El Grupo Parlamentario de Morena encontró mínima resistencia en el Senado de la República para aprobar la Reforma Energética, la cual devuelve el estatus de empresas públicas a la CFE y Pemex, pues las fracciones parlamentarias del Partido Acción Nacional (PAN) y de Movimiento Ciudadano (MC) se mantuvieron al margen de la discusión.
Esto a pesar de la narrativa que han manejado ambas fuerzas políticas en los últimos meses de servir como contrapeso al partido oficialista y de buscar el diálogo en el Congreso de la Unión.
Y es que la maquinaria de Regeneración Nacional en la Cámara alta aprobó este proyecto sin ningún tipo de objeción de los partidos que se autodenominan como “oposición”.
De manera solitaria, los integrantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) comandados por Alejandro Moreno fueron los únicos legisladores que se pronunciaron abiertamente en contra de esta reforma.
Los senadores tricolores acusaron de traición a la soberanía energética e hicieron un llamado a no aprobar esta propuesta sin un análisis previo y profundo.
Mientras los senadores priistas criticaron ferozmente la reforma en el Senado, el PAN permaneció inactivo y los integrantes de MC se limitaron a participar en redes sociales sin tomar una postura clara.
Ambos partidos abandonaron a los ciudadanos en un momento crítico, lo que generó la furia de varios sectores de la sociedad y el rechazo de los propios senadores del PRI. Es así que el Revolucionario Institucional se perfila para ser la única fuerza política de oposición en el Congreso de la Unión
