Niñas del Estado de México, víctimas vulnerables

Aunque la desaparición de niñas y adolescentes ocurre en todo el país, el Estado de México es la entidad con el mayor número de casos acumulados; una investigación revela que la mayoría de ellas son víctimas de delitos como trata y feminicidio
Laura Islas Laura Islas Publicado el
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La violencia de género es un mal que está extendido en todo el país, pero particularmente en el Estado de México, donde desde el 2015 se activó la Alerta de Violencia de Género contra las mujeres en 11 municipios.

Esta entidad ocupa el primer lugar a nivel nacional en el número de casos acumulados de niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas, según las últimas cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).

Así lo señala el informe “Desaparición de mujeres adolescentes, niñas y niños en el Estado de México y su vínculo con la explotación sexual o la trata de personas con ese u otro fines”, elaborado por la Red de los Derechos de la Infancia en México (REDIM) y la Comisión Nacional de Búsqueda con el apoyo financiero de la Unión Europea.

De acuerdo con el documento, la mayoría de las mujeres desaparecidas en esa entidad tiene entre 12 y 17 años y sus desapariciones ocurren a plena luz del día.

La principal causa de la desaparición es la violencia de género — a través del feminicidio y la trata— con fines de “explotación o de explotación sexual”, señala el informe.

Redes

De acuerdo con el documento existe el reclutamiento de niñas pequeñas (menores de 13 años) a través de redes sociales con fines de explotación sexual ya que cuentan con menos recursos para escapar.

Un ejemplo es el de una niña de 12 años que conoció a un hombre mayor a través de la aplicación de TikTok. Posteriormente iniciaron una relación amorosa virtual que pasó a ser controladora y violenta.

Luego de persuadirla para que le diera su dirección en el municipio de Ocoyoacac, Estado de México, él se presentó y bajo amenaza de asesinar a sus padres la obligó a salir de su casa.

“Se la llevó en transporte público al municipio de Tecámac donde la mantuvo cautiva como su esclava sexual por 8 meses”, se lee.

Aunque el documento explica que el caso anterior no permite establecer un patrón universal de modus operandi, sí permite ampliar la perspectiva sobre el perfil de las víctimas y las formas de reclutamiento.

“También ayuda a comprender un poco más sobre los rasgos de edad y cómo las víctimas son cada vez más vulnerables y con menos herramientas para su autocuidado y búsqueda de ayuda. Si bien este caso no nos permite hablar de un patrón generalizado de trata, nos da indicios de cómo esta actividad va ampliando su alcance”, señala.

Además, dice, el caso anterior deja en evidencia cómo la pandemia y la obligación del uso de sistemas digitales de comunicación ha sobreexpuesto a las adolescentes y niñas a las redes sociales, abriendo espacios y aumentando horas de convivencia silenciosa e invisible entre niñas/ adolescentes y personas adultas “desconocidas”.

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