Al igual que miles de mujeres en el país, niñas realizan trabajos no remunerados desde antes de los 12 años de edad, lo que atenta contra su desarrollo integral y violenta gravemente sus derechos.
En México, 3.3 millones de niñas, niños y adolescentes ejercen trabajo infantil incluyendo labores domésticas en condiciones no adecuadas, además de actividades agríciolas, ganaderas, forestales, caza, pesca y minería.
De acuerdo con la organización World Vision México, en el país 1.5 millones de menores de edad realizan quehaceres o trabajos domésticos en malas circunstancias, en horarios prolongados y en medios insalubres o peligrosos.
👧🏽🧒🏽Justicia social para todas y todos. Poner fin al trabajo infantil
El #TrabajoInfantil viola los derechos de la infancia y es un obstáculo para el desarrollo agrícola sostenible y la seguridad alimentaria
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— FAO México (@FAOMexico) July 16, 2023
Óscar Castillo, director de Campos de Esperanza, una iniciativa de cooperación internacional de World Vision, explica que aunque las cifras muestran que los varones ejercen con mayor frecuencia el trabajo infantil, las niñas realizan trabajos domésticos no remunerados con mayor regularidad, lo que genera un subregistro.
Al igual que otras problemáticas sociales, la incidencia de esta problemática aumentó tras la pandemia de COVID-19, durante la cual los menores de edad se vieron recluidos en las viviendas que compartían con sus padres o cuidadores, las cuales constituían, en algunas ocasiones, un espacio de riesgo.
“Actualmente tenemos datos del 2019, que nos dicen que son 3.3 millones de niñas y niñas en situación de trabajo infantil. Esta información data de años antes del inicio y fin de la pandemia, así que, primero, son datos que se deben actualizar porque hay un riesgo de que el trabajo infantil haya incrementado.
“Es verdad que hay una mayor participación de niños en situación de trabajo infantil, o sea, la tasa de global de trabajo infantil es de 11.5 por ciento de los niños que hay a nivel nacional, de este porcentaje, la de los niños es de 13.6, mientras que en el caso de la población de niñas de 9.2 por ciento, eso no quiere decir que el trabajo infantil afecte más a niños que a niñas porque entonces lo vemos de manera lineal, porque en el caso de las niñas hay situación de trabajo infantil en actividades domésticas, lo cual está completamente invisibilizado”, mencionó Castillo en entrevista con Reporte Índigo.
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Desde pequeñas
De acuerdo con Óscar Castillo, las menores de edad pasan hasta 20 horas a la semana cuidando de sus hermanos menores, limpieza y preparación de comida, lo que al final contribuye a que ya no continúen en la escuela para dedicarse de manera exclusiva a las labores domésticas y de cuidado no remuneradas.
“Tiene que ver el cómo el constructo de género afecta de manera diferenciada a niños y niñas, pues mientras los niños hacen labores, pues, más pesadas, las niñas, ejercen con mayor frecuencia el trabajo doméstico no remunerado”, explica el director de Campos de Esperanza.
Durante 2020, más de cinco millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes de entre 3 y 17 años no asistieron a la escuela, de ellos el 57 por ciento tiene entre 3 y 5 años y 42 por ciento son adolescentes. En el país más de un millón de niñas, niños, adolescentes y jóvenes entre 6 y 17 años no saben leer, ni escribir.
En #México, más de 3.2 millones de niñas, niños y adolescentes son víctimas del trabajo infantil. Protejamos a nuestra niñez y adolescencia brindándoles un futuro lleno de oportunidades. #AltoAlTrabajoInfantil #UnidosParaTransformar #QuintanaRooUnidoContraElTrabajoInfantil pic.twitter.com/pHyIjFdH45
— Secretaría Ejecutiva del SIPINNA Q. ROO (@SIPINNAQROO) June 12, 2023
De todas las entidades federativas, Oaxaca presenta la mayor tasa de trabajo infantil con 21.5 por ciento.
De las niñas que realizan labores domésticas no pagadas en el país, el 51.3 por ciento son de zonas rurales, mientras que el 65.8 por ciento ejercieron este tipo de trabajo en un horario prolongado y sin descanso.
Organizaciones contra el trabajo infantil
El programa Campos de Esperanza, que lidera Óscar Castillo, busca prevenir el trabajo infantil y promover mejores condiciones de trabajo en los campos de caña de azúcar y café en Oaxaca y Veracruz. También está presente en Chihuahua, Baja California, Sinaloa y Jalisco.
El director de esta iniciativa refiere que hay muchas creencias erróneas que promueven que los niños sigan ejerciendo el trabajo infantil.
“Se considera que el trabajo infantil contribuye a la economía de la familia, lo cual es solo una creencia, porque no, no contribuye, en el corto plazo puede ser, pero si lo vemos a largo plazo es más lo que perjudica a las niños y niñas, también se cree que ayuda a que los niños aprendan un oficio y sean más responsables, pero pues también no se sabe que son más los riesgos físicos, biológicos y psicológicos a los que están expuestos, que lo que van a aprender.
“Si un menor de edad sufre algún perjuicio o accidente va a ser irreparable, así que va a tener un mejor efecto, en comparación, que éste continúe con sus estudios y pueda tener mayores oportunidades para desarrollar todo su potencial”, explica Castillo.
Óscar explica que aunque se han creado políticas públicas que favorecen la erradicación del trabajo infantil, ha sido poco lo que se ha avanzado en cuestión de homologación de leyes entre el ámbito federal y el estatal y con los acuerdos internacionales a los que México se encuentra suscrito.
“Esta es una problemática de la que hay que seguir hablando, hay que seguir visibilizándola. En cuanto políticas públicas, lo que vemos, es que se deben de fortalecer los mecanismos de coordinación internacional para que se puedan atender adecuadamente los casos de trabajo infantil, también se deben de fortalecer los mecanismos de identificación y vigilancia del trabajo infantil en los centros de labores.
“Entonces son dos grandes engranajes, uno es cómo identificar donde hay casos de trabajo infantil y al mismo tiempo dar asesoría a los centros de trabajo, a las empresas, productores para que no hayan niñas niños trabajando en actividades peligrosas y el otro es buscar cómo llevar a cabo la restitución de derechos, lo cual se puede lograr a través de la coordinación institucional”, concluyó Castillo.