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Intervenidas con el propósito de funcionar como espacios públicos de recreación y encuentro, algunas de las estaciones emblemáticas del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de México han comenzado a tener signos de abandono.
Desde enero de 2017, la pasada administración del Gobierno local, en convenio con diversas industrias, habilitó 11 estaciones como pasajes culturales donde se mantienen montadas exposiciones permanentes de diversas temáticas, sin embargo, a dos años de su implementación, algunos lugares parecen haber sido dejados a su suerte.
Desgaste en revestimientos de muros y escaleras, suciedad en vitrinas de exhibición, mobiliario maltratado por el uso, además de una restricción tanto a zonas como a piezas interactivas, son algunas de las irregularidades que llegan a encontrarse.
En un recorrido, Reporte Índigo constató que aunque no todos los sitios operan bajo las mismas condiciones, debido a su respectiva fecha de inauguración, el común denominador es el de un deterioro paulatino.
A un costado de la Librería Rius, la mesas dispuestas son ocupadas por vendedores ambulantes para comer, empaquetar mercancías o cargar la batería de sus teléfonos móviles.
En la estación Viveros/Derechos Humanos de la Línea 3, los acetatos de la zona de torniquetes se han despintado por el paso de usuarios, a su vez que la exposición Selva Lacandona muestra polvo por el paso de los trenes.
Con cables de fuera y forros plásticos a medio levantar, el piano y la plataforma de karaoke situados en el metro División del Norte como parte de la galería Autores y Compositores de México lucen maltratados; el lugar es usado principalmente por cantantes callejeros.
“A veces el piano no funciona, no sé si los polis lo desconecten o se descomponga, pero este fin de año llegué a verlo abandonado”, comenta Salvador Martínez, quien es intérprete amateur y ocasionalmente llega a ocupar ambos aparatos.
Ubicada en el transborde de las Líneas B y 3, en el metro Guerrero, la muestra Leyendas de la Lucha Libre está descuidada. Los aparadores que albergan diversos objetos deportivos lucen sucios, mientras que algunas escaleras que dan a los andenes se mantienen con presencia de ambulantes.
En la estación Garibaldi/Lagunilla, en el cruce de las Líneas B y 8, la galería Ídolos del Boxeo Mexicano muestra desgaste en murales y columnas, además de que el corredor central está copado de comerciantes. Junto a una taquilla, la escultura de un pugilista yace restringida al público y la pantalla de información permanece apagada.
Perteneciente a la Línea 9 del STC, la estación Velódromo aloja la exposición Del Ciclismo, sin embargo, su principal atracción consistente en un simulador de bicicleta no funciona, y el mismo está cerrado al público mediante vallas naranjas.
En el metro Colegio Militar de la Línea 2, dedicada al Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, está vandalizada por tramos. Con pintas de corte social y de activismo, algunos muros reflejan descontento ante el actuar de las instituciones homenajeadas.
En la Línea 7, algunos de los muros de las exposiciones dedicas a Gran Bretaña y la Unesco, localizadas en las estaciones de Polanco y Auditorio, han comenzado a desprenderse o despintarse por zonas.
En el descuido
Las estaciones intervenidas como espacios culturales tienen problemas siguientes:
> Desgaste en revestimientos de muros y escaleras
> Suciedad en vitrinas de exhibición
> Mobiliario maltratado por el uso
Restricción a zonas como a piezas interactivas
Falta de continuidad, el problema
La falta de mantenimiento de los espacios que se han rehabilitado en el metro es uno de los principales problemas que este sistema de transporte enfrenta y que afecta su correcto funcionamiento.
La falta de resultados en materia de trasporte público, asegura el experto, propicia que las personas prefieran el uso de vehículos particulares o la contratación de servicios de taxis con chofer, ya que estos pueden proporcionar mayor confort y seguridad, sobre todo al entrar en contacto con zonas carentes de sistemas movilidad, vigilancia e interconexión.
“El transporte público es el único que salvará a la CDMX cuando se agudice la crisis de movilidad que se mantiene desde hace varios años. Mientras el Gobierno no atienda el exceso de automóviles, las vialidades con sobrecupo y no mejore los diversos sistemas de movilidad de manera integral, nos seguiremos conduciendo de la misma forma”, advierte.
Presupuesto controversial
Para sufragar los gastos de adquisición de nuevo material rodante y de mantenimiento mayor de las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, el Gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Claudia Sheinbaum Pardo, invertirá este año un presupuesto de 15 mil 652 millones de pesos.
Sin montos especificados para abarcar las necesidades más urgente de este medio de transporte, el gobierno capitalino prevé que las mayores inversiones sean para los mencionados rubros, aún y cuando el presupuesto de este 2019 es menor al del año pasado en casi 2 mil millones de pesos.
Ante la crítica suscitada por dicho ‘recorte presupuestal’, la morenista explicó que “lo que incrementa es la cantidad de recursos del presupuesto fuera de su propia recaudación”, es decir, se trata de un aumento en la inversión directa hecha desde el gobierno central e independiente a lo recaudado mediante el Fideicomiso Maestro, creado a mediados de 2014 y a partir del incremento de la tarifa en la red.
El Gobierno local también anunció que las tarifas de todos los sistemas de transporte capitalino se mantendrán, por lo que que el costo del Metro seguirá en 5 pesos.