En la ley la paridad de género ya es un hecho: las candidaturas al Congreso deben ser repartidas por mitades entre hombres y mujeres; sin embargo, no siempre se trata de un reparto igualitario, pues a las mujeres se les solían asignar distritos con pocas posibilidades de triunfo.
Esa es la siguiente batalla que la lucha por la igualdad de género debe librar: asegurar que las mujeres sean postuladas como candidatas con verdaderas posibilidades de triunfo y de ejercicio de poder.
Para la elección del 1 de julio, hay casos en los que los partidos políticos postularon a mujeres a competir por distritos con pocas posibilidades de triunfo o poca relevancia en el contexto estatal.
En cambio, en distritos poderosos, que son emblemáticos en las entidades o que tienen un fuerte poder político, suele nominarse a candidatos varones.
Ocurre tanto en candidaturas federales como en las alcaldías de los municipios más importantes de las entidades, donde son pocas las mujeres que han sido postuladas como presidentas municipales a esos ayuntamientos.
La razón: aunque la paridad para la participación de las mujeres en el Poder Legislativo ya está en la Constitución Política, todavía no hay presencia paritaria en el Poder Judicial, en el Ejecutivo y en otros organismos de la vida pública del país.
Entre 2015 y 2018 han habido múltiples avances. Mientras hace 3 años fue común que se postulara a familiares de hombres después de que se cancelara el registro de éstos como candidatos, o que se mandara a las mujeres exclusivamente a distritos perdedores, ahora varios estados han modificado sus reglas de paridad para que esto ocurra cada vez menos.
Uno de los estados pioneros es Querétaro, donde las reglas electorales ahora obligan a los partidos a otorgar candidaturas de género tanto verticalmente —en los listados de cargos pú- blicos— como horizontalmente —conformando bloques de distritos para garantizar que las mujeres no se vayan solamente a los menos competitivos—.
Cambio de reglas
El Instituto Nacional Electoral (INE) determinó en noviembre pasado los criterios que debían regir el principio de paridad en las candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados de mayoría relativa y de representación proporcional.
Esto ocurrió después de que los partidos políticos ya habían determinado sus reglas para la selección de candidaturas, por lo que estos lineamientos fueron impugnados ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, instancia que ratificó los criterios del INE, por lo que algunos partidos tuvieron que modificar sus métodos de selección de abanderadas femeninas.
En el caso de las candidaturas plurinominales, el INE determinó que las listas para el Senado deben ser encabezadas por mujeres; para la Cámara de Diputados, las listas de al menos dos de las cinco circunscripciones debían ser encabezadas por una fórmula de mujeres.
En las candidaturas de mayoría relativa al Senado, el requisito es que la primera fórmula de la lista de cada estado sea de un género distinto a la segunda fórmula, además de que la mitad de las candidaturas estén encabezadas por hombres y la otra mitad por mujeres.
Para las diputaciones federales de mayoría relativa, el INE determinó que cada uno de los partidos debe dividir a los distritos por bloques de votación Alto, Medio y Bajo, en relación al número de votos recibidos en cada distrito.
Esto para evitar que las mujeres sean enviadas solamente a los distritos con una votación baja, como solía ocurrir.
A la hora de definir sus candidaturas, los partidos políticos estuvieron obligados entonces a colocar a candidatas mujeres en los distritos con votaciones altas, medias y bajas.
Sin embargo, en algunos de los distritos más emblemáticos la lucha de los partidos o coaliciones será entre un varón —de la fuerza política más representativa- y mujeres que fueron postuladas por sus partidos en un evidente escenario de desventaja.
¿Postulaciones perdidas?
A pesar de que las reglas de paridad obligan a que las mujeres participen como candidatas en distritos competitivos, en algunos casos las abanderadas fueron enviadas a enfrentarse contra varones que tienen un triunfo casi asegurado.
Ocurre así, por ejemplo, en distritos como el 3 del Estado de México, con cabecera en Atlacomulco, donde históricamente ha triunfado el PRI.
Ahí competirán por la diputación federal Héctor Eduardo Velasco, por la coalición Todos por México (PRI, PVEM y Nueva Alianza); Dulce Polett Bastida, por la alianza Por México al Frente (PAN, PRD y MC); y María Teresa Maru, de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES).
Lo mismo ocurre en el distrito 34 del Estado de México, con cabecera en la ciudad de Toluca, donde competirán Jorge Omar Velázquez, de Todos por México; María Elena Preza, con Por México al Frente; y Miroslava Carrillo, por Juntos Haremos Historia.
En Coahuila, por ejemplo, un estado donde el PRI ganó la elección después de un proceso judicial, en el distrito 5 con cabecera en Torreón, competirán Luis Fernando Salazar, de Por México al Frente; Olivia Martínez de Todos por México y María del Rosario Pérez de la coalición Juntos Haremos Historia.
En el distrito 4 de Guanajuato, con cabecera en la capital del estado —territorio dominado por el PAN—, competirán Juan Carlos Romero Hicks, con Por México al Frente; Angélica Olguín, de Juntos Haremos Historia; y Ángel Eduardo Zamora por el PRI —el tricolor va sin coalición en ese estado—.
En el distrito 4 de Baja California, con sede en la ciudad de Tijuana, competirán Ricardo Magaña, con la coalición Por México al Frente; Viancca Lizbeth Barreto, por el PRI —sin coalición—; y Socorro Andazola por Juntos Haremos Historia.
En Nuevo León se dará un enfrentamiento interesante entre dos candidatos en su distrito 10 con cabecera en Monterrey. Ahí competirán José Martín López Cisneros, por el PAN —sin coalición—; y María del Rosario Ibarra Piedra, hija de la activista Rosario Ibarra de Piedra, por Juntos Haremos Historia.
Estos son sólo algunos ejemplos de las postulaciones donde se demuestra que la paridad de género puede tener vicios ocultos en el reparto de candidaturas de los partidos.
La siguiente lucha
Los avances en paridad de género han sido notables en los últimos años, sin embargo, las mujeres todavía tienen frente a sí una lucha para garantizar que se tenga acceso a cargos de elección popular en lugares importantes, afirmó Josefina Meza, dirigente del Frente Político Nacional de Mujeres y candidata a diputada local en Querétaro por el PRI.
Otro de los retos que enfrentarán las candidatas será la violencia política, que también las coloca en una posición de desventaja frente a los abanderados varones.
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