La población de cero a cinco años ve limitado el acceso a equipamiento y servicios básicos como parques, escuelas o servicios de salud. Foto: Especial

Vida en la periferia condena a las infancias a una vida de carencias

Aunque adultos y pequeños se ven afectados por los problemas específicos de la periferia, son las infancias las más afectadas por las carencias básicas que se viven en estos municipios

El diseño urbano de la Zona Metropolitana de Monterrey ha provocado que hacia los municipios periféricos se formen “trampas de pobreza” debido a la carencia de equipamiento urbano e infraestructura.

Bajo estas condiciones, uno de los sectores de la población más afectados, es la población infantil de cero a cinco años, que ven limitado el acceso a equipamiento y servicios básicos como parques, escuelas o servicios de salud.

El Sistema de Información Urbano Metropolitano (SIUM), en conjunto con la Escuela de Gobierno y Transformación Pública y el Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey, identificaron que en el área de la colindancia de los municipios de Escobedo y El Carmen, es una zona donde esta población enfrenta una serie de carencias.

“La disparidad es impresionante, en Monterrey, donde vive el siete por ciento de la población infantil en la Zona Metropolitana, hay un equipamiento por cada 42 infancias; en El Carmen, un municipio en la periferia con un gran crecimiento demográfico en los últimos años, tenemos el 14 por ciento de la población infantil de la metrópoli y tan sólo un equipamiento por 2 mil 468 infancias”, explicó Roberto Ponce, Investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.

Agregó que el déficit de infraestructura y equipamientos de esta área contrasta con el Centro de la ciudad.

“Se crean trampas de pobreza, se crean guetos, donde hay muy poco acceso a oportunidades. Oportunidades desde ir a un parque, a equipamientos urbanos básicos, a una secundaria, servicios de salud y se crean trampas de pobreza.

“Es una sinrazón de Monterrey, porque paradójicamente toda la zona central tiene mejores equipamientos, mejor infraestructura de transporte, el Metro está en la zona central”, dijo.

Explicó que aún cuando estos infantes crecen se enfrentan a otro tipo de carencias, como el acceso a servicios de educación media u oportunidades de empleo, mismas que por lo general están alejadas de sus áreas de residencia.

“Requiere un montón de infraestructura social, una carencia muy notoria es el acceso a educación media, la única forma de mejoramiento es a través de la infraestructura social y física de esos lugares”, detalló.

Discurso oficial contra la realidad

Hace poco más de una semana, la titular de la Secretaría de Igualdad e Inclusión de Nuevo León, Martha Herrera, informó que en el estado se redujo la pobreza extrema en los tres años de la gestión del gobernador Samuel García.

Explicó que a través del programa Hambre Cero Nuevo León, más de 337 mil personas reciben atención alimentaria, lo que ha permitido reducir la pobreza extrema en un 50 por ciento.

“Llevamos la pobreza extrema a su mínimo histórico en Nuevo León y los siguientes tres años nos hemos propuesto un solo objetivo: erradicarla”, señaló.

En su última visita a Nuevo León, el expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que en el país, cada mes 100 mil personas salen de condiciones de pobreza.

Ciudad que vive en ‘fragmentos’

El investigador mencionó que la dispersión de la Zona Metropolitana de Monterrey empieza a generar estragos en el panorama económico, pues el hecho del alto costo de la vivienda aunado a las largas distancias entre los hogares y los centros de trabajo provocan un fenómeno de “fragmentación” que resta competitividad.

“Monterrey está dejando de atraer el mejor talento por el alto costo de la vida. Desde hace cinco o seis años se están construyendo menos de las viviendas que la demanda está solicitando. Los precios (de la vivienda) se están incrementando muy por encima de la inflación, entonces, esto mina la productividad”, indicó el investigador.

Explicó que para revertir este modelo se necesitan décadas, así como una alta inversión en infraestructura urbana y social; algo que para los ayuntamientos resulta incosteable.

Argumentó que la causa principal de estos problemas radica en el costo de la tierra, que no detiene su curso al alza.

“El modelo urbano de la Zona Metropolitana de Monterrey nos parecía poco sostenible financiera, social y ambientalmente. Es un modelo de expansión territorial donde el Centro, la parte histórica pierde población y el límite urbano cada vez se expande más”, explicó.

Un modelo fallido

Este modelo urbano, explicó Ponce, además de generar problemáticas sociales y ambientales, es costoso para las finanzas públicas porque requiere extender servicios públicos, cubrir una mayor área con alumbrado, espacios públicos, seguridad y limpieza.

“Si densificáramos y aprovecháramos la infraestructura ya existente, generaríamos economías de escala y representaríamos un ahorro significativo para nuestras finanzas públicas. Estos recursos podrían reenfocarse en otras áreas, como el transporte público, entre otras cosas”, agregó.

Detalló que este modelo urbano afecta sobre todo a familias jóvenes de todos los sectores socioeconómicos; en ese sentido, ejemplificó al señalar que muchas personas que crecieron en el municipio de San Pedro se han tenido que desplazar a Santa Catarina, por el alto costo de la tierra.

Así como aquellas personas que crecieron en la zona de Contry al sur de Monterrey, se han movido hacia Cumbres en el área poniente de la ciudad; o quienes se desarrollaron en San Nicolás de los Garza migraron a Escobedo, y los de Escobedo a El Carmen.

Mientras las regulaciones permitan la creación de asentamientos humanos alejados y se permita la especulación con el precio de la tierra, la ciudad mantendrá su expansión y seguirá generando “trampas de pobreza”.

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