La última y nos vamos

A Luis Videgaray se le recordará en la administración de Peña Nieto como la voz más influyente. El cerebro detrás de lo bueno y no tan bueno. 

 

Rodrigo Villegas Rodrigo Villegas Publicado el
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A Luis Videgaray se le recordará en la administración de Peña Nieto como la voz más influyente. El cerebro detrás de lo bueno y no tan bueno. 

 

Pero su legado como secretario de Hacienda y principal asesor económico del gobierno federal, aunque por muchos factores externos no es el que hubiera querido. No es ni remotamente el que dejó su mentor, Pedro Aspe. 

 

Sin embargo, su herencia política al menos en el corto plazo apenas empieza a generar eco. Porque fue ese silencio tan ensordecedor con el que abandonó el gobierno el que ahora tiene varias estrofas.

 

Su último acto como secretario de Hacienda fue dejar preparado el paquete económico 2017. Mismo que así como un dado, venía cargado. Primero, sin querer queriendo o quizás con toda la intención le hizo un favor a quien en algún momento se mostraba como su principal oponente político, Miguel Ángel Osorio Chong, quien ahora lidera las preferencias entre priistas. 

 

Y es que el Presupuesto de Egresos de la Federación de golpe le quitó a la Ciudad de México más de 239 mil millones de pesos, lo que representa un recorte del 6.1 por ciento con respecto al año anterior. 

 

Con ello, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera se las verá negras con proyectos estratégicos de infraestructura para el transporte público -incluyendo el Metro- y más aún programas sociales y de educación que serían su plataforma política de aspirar a ser candidato en 2018. 

 

La lógica política sería que al afectar de tal manera el presupuesto de la capital, ni toda la maniobra política que inicialmente operará Mancera evitaría la fría realidad de que, si es que acaso hoy los capitalinos pueden atribuírselo a la Federación, mañana en un año será cuando estas medidas le peguen a la gente y realmente generen indignación. En ese escenario, la desaprobación del Jefe de Gobierno repuntaría justo en el momento en el que la carrera presidencial tomará forma.

 

Bajo esa lógica, ese habría sido el regalo de despedida de Videgaray para Osorio Chong, claro está que en esta vida y en política nada es casualidad ni gratis. No sé si con eso pretendiera el exsecretario de Hacienda asegurar el incondicional respaldo del hidalguense en lo que podría ser su aspiración a gobernar el Estado de México, y, tras seis años, en otro clima político aspirar a ser Presidente. En cualquier caso, para ello habrá que esperar. 

 

Sin embargo, siempre existe otra posibilidad y más en esta era de hoguera política, en la que lo que normalmente ardería se apaga y lo que nunca prendería súbitamente estalla. 

 

Que ese “regalo”, sea sólo una ilusión. Y es que Mancera no dejó pasar los días y se ha lanzado en una campaña de indignación, señalando no sólo a lo “injusto” del paquete presupuestario de la capital, sino más bien a delinear lo que en términos reales le afectará a los capitalinos, que es más de lo que se podría imaginar. Un espiral de este tipo, en el que la ciudadanía se sume al descontento bien podría catapultar la imagen del Jefe de Gobierno, haciéndolo un underdog, algo que a dos años de la contienda electoral le viene como anillo al dedo. Primero, porque es factible que al gobierno de la capital le sean asignados recursos extraordinarios. Y segundo, porque con ello la popularidad de Mancera escalaría como ni él se hubiese imaginado. Con ello, el tablero electoral estaría tan parejo que la opción tricolor tendría que ser reconsiderada y altamente evaluada si es que el PRI pretende conservar el poder. 

 

Y así como así, Videgaray se echó la última y se fue. En la mesa dejó un dado cargado que el tiempo dirá para donde cae. Y sobre todo a qué Miguel acabó ayudando su tiro.

 
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