Otro gobernador en la mira

La Procuraduría General de la República (PGR) se guardó un as bajo la manga en el caso de los gobernadores priistas relacionados con el narcotráfico.

José Reyes Baeza, ex gobernador de Chihuahua, es investigado por brindar protección al Cártel de Juárez durante su administración.

La indagatoria, que tiene la procuradora general Marisela Morales desde 2010, destaca que Reyes Baeza recibió apoyos económicos de narcotraficantes desde su gestión como alcalde de la ciudad de Chihuahua.

Icela Lagunas Icela Lagunas Publicado el
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La Procuraduría General de la República (PGR) se guardó un as bajo la manga en el caso de los gobernadores priistas relacionados con el narcotráfico.

José Reyes Baeza, ex gobernador de Chihuahua, es investigado por brindar protección al Cártel de Juárez durante su administración.

La indagatoria, que tiene la procuradora general Marisela Morales desde 2010, destaca que Reyes Baeza recibió apoyos económicos de narcotraficantes desde su gestión como alcalde de la ciudad de Chihuahua.

La investigación PGR/SIEDO/UEIDCS/313/2010 contiene la declaración del testigo protegido cuyo nombre clave confidencial es Ramiro Chávez, quien fue el contacto entre Vicente Carrillo Fuentes, hermano del desaparecido capo Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, y el ex gobernador priista.

Reyes Baeza se suma a Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores, ex gobernadores priistas de Tamaulipas que están bajo investigación por sus nexos con organizaciones del narcotráfico.

José Antonio Jagou García, ex socio del gobernador Reyes Baeza en su despacho de abogados y uno de sus hombres más cercanos, fue quien contactó al político con un grupo de supuestos empresarios vinculados con el Cártel de Juárez. 

Presuntamente, ellos lo apoyaron en su campaña de 2004, cuando contendió por la gubernatura de Chihuahua.

En ese grupo estaba el hoy testigo prote-gido de la PGR, Ramiro Chávez, presunto prestanombres de los hermanos Carrillo Fuentes en la región.

“Entre los meses de enero y febrero de 2004, al estar seguros que José Reyes Baeza buscaría la gubernatura por parte del PRI, acordamos apoyarlo en su candidatura con la cantidad de tres millones de pesos, los cuales aportaría yo”, declaró Chávez.

A cambio, le pidieron que cuando fuera gobernador, los dejara –entre otras cosas– nombrar al jefe de la policía estatal, ya que esto les facilitaría la operación de sus negocios.

El pacto se habría consumado, y una vez electo, Reyes Baeza respetó la petición de los seudoempresarios. El elegido fue Lauro Abelardo Venegas Aguirre, quien fue nombrado director de la Agencia Estatal de Investigación.

El testigo clave Ramiro Chávez, cuya identidad real se presume que es Julio Porras Chávez, es el supuesto empresario que coordinó la relación entre el Cártel de Juárez, con Vicente Carrillo Fuentes a la cabeza, y la Central de Inteligencia (CIPOL) del gobierno de Chihuahua.

Dicho operador explicó que desde 1990 conoció a Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, a través del policía judicial Otoniel Tarín Chávez, uno de los incondicionales del general Arturo Acosta Chaparro, quien fue asesinado el 20 de abril pasado.

A partir de esas relaciones con ex judiciales y lugartenientes de capos, Ramiro Chávez conoció a Vicente Carrillo, a quien años más adelante le administró los nexos con el gobierno estatal en turno, el de José Reyes Baeza, a quien conoció cuando éste era presidente municipal de Chihuahua.

Chávez dijo que logró que Vicente Carrillo Fuentes le entregara 60 mil dólares mensuales para pagar la nómina de las corporaciones policiacas, fundamentalmente la de los mandos que tenían rango de comandantes.

El arreglo se concretó con la intermediación de Pablo Rodríguez, “El JL”, lugarteniente de Vicente Carrillo en Ciudad Juárez y en toda la región.

“Habiéndole puesto al Cártel de Juárez a través del ‘JL’ la condición de que el único enlace sería yo y que por ningún motivo él ni nadie del Cártel tendría contacto con ningún comandante ni elemento de la policía, lo cual tenía conocimiento el Gobernador José Reyes Baeza, Raúl Grajeda, secretario de Seguridad Pública del estado y Fernando Rodríguez Moreno, secretario de Gobierno”, precisó el testigo protegido.

