La PGR pagó una millonaria revisión aérea a una empresa extranjera que terminó dejando en tierra la mayoría de sus aviones.
Durante la gestión de la exprocuradora Marisela Morales, la dependencia gastó un total de un millón 519 mil 105 dólares en pagos a la empresa JDA Aviation Technology Solutions.
Esa empresa, establecida en el estado de Maryland, en Estados Unidos, prácticamente hizo la tarea de las autoridades aeronáuticas mexicanas.
Ante el resultado de la auditoría la PGR optó por rentar aviones a la empresa RAJET pagando montos de hasta un millón y medio de dólares mensuales.
Los pilotos que trabajaron en la dependencia aseguran que durante la evaluación de la empresa estadounidense se implementaron requerimientos absurdos como el que los letreros de las aeronaves estuvieran en inglés.
En los documentos que la propia PGR presentó como propuesta para que esta empresa hiciera esa evaluación, aparecen los precios y los alcances de la auditoría.
La mayor parte de las revisiones propuestas en el documento, con carácter de confidencial, se hace referencia a las facultades de revisión que tiene la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) que depende de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Es decir, que se pagó por una auditoría que hacen periódicamente las autoridades mexicanas. Sin embargo, cuando se hizo por la DGAC pasaron todos requerimientos, y al ser inspeccionados por la empresa extranjera el resultado fue dejar los aviones en tierra.
En la primera fase de la auditoría se hicieron revisiones de las estructuras organizacionales con un costo de 569 mil 664 dólares.
La auditoría específica sobre vuelos y aeronaves fue en la fase 2. La PGR pagó por esto 379 mil 776 dólares.
“Realizar auditoría de la gestión y control, de los departamentos de vuelo y mantenimiento de la PGR. Contar en la PGR una estructura organizacional de las áreas de operaciones y mantenimiento, que tengan continuidad a través de la organización y que aseguren la supervisión y el control de todos los responsables de operaciones y seguridad operacional y mantenimiento”, se establece como objetivo principal.
En el documento se enlistan otras facultades que tendría la JDA a la hora de revisar a la Dirección de Servicios Aéreos de PGR, todas ellas actividades normales que debe de realizar una dependencia de gobierno.
Entre los objetivos del servicio que prestó JDA están auditar el control operacional de despacho de vuelo y la documentación con la que se realiza el proceso de gestión y procedimiento de vuelos. Además los procesos de control de calidad.
También el de revisar “todo el historial de aeronaves operables e historial que esté disponible”.
Se asegura, aunque los pilotos dicen lo contrario, que se les otorgaría un entrenamiento especial para el manejo de los recursos de cabina, política y procedimiento de la cabina de vuelo, efectos en el desarrollo de la aeronave.
En realidad todo lo que un piloto aprendió en la academia y que se verifica periódicamente por la DGAC y cuando refrendan sus horas de vuelo.
En la parte final de la propuesta que hizo la PGR, que fue aceptada, se establece que la JDA revisará las licencias de los pilotos, sus exámenes médicos y dar una calificación de los chequeos de vuelo.
Esa parte del trabajo de la empresa estadounidense tuvo un precio de 569 mil 665 dólares, aunque en su mayoría era duplicidad de funciones con la DGAC, la cual hasta la fecha no ha emitido una opinión al respecto.
El resultado
La empresa JDA Aviation Technology Solutions realizó en octubre la auditoría y revisión a las casi 100 aeronaves que tiene la PGR. Emitió un dictamen del estado en el que se encuentran y determinó que 12 no están en condiciones de vuelo.
El calificativo que otorgó a estos aviones fue “scrap”, que en inglés quiere decir chatarra. Son cinco Gulfstream, tres Sabreliner, un Beechcraft, un De Havillan y un Cessna Citation II.
Los otros 78 aviones requieren de reparaciones. Las reparaciones de tipo mayor son para 33 aviones, las de tipo menor son para 19 aeronaves y 26 están en una condición de fácil retorno a las condiciones de vuelo.
El 26 de octubre y con este dictamen, Miguel Ángel Escalante Palacios, uno de los ingenieros a cargo de los talleres de la Dirección de Servicios Aéreos, envió un correo a todas las bases de mantenimiento, informando el estatus de los aviones.
Aún así, a finales de noviembre del 2012, a una semana del fin del sexenio de Calderón, se despidió a todos los explicando que, ante la “sensible” baja de aviones no se requería de ese trabajo.