado implementar ni se ha trabajado con los pescadores para solventar esta problemática”, finaliza.