Pero el pacto comenzó a fallar. El ‘JL’, lugarteniente de Carrillo Fuentes, dejó de respetar los acuerdos entre el cártel y el gobernador.

“Quería tomar el control de todo el Estado respecto a la venta de droga y derecho de piso, esto es evitar que la policía persiguiera delitos de distribución de droga al menudeo, venta de objetos robados y giros negros, a efecto de cobrar él, derecho de piso”, explicó Chávez.

La ola de crímenes se disparó en la entidad como resultado de los ajustes de cuentas entre grupos rivales.

De 2005 a 2007, el estado se bañó de sangre. Fueron abatidos sicarios, abogados, policías y presuntos hombres de negocios.

En mayo de 2006, la mafia tocó al círculo más íntimo del propio gobernador Reyes Baeza al ser acribillado el director administrativo de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, Juan Carlos Jagou García, hermano gemelo de José Antonio Jagou, ex socio del gobernador.

José Antonio Jagou pertenecía al nicho inicial de seudoempresarios que habrían aportado recursos para llevar a Reyes Baeza a la gubernatura de Chihuahua.

En la entidad era bien sabida –y exhibida en la prensa local– la estrecha relación que tenía el ex socio del gobernador con el empresario Julio Porras Chávez, cuyos negocios apuntaban al narcotráfico.

LA HISTORIA DEL TESTIGO PROTEGIDO 

Julio Porras Chávez presuntamente es Ramiro Chávez, el testigo protegido de la PGR que ha declarado contra el ex gobernador priista.

En mayo de 2006, Julio Porras Chávez sufrió un atentado en su domicilio ubicado en San Felipe. Participaron cerca de 15 sicarios y murieron cuatro personas, entre ellas, dos policías municipales.

En su declaración, Julio Porras refirió que el 19 de mayo de 2006, al llegar a su domicilio particular a bordo de una camioneta BMW blindada y escoltado por una camioneta suburban conducida por elementos de la Agencia Estatal de Investigación, lo rafaguearon al menos 15 hombres armados.

“Resultando herido el de la voz en el brazo izquierdo y muerto el conductor de la camioneta en la que viajaba, dos policías que me daban seguridad en mi domicilio y el velador de un negocio que se encontraba enfrente de mi casa”, precisó.

Tras este atentado, el pacto entre el gobierno estatal y el Cártel de Juárez se vino abajo.

“El gobierno de Reyes Baeza negó que yo tuviera alguna relación de trabajo con el Estado, manejándose en la opinión pública mi calidad de empresario, posteriormente se empezó a generar la versión de que me dedicaba al narcotráfico y que el atentado había sido porque quería adueñarme de la plaza, deslindándose el gobierno del estado de mi función de enlace entre éste y el Cártel de Juárez o la Línea”, dijo el hoy testigo.

El atentado lo puso bajo los reflectores, así que el gobernador Reyes Baeza terminó por desconocerlo pese a que Julio Porras ofreció sentarse a renegociar las condiciones de un nuevo pacto con Vicente Carrillo.

“En su momento le informé al licenciado José Reyes Baeza, gobernador del Estado a través de José Antonio Jagou García, que yo me entrevistaría con Vicente Carrillo Fuentes, para proponerle que relevara de enlace al ‘JL’ y pusiera en su lugar a Mayito (Mario Núñez), en virtud de que el ‘JL’ no estaba respetando los acuerdos que habíamos celebrado”, detalló el testigo.

A pesar de los intentos hechos para restablecer las negociaciones entre el Cártel de Juárez y el gobernador Reyes Baeza, este último se negó tajantemente a retomar el contacto con quien hoy es conocido como Ramiro Chávez.

Más de una vez, José Reyes Baeza negó conocer a Julio Porras Chávez y, sobre todo, tener algún vínculo o relación de trabajo con él.

Fue entonces cuando Ramiro Chávez recurrió a los medios de comunicación para enviarle un mensaje al gobernador. 

Para ello utilizó al periodista Enrique Perea Quintanilla, entonces director de la revista local Dos caras, una verdad, quien lo entrevistó y publicó un artículo titulado “Miente el gobernador”, lo cual provocó el enojo de Reyes Baeza.

A través de esa entrevista, Ramiro Chávez le dijo al entonces mandatario estatal que, tarde o temprano, saldrían a la luz pública todos sus nexos con el narcotráfico y la protección que le brindaba a Vicente Carrillo Fuentes.

