Mayito, está de regreso
A Mario Alberto Segura el periodismo lo ha traído y lo ha llevado fuerte. Es un periodista que hasta hace unas semanas era desplazado del estado de Tamaulipas, en el que tuvo que hacer de todo para sobrevivir. Es el periodista que tuvo que cambiar la pluma y la libreta por el maquillaje y la peluca, para convertirse en un payasito de la calle y no morir de hambre.
J. Jesús Lemus
A Mario Alberto Segura el periodismo lo ha traído y lo ha llevado fuerte. Es un periodista que hasta hace unas semanas era desplazado del estado de Tamaulipas, en el que tuvo que hacer de todo para sobrevivir. Es el periodista que tuvo que cambiar la pluma y la libreta por el maquillaje y la peluca, para convertirse en un payasito de la calle y no morir de hambre.
Tras el cambio de condiciones políticas en Tamaulipas y una recomposición del Mecanismo Federal de Protección de Periodistas, hoy Mario Alberto está de regreso en su estado natal y natural: otra vez es un periodista en ejercicio. Volvió a abrir su portal electrónico y está que brinca de alegría porque este fin de semana, tras muchos años de ausencia, saca de nueva cuenta a la luz pública su impreso.
“Todo lo vivido vale la pena”, dice con un dejo de emoción que no guarda dudas sobre su vocación natural, “volver a escribir para informar es la mejora recompensa que me ha dado la vida, luego de los años de incertidumbre que me tocaron vivir”. Dice que no se cansa de agradecer esta nueva oportunidad.
A sus 53 años de edad y más de cuatro en el exilio, Mario Alberto Segura se dice resuelto y se siente necio a no dejar la profesión. Su vida es un parafraseo permanente de la idea de Gabriel García Márquez, cuando dice que el periodismo es el mejor oficio del mundo, aunque se sufra como un perro.
Mario sabe lo que es sufrir. Todavía, aunque no deja de sonreír y suelta sus carcajadas en mitad de la charla, lo laceran los resabios del secuestro que vivió en agosto del 2012, cuando fue levantado por hombres armados que lo mantuvieron en cautiverio durante ocho días, a causa del malestar provocado por una publicación hecha en su portal informativo El Sol del Sur de Tampico.
“Así es esta chingadera, un día estamos escribiendo y no sabemos en qué momento nos viene la desgracia”, dice.
Todavía se le corta la respiración al recordar su secuestro. En su mente siguen vivos los momentos en que, por sus captores, maniatado y vendado de los ojos era cambiado de sitio. Las amenazas le dolían más que el despojo humano en el que se encontraba. No dejaban de susurrarle cómo lo iban a ejecutar y a tirar su cuerpo en algún paraje solitario.
“Creo que fueron las redes sociales las que me salvaron”, responde con certeza. “De no haber sido por la difusión de mi desaparición, sin duda hubiera aparecido muerto”. Aunque también tiene mucho que agradecer a la organización Artículo 19, que fue la que lo sacó de Tamaulipas para esconderlo en la ciudad de México.
Mario Alberto Segura es el periodista con el que se inauguró el Mecanismo Federal de Protección a Periodistas, por eso -él mismo lo justifica- la misma Secretaría de Gobernación no tenía la experiencia de cómo atender su caso. Por eso, insiste en justificar, después de que fue sacado de Tamaulipas lo abandonaron en la Ciudad de México, en donde para sobrevivir tuvo que vestirse de payasito.
El poder incómodo
A más de cuatro años de iniciada su tragedia, Mario Alberto Segura todavía no entiende a quién molestó con sus publicaciones, muchas de ellas recriminadas por funcionarios del Gobierno estatal en los períodos de los priistas Eugenio Hernández Flores e Higinio Torre Cantú, cuando desde el portal El Sol del Sur de Tampico alertaba de balaceras en diversos puntos del estado.
Mario atribuye que fue su sección “Alerta Oportuna”, desde donde se informaba de balaceras y zonas de riesgo, y se hacían denuncias de los lugares en donde se daba la venta de drogas, lo que molestó a “alguien” en el poder. En “Alerta Oportuna” también se exponían las pruebas de los nexos de corrupción de funcionarios de los tres órdenes de gobierno con células del crimen organizado.
Por su periodismo combativo, Mario Segura se confrontó directamente con el alcalde de Tampico, Oscar Rolando Pérez Inguanzo, quien fue encarcelado en octubre del 2011 acusado de uso indebido de funciones públicas y falsificación de documentos con daño al erario. También encaró al alcalde de Ciudad Madero, Jaime Turrubiates, el que finalmente lo mandó golpear y lo encarceló, por sus denuncias.
Fueron tantos a los que denunció, que finalmente no supo de dónde le vino el golpe.
Mario Alberto Segura dimensiona el grado de corrupción del Gobierno estatal de Tamaulipas al recordar que, durante su secuestro, por tres días estuvo recluido en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en donde fue golpeado, amenazado y advertido de que se tenía que ir del estado.
Nuevos aires en el periodismo
Asustado, abandonado, con una familia que mantener y sin empleo, Mario Alberto decidió transformar su tragedia en una comedia que le permitiera vivir. Se maquilló y se puso una peluca.
Dejó de ser Mario Segura para convertirse a ratos en Mayito. Se mantuvo a la espera del regreso a la palabra escrita.
La paciencia ha dado frutos. Tras la llegada del PAN al Gobierno estatal de Tamaulipas, Mario Alberto Segura respira otro ambiente. Está seguro que las cosas serán mejores. Sabe que los criminales siguen al acecho de los periodistas, pero al menos confía en que desde la estructura de poder muchos de los que lo acosaban han dejado de tener las posibilidades para ello.
Hoy las cosas pintan mejor. Mario Alberto ha podido regresar a su estado. Atrás dejó los días en que tenía que sobrevivir haciendo comedia. No se avergüenza de haberse refugiado en el trabajo de payasito para poder llegar a este punto de su vida.
Aunque hacer reír a la gente es uno de sus mayores gustos, también reconoce que ser payaso es lo más difícil, “sobretodo porque hay que poner una cara de felicidad cuando, por dentro, el corazón está triste porque no se está haciendo para lo que uno nació”, y él se sabe nacido para ejercer el periodismo, “es una alegría que no se compara ni con la risa que deja el mejor chiste”.
Hoy, aunque con los problemas cotidianos de cualquier periodista, Mario Alberto Segura se dice feliz.
Se le van los días “como agua” planeando las publicaciones que hace en su portal de internet, no desconoce el riesgo en el que aún se encuentra, pero está convencido de que su labor en esta vida es la de informar.
Está resuelto en el regreso al ejercicio periodístico con el impreso de su portal de internet El Sol del Sur de Tampico, donde su “Corrupción Cero” es una de las más buscadas por los lectores de Tamaulipas.
Ya han sido superados los días de la desesperación por sobrevivir en la ciudad de México. Tras más de cuatro años de su agresión, Mario Alberto Segura no ha dejado de ser protegido por el Mecanismo Federal de Protección a Periodistas; todos los días lo monitorean, están al pendiente de él desde la Secretaría de Gobernación, y esa es la confianza que necesitaba para volver al ejercicio de las letras y la información, lo que él también llama “el oficio más bello del mundo, el periodismo”.