No queremos ‘Ojo por ojo’…

En “Ojo por ojo. La justicia que no queremos”, Francisco Samper relata la formación de un grupo paramilitar clandestino, impulsado por un empresario millonario que decide tomar justicia por cuenta propia para combatir la delincuencia organizada ante la impunidad del gobierno.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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En “Ojo por ojo. La justicia que no queremos”, Francisco Samper relata la formación de un grupo paramilitar clandestino, impulsado por un empresario millonario que decide tomar justicia por cuenta propia para combatir la delincuencia organizada ante la impunidad del gobierno.

En entrevista para Reporte Indigo, Samper esclareció que después de vivir un suceso violento y lamentable como el asesinato de su hermano, repasó los hechos y la inspiración para escribir la novela brotó del sentimiento de “desprotección e impotencia (…) de un sentimiento de que a cualquiera nos puede pasar (…) no importa el estrato, nivel u ocupación, puede llegar y llega de la forma más violenta”.

A su hermano lo asesinaron junto a su esposa, al confundirlo con Édgar “La Barbie” Valdez Villarreal, hace casi seis años.

El publicista de profesión tenía como objetivo que la trama fuera digerible para todo tipo de lector y “no quería escribir una narconovela”, pero la obra es un thriller político cuyo tema central es la inseguridad y la impartición de justicia.

Si se lee “Ojo por ojo” dentro de unos 25 años más, se enfrentará no solo a un retrato del México de los últimos años, sino del sentimiento común frente a la violencia.

Una novela de reflexión, empatía, con la que a través de la descripción de los personajes, cualquiera se puede identificar con el sentimiento de impotencia, pero también con la realidad acerca de la búsqueda de justicia.

Un relato no muy alejado de la realidad

En la historia de Samper, empresarios de clase alta depositan su esperanza –y fortuna– en el grupo paramilitar para hacer justicia, tal como en la ficción lo hacen los superhéroes.

En la realidad mexicana, son los llamados “grupos de autodefensa” quienes armados salen a las calles con la misión de combatir la violencia por su propia mano. 

Actualmente existen alrededor de 40 grupos de autodefensa con presencia en nueve de las 32 entidades del país. 

El escritor enfatiza que la justicia por mano propia no es un acto legal y “finalmente sabemos que la justicia es un monopolio del Estado y cualquier ciudadano, por muy agraviado que esté, su obligación es denunciar y dejar actuar al Estado”, de ahí el título y eslogan de la novela.

Este año ha habido un auge de grupos de “justicieros ciudadanos”. Por lo menos 14 grupos civiles surgieron desde el pasado 5 de enero en estados como Oaxaca, Michoacán, Jalisco, Veracruz y Chiapas.

“Las iniciativas (de autodefensa y/o sed de justicia) son naturales”, añade Samper, dado que el Estado como tal “no les está dando esa garantía ya sea porque no puede, porque nuestro sistema de justicia está acotado o porque la corrupción y la impunidad se lo impide”.

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