Dos semanas después de la publicación del artículo, Enrique Perea Quintanilla desapareció, y más tarde fue encontrado muerto en la periferia de la ciudad de Chihuahua.

El crimen causó revuelo en la entidad. El 9 de agosto de 2006, pocas horas después de que apareció el cadáver del periodista, el Gobierno del Estado se apresuró a emitir un comunicado para expresar sus condolencias e informar que el homicidio podría estar vinculado con el crimen organizado debido a las características de la ejecución.

La entonces procuradora de Justicia de Chihuahua, Patricia González Rodríguez, confirmó la hipótesis de que el crimen podría estar vinculado con grupos del narcotráfico.

No obstante, los periodistas locales –quienes desconocían que la revista Dos Caras era propiedad de Julio Porras Chávez y que éste tenía vínculos con el Cártel de Juárez– hicieron un reclamo a las autoridades por la falta de seguridad y el peligro que representaba escribir sobre narcotráfico, ma-fias y crimen organizado.

Muchos de ellos ignoraban que detrás del crimen de Perea y de otras tantas ejecuciones ocurridas en esas fechas, estaba el conflicto desatado por la ruptura del pacto entre el gobierno de José Reyes Baeza y el Cártel de Juárez, comandado por Vicente Carrillo.

Lo que hoy pocos se explican es por qué Marisela Morales, titular de la PGR, guardó tanto tiempo este as bajo la manga.

Hoy, cuando siguen abiertos los casos de los ex gobernadores tamaulipecos Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores, otro narcogobernador del PRI está en la mira.

Otros ex gobernadores en la mira

— Eugenio Hernández Flores 

Ex gobernador de Tamaulipas investigado por la SIEDO y autoridades estadounidenses por presuntos nexos con el narcotráfico y lavado de dinero. Sus propiedades y las de su prestanombres están bajo investigación.

— Manuel Cavazos Lerma

Fue gobernador de Tamaulipas de 1993 a 1999, cuando Tomás Yarrington era alcalde de Matamoros. Es acusado de ocultar los negocios sucios de Yarrington y es investigado por la PGR por presuntos nexos con prestanombres y negocios vinculados al crimen organizado.

— Tomás Yarrington

La DEA acusó a Yarrington de lavar millones de dólares para Los Zetas y el Cártel del Golfo durante su mandato como gobernador de Tamaulipas. También es acusado de estar implicado en el asesinato de Rodolfo Torre Cantú en 2010, cuando era candidato a la gubernatura de Tamaulipas.

— Narciso Agúndez Montaño

El gobierno de Baja California Sur comenzó un proceso contra el ex gobernador Agúndez Montaño por peculado, abuso de autoridad, coalición de servidores públicos, falsedad en declaración y coparticipación en conductas ilícitas de funcionarios. Se le dictó auto de formal prisión el 27 de mayo.

EL VIEJO Y EL NUEVO CÁRTEL DE JUÁREZ

Conoce la evolución de esta organización delictiva. Sus socios, sus enemigos y sus guerras

El viejo Cártel de Juárez fue fundado en los años 70 por Rafael Aguilar Guajardo. El nuevo lo dirige Vicente Carrillo Fuentes.

En 1993, el célebre capo Amado Carrillo Fuentes tomó las riendas de la organización para hacer de ella la más poderosa de América Latina.

En ese entonces, el ahora gigante Cártel de Sinaloa era una facción regional que respondía a los intereses del Cártel de Juárez. 

Esto se debía a que los líderes de ambos cárteles y la cabeza de los Beltrán Leyva estaban emparentados. Originarios de Sinaloa, son primos, cuñados o familiares políticos.

Del Cártel de Sinaloa: Joaquín, “El Chapo”, Guzmán, Ismael, “El Mayo”, Zambada y Juan José Esparragoza, “El Azul”.

Del Cártel de Juárez: Amado Carrillo, “El Señor de los Cielos”, Vicente Carrillo, Rodolfo Carrillo y Ricardo García Urquiza.

De los Beltrán Leyva: Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”; Héctor Beltrán, Alfredo Beltrán y Héctor Beltrán.

Todos ellos formaron la denominada “alianza de sangre” o “alianza del triángulo dorado”.

“El Señor de los Cielos” llevó a su organización a la cima del poder. La vieja escuela de la narcopolítica terminó por consolidarla como el cártel más importante del país.

En su nómina tenía a políticos, militares, policías, artistas y deportistas.

Sin embargo, después de su muerte, ocurrida en 1997, la organización se debilitó. Se produjo un vacío de poder y los hermanos de Carrillo Fuentes se disputaron el mando. 

