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Penal de Tepic, una bomba de tiempo

En una bomba de tiempo se ha convertido el Penal de Tepic, en donde no solo es la sobrepoblación y el hacinamiento lo que puede hacer que brote un motín; también es la convivencia de reos de diversos cárteles enemigos lo que mantiene en vilo la estabilidad del centro penitenciario.

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internos de alta peligrosidad que permanecen en ese penal podrían ser candidatos a un Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso)

En una bomba de tiempo se ha convertido el Penal de Tepic, en donde no solo es la sobrepoblación y el hacinamiento lo que puede hacer que brote un motín; también es la convivencia de reos de diversos cárteles enemigos lo que mantiene en vilo la estabilidad del centro penitenciario.

El gobierno estatal, pese a tener conocimiento de las condiciones extraordinarias que prevalecen dentro del penal poco o nada ha querido hacer, reconoció un funcionario de primer nivel de ese centro penitenciario, quien advirtió que a la fecha no ha ocurrido una desgracia “solo porque Dios es muy grande”.

En los últimos dos meses, según fuentes del área de custodios de ese centro penitenciario, se han registrado al menos 10 intentos de motín que han sido disueltos por algunos funcionarios de la dependencia, los que de último momento han dado solución de demandas tan básicas de los reos, como el acceso al sistema de agua potable y suministro de medicamentos.

De acuerdo a las estadísticas de la Comisión Nacional de Seguridad, el penal de Tepic es el primero de todo el país en materia de sobrepoblación; fue diseñado para albergar a 900 reos de mínima y mediana peligrosidad, pero a la fecha son más de 2 mil 997 los internos que conviven dentro de esas instalaciones.

La población total de reos de alta peligrosidad, que podrían ser candidatos a un Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) llega a más de 2 mil 145 internos, de acuerdo a los estudios criminalísticos que  se llevan a cabo por personal de esa dependencia. Solo 852 de los internos recluidos en la cárcel de Tepic, cumplen con el perfil carcelario para permanecer en esa prisión.

El nivel de hacinamiento que se mantiene en la cárcel estatal de Nayarit es uno de los más atentatorios contra los derechos humanos de los internos en todo el país, reconoce la propia Comisión Estatal para la Defensa de los Derechos Humanos del estado de Nayarit. Existen celdas que son compartidas por hasta 14 presos, cuando fueron diseñadas para cuatro.

La alimentación, que es una de las quejas recurrentes de los familiares de internos, es escasa y de mala calidad, no alcanza para todos. La mayor parte de los reos, los que no pertenecen a bandos que mantienen el autogobierno, son obligados a consumir alimentos del exterior.

Más de una cuarta parte de los presos se queda de manera frecuente sin la posibilidad de visita debido a que los espacios para los encuentros íntimos y familiares de los presos no son suficientes, y al elevado crecimiento de la población penitenciara que ha ido a la alza en proporción de casi un 20 por ciento anual en los últimos cinco años.

Debido al crecimiento de la población de internos, una de las instancias oficiales que en mayor cantidad de quejas es señalada ante la comisión estatal y la nacional de derechos humanos por parte de personas que se consideran víctimas, es la cárcel estatal de Tepic, en donde el principal reclamo es la falta de atención médica y calidad de la alimentación.

Pero lo más riesgoso de la cárcel estatal de Tepic es la convivencia diaria que mantienen reos de cárteles enemigos como Los Zetas, Gofos y Chapos, los que no son separados, permitiéndoles en algunos casos que apliquen reglas de autogobierno mediante las que someten a los internos de delincuencia común.

Autogobierno consentido

De acuerdo a testimonios de familiares de reos, procesados por delitos de delincuencia común, como robo, asalto, homicidio y/o lesiones, es la dirección del Penal de Tepic la que no solo tolera sino que fomenta el autogobierno al interior de esa cárcel, al otorgar áreas de libre acción para los que fueron parte de algunos cárteles de las drogas.

Los testimonios recabados por Reporte Indigo apuntan a la discrecionalidad del director del penal de Tepic, Rafael Gamboa Soto, al que se le señala de permitir que los reos ex integrantes del cártel de Los Zetas mantengan el poder en la mayor parte de la prisión. La otra parte de la cárcel está entregada al autogobierno del cártel del Golfo, los que –aseguran las denuncias- se mantienen en una frágil tregua de paz.

Como producto de ese autogobierno que prevalece al interior de la cárcel estatal de Nayarit, los reos de la delincuencia común tienen que hacer pagos de cuotas, aunque mínimos, permanentes a los grupos delincuenciales, los que aplican cobros por el uso de los teléfonos públicos, de áreas para visitas conyugales, canchas deportivas, de talleres para trabajo y en ocasiones hasta por productos comprados en la tienda de la institución.

El cobro de cuotas, en donde también se incluye la excepción del pase de lista y el derecho a no hacer labores de limpieza dentro de la celda o a no formarse para la comida, ya ha sido denunciado en diversas ocasiones ante la comisión estatal para la defensa de derechos humanos de Nayarit, pero allí no se ha llevado a cabo ninguna invitación. La mayoría de las quejas contra el penal se archivan para después.

La venta de camas es una de las quejas más recurrente de las familias de internos de la cárcel estatal, pero la dirección de ese penal no ha hecho nada para solucionar ese problema. Los dos grupos de autogobierno cobra 160 pesos a la semana por la renta de una cama, recursos que solo pueden ser pagados por algunos de los reos que viven a cuerpo de rey dentro de la prisión, donde cuentan hasta con seguridad personal.

Reos revueltos

Al interior de la cárcel estatal de Tepic, sin ninguna regulación por parte del departamento de criminalística, conviven e interactúan todo tipo de reos: pese a que existen zonas que originalmente fueron diseñadas para reos sentenciados y reos en proceso, a la fecha los internos transitan de un sitio a otro.

Solo el 20 por ciento de la población carcelaria se encuentra sentenciada. La mayoría de los que tienen sentencia condenatoria en firme están purgando delitos del fuero común, en su mayoría robo, lesiones y homicidio, pero ello no es objeción para que esa población conviva con los reos de nuevo ingreso, los que en un porcentaje del 11 por ciento cometen delitos dentro de prisión mientras esperan sentencia por su proceso inicial.

En la cárcel de Tepic, pese a lo que se ha dicho oficialmente que es una de las prisiones con menor incidencia de eventos violentos, se registran en promedio dos riñas por semana. La mayoría de los pleitos son protagonizados por internos sin bando o que no pertenecen a cárteles de las drogas, lo que ha sido factor para que no detone en un motín generalizado o en una guerra de grupos delincuenciales.

El número de reos que enfrentan proceso penales federales asciende a 256 presos, pero a pesar de ello, la dirección del penal no ha solicitado que dichos reos sean trasladados a un centro penitenciario federal, tolerando su presencia en esa cárcel de mediana seguridad, en base a los estudios de criminalidad.

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