Más de tres mil peruanos chocaron el sábado en una ciudad de los Andes con la policía, apedrearon una comisaría y retuvieron por horas a dos agentes mientras exigían elecciones generales, así como la renuncia de la flamante presidenta Dina Boluarte y del desacreditado Parlamento.
La policía confirmó que los dos agentes fueron liberados después y envió refuerzos. Anthony Torres, director del hospital subregional de Andahuaylas, dijo a The Associated Press que había 16 heridos, uno de ellos con traumatismo encefalocraneano severo trasladado a otra ciudad. La Defensoría del Pueblo indicó que las protestas a nivel nacional mantienen una “tendencia creciente”.
La protesta en Andahuaylas es una de varias surgidas en Perú desde el miércoles cuando Boluarte asumió el poder después que el Congreso destituyó al presidente Pedro Castillo. Antes Castillo buscó disolver ilegalmente el Parlamento. No recibió apoyo de los militares. Un presidente puede cerrar el Congreso, pero tras dos negativas de voto de confianza a su gabinete, lo que no ocurrió.
Andahuaylas es una ciudad en los Andes donde en 2005 se produjo una rebelión encabezada por el militar retirado Antauro Humala contra el entonces presidente Alejandro Toledo. Humala purgó prisión 17 años, hace poco fue liberado y ha mostrado interés en llegar a la presidencia.
En Lima, más de mil protestaron frente al Parlamento y una plaza cercana donde también exigieron la liberación del expresidente Castillo, de quien Boluarte fue vicepresidenta. El exmandatario es investigado de forma preliminar por el delito de rebelión y ha solicitado asilo a México, país que ha iniciado consultas a Perú para realizar los trámites sobre ese pedido.
Temprano Boluarte juramentó un gabinete ministerial centrista y les pidió a sus miembros no ser corruptos. “¿Jura usted por dios y la patria desempeñar leal y fielmente sin cometer actos de corrupción?”, fue la frase que repitió antes de juramentar a sus 17 ministros. Nombró como primer ministro al abogado Pedro Angulo, un exfiscal anticorrupción.
La presidenta también ha criticado a su antecesor, el expresidente Castillo, de quien era vicepresidenta. Castillo fue el primer mandatario investigado durante su gestión (2021-2022). Acumula seis indagaciones, la mayoría por presunta corrupción. La presidenta dijo el miércoles que había visto “con repulsión cómo la prensa y los organismos jurisdiccionales han dado cuenta de vergonzosos actos de latrocinio en contra del dinero de todos los peruanos”.
Boluarte juramentó como ministro de Economía y canciller a Alex Contreras y Ana Gervasi, quienes eran viceministros en sus respectivas secretarías. También nombró a su abogado, Alberto Otárola, como ministro de Defensa. Otárola había desempeñado el cargo hace una década.
Los expertos afirman que será fundamental el papel de los nuevos integrantes para elevar la tensión o apaciguar a un país que en la víspera acumuló más de 30 protestas, la mayoría modestas, pero algunas de ellas bloquearon carreteras.
Una variable importante será el olfato de Boluarte para manejar las olas de descontento y generar una coalición en el Congreso que la sostenga “y al mismo tiempo que sea una coalición, que no resulte aberrante para las izquierdas”, declaró a la AP Omar Coronel, catedrático de Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica de Perú.
Coronel indicó que un gabinete de centroderecha y centroizquierda preocupado en la provisión de fertilizantes para las siembras, en la problemática de los dirigentes medioambientales asesinados, en la atención a afectados por las sequías y dialogante con la gente, “molestaría mucho a sectores de izquierda más radical, que seguirán movilizados, pero desinflaría un poco las protestas, en sectores de izquierda y centroizquierda”.
Otro escenario podría ser que Boluarte no construya una coalición para evitar una vacancia en el Parlamento —que se obtiene con 87 votos de los 130 legisladores— y que se alíe con sectores conservadores o de derecha, excluyendo al centro y la centroizquierda. El efecto podría ser la unión de los grupos de izquierda, que están desunidos, y el aumento de las protestas, según los expertos.
“La izquierda en particular está partida y lo que puede ayudar a convertirla en un actor callejero importante sería que Boluarte se alíe con sectores más de derecha, donde ya no se distinga entre ella y las tres bancadas de derecha que son: el Fujimorismo, Avanza País y Renovación Popular. Cuando ocurra eso va a ser más probable que las distintas izquierdas que ahorita se odian, resuelvan sus problemas de acción colectiva y vuelvan a forjar una coalición”, comentó Coronel.
“Dina Boluarte no tendría protestas pequeñas, sino protestas más grandes, más permanentes, que desestabilizarían su gobierno, lo cual también le daría señales al Congreso de que ella es débil y eso la pondría contra la pared”, estimó el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Perú.
Otro aspecto clave que Boluarte debe tener en cuenta es la fuerza de represión que la policía ha aplicado estos días contra manifestantes en todo Perú.
“Reaccionar a las protestas con represión es otro punto que probablemente ayudaría a que haya más protestas en general”, afirmó Coronel.
Boluarte pidió más temprano evitar los conflictos. “Estoy atenta a las preocupaciones y demandas sociales, y ofrezco mi mano abierta para atender justos reclamos”, dijo.