Pero Juan José Esparragoza se posicionó mejor por su experiencia y por su red de contactos.

Esparragoza lideró el cártel hasta 2004, cuando abandonó la organización tras la muerte de Rodolfo Carrillo, supuestamente asesinado por el Cártel de Sinaloa. Y se integró al clan de “El Chapo” Guzmán. 

Desde la fuga de “El Chapo” en 2001, desertaron decenas de integrantes del Cártel Juárez para unirse al capo sinaloense, quien ha aparecido cuatro años consecutivos en la lista de multimillonarios de Forbes. 

Fue entonces cuando se desató una sangrienta guerra entre ambas organizaciones por el control del triángulo dorado.

A menos de un año de las elecciones para gobernador en Chihuahua, el mando del Cártel de Juárez pasó a manos de un empresario. Una figura atípica en la élite del narcotráfico.

Aunque de origen sinaloense, como la mayoría de los miembros de la alianza del triángulo dorado, Ricardo García Urquiza había vivido en Ciudad Juárez por más de una década.

Este empresario rompió con el prototipo del narcotraficante mexicano. Respetado por la sociedad chihuahuense y bien relacionado con la élite empresarial del estado, este hombre, apodado “El Doctor” o “El Señor Perales” y supuestamente compadre de Rodolfo Carrillo, asumió el mando del Cártel de Juárez. 

De acuerdo a fuentes extraoficiales, García Urquiza formaba parte del grupo de empresarios que José Antonio Jagou García le habría presentado a José Reyes Baeza, quien fue gobernador de Chihuahua en el periodo 2004-2010.

García Urquiza fue capturado en la Ciudad de México en 2005. Y a partir de entonces, el mando quedó a cargo de Vicente Carrillo, quien en represalia por el asesinato de su hermano, ordenó la ejecución del hermano de “El Chapo”.

La alianza se empezaba a disolver. Los hermanos Beltrán Leyva, quienes actuaban como interlocutores del Cártel de Sinaloa, primero con el Cártel del Golfo y después con Los Zetas, se separaron de “El Chapo” Guzmán.

Los parientes tomaron distintos caminos. Sin embargo, los capos con más antigüedad en el noroeste de país: “El Mayo” Zambada, “El Chapo” Guzmán, “Nacho” Coronel y “El Azul”, permanecieron aliados en la misma organización.

El FBI y la DEA los catalogaron como el cártel más grande de América Latina.

Vicente Carrillo y el Cártel de Juárez empezaron a resentir la ofensiva del gobierno con el Operativo Chihuahua Seguro y los embates de la Federación de Sinaloa.

Los Zetas, ya separados del Cártel del Golfo, formaron una alianza con el Cártel de Juárez y el Cártel de Tijuana.

Caracterizados por ser los más violentos, Los Zetas propusieron a la organización conformar un grupo armado.

Así nacieron La Línea y Los Aztecas, conformados, en su mayoría, por jóvenes pertenecientes a diferentes pandillas.

El primer grupo operaría en el lado mexicano de la frontera con Estados Unidos para defender las rutas que aún poseía la organización. El segundo actuaría en ambos países.

Ciudad Juárez ocupó el primer lugar en el ranking de las ciudades más violentas del país. Miles han muerto, y de acuerdo a declaraciones de narcotraficantes que han sido detenidos, el Cártel de Sinaloa predomina en esa ciudad fronteriza.

Ante ello, a mediados de 2011 empezaron a aparecer narcomantas cuyos mensajes hablaban del surgimiento de un Nuevo Cártel de Juárez, pero no existe información oficial al respecto. 

Los reportes de agencias extranjeras sugieren que se trata de un esfuerzo del propio Cártel de Juárez y de su líder, Vicente Carrillo, para dar un nuevo aire o una marca diferente a la organización, que trata de reposicionarse.

Parientes 

Todos ellos formaron la denominada ‘alianza de sangre’ o ‘alianza del triángulo dorado’.

> Cártel de Sinaloa

Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán
Ismael ‘El Mayo’ Zambada
Juan José Esparragoza ‘El Azul’

> Cártel de Juárez

Amado Carrillo ‘El Señor de los Cielos’
Vicente Carrillo
Rodolfo Carrillo 

> Los Beltrán Leyva

Arturo Beltrán Leyva ‘El Barbas’
Héctor Beltrán
Alfredo Beltrán

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