Maribel Batres Quintanilla, una joven originaria de Pochochitán caminaba por la Calle Bravo en el centro de Tepic, después de gritarle y discutir, el hombre que la acompañaba la apuñaló en múltiples ocasiones.
El hombre la aventó hacia un auto y la embistió con puñal por delante, la sujeta del cuello con la mano izquierda mientras con la otra la sigue picando. Ella desesperada grita, manotea, le pega con su bolso, se aferra a la vida.
Por la banqueta viene un peatón, el agresor se retira y la deja respirar. Ante la apatía del paseante, el acompañante de Maribel le da la estocada final.
La agresión se perpetró a plena luz del día, ante la vista de varios testigos que no metieron las manos ni palabras para defenderla. El atacante, seguido por los ladridos y furia de un perro huyó corriendo. El cuerpo de Maribel quedó tendido sobre la banqueta de la Calle Bravo entre San Luis y Zacatecas. Su muerte se convirtió en la número 21 en las dos semanas que lleva como gobernador Antonio Echevarría García.
El panista heredó a la entidad en su punto más álgido de violencia y asesinatos, aunque según expertos esta situación era predecible. Con el cambio de gobierno Nayarit iba a explotar debido a los métodos criminales que utilizaba el exfiscal de la entidad, Édgar Veytia para controlar la violencia y a los delitos que eran ocultados.
Según Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad con fecha al pasado agosto, Nayarit ya había superado el número de homicidios cometidos en todo 2016, 147 de enero a agosto del 2017, contra 105 del año anterior.
A esta cifra se sumaría el asesinato de Maribel y de otras 44 personas más que ocurrieron en septiembre y la semana que va de octubre y que fueron registrados por medios locales. 191 homicidios en Nayarit en lo que va del año.
Las cifras del Secretariado Ejecutivo señalan que agosto con 37 homicidios sería el más violento en los últimos cuatro años, fecha cuando el Consejo Nacional de Seguridad Pública aprobó publicar la información estadística en materia de incidencia delictiva.
Esto podría cambiar y agravarse, según conteos externos, durante septiembre hubo 39 asesinatos en la entidad y octubre va camino al mismo rumbo.
En 2016, Nayarit se encontraba en el tercer sitio de las entidades con menor incidencia de homicidios dolosos, con un tasa baja de tan solo 3.13 casos por cada 100 mil habitantes, solamente debajo de Yucatán y Aguascalientes.
En los primeros ocho meses de 2017 Nayarit cayó al noveno sitio con una tasa de 6.94 asesinatos por cada 100 mil habitantes, la cifra se duplicó.
En febrero de este año, a menos de seis meses de que el exgobernador Roberto Sandoval Castañeda dejara el Gobierno del Estado, acudió a la entidad Enrique Peña Nieto y juntos se jactaron de haber colocado durante el sexenio a Nayarit como uno de los estados más seguros del país.
“Nayarit es una evidencia de los buenos logros y resultados que hemos tenido en materia de seguridad, sí es cierto, todavía tenemos importantes retos en algunas partes del país en materia de seguridad. Sí es cierto que en algunos regiones muy específicas hemos visto que se ha revertido una tendencia a la baja que llevamos en materia de seguridad”, dijo el mandatario en una visita ocurrida el 21 de febrero de este año.
Bastó que Peña Nieto abandonara la entidad y el exgobernador de extracción priista para que la sangre corriera de nuevo en Nayarit o que por lo menos hubiera constancia de ello.
Ocultando delitos
Según informes del Observatorio Nacional Ciudadano, a partir del 2013 se comenzaron a observar disminuciones acentuadas en los delitos de alto impacto en Nayarit, mes con mes las cifras bajaban en picada.
Ante la falta de reforzamiento en las instituciones de seguridad nayarita, los miembros de la organización social comenzaron a cuestionar las cifras del gobierno.
La Fiscalía de Nayarit nunca contestó las más de 70 solicitudes de transparencia que les hicieron al respecto, a cambio, recibieron respuestas como “aquí sí trabajamos”, “le echamos huevos” e incluso burlas y amenazas.
La leyenda del fiscal Édgar Veytia crecía en el estado, según los ciudadanos, él era parte del crimen organizado y combatía el fuego con fuego.
“Bajo un argumento donde la sociedad civil te dice que el fiscal está involucrado con la criminalidad, tú ves una disminución aparente de los delitos, pero paralelamente tú ves personal de la Fiscalía armado hasta los dientes, encapuchados, te habla de un mantenimiento de la seguridad a través de un sistema por lo menos cuestionable. Dentro de estas leyendas que existen sobre Veytia es lo que decía, Veytia decía que ahí a los malos no los metían a la cárcel, los ejecutaban”, recordó el Director del Observatorio Nacional Ciudadano, Francisco Rivas.
El 29 de marzo de este año, se anunció la captura en Estados Unidos de Édgar “El Diablo” Veytia, por presuntos nexos con el narcotráfico, a partir de su salida de la Fiscalía General del Estado de Nayarit, los crímenes de alto impacto comenzaron a arreciar. Los delincuentes ahora peleaban por el control de la plaza.
“Desde hace más de tres años estamos insistiendo en que en Nayarit con el cambio de gobierno iba a explotar debido a que las condiciones de seguridad que se mantenían no eran condiciones apegadas al estado de derecho, por lo tanto en el cambio de equilibrios lo que iba a suceder era que este equilibrio donde había un control de un criminal de otros criminales se iba a romper generando una pelea por la plaza”, agregó el especialista en temas de seguridad.
Sumado a los métodos pocos ortodoxos y criminales de disminuir los delitos, el Observatorio Nacional Ciudadano señaló que las cifras de incidencia delictiva estaban maquilladas y que muchos de los crímenes se ocultaban, por eso la tendencia a la baja.
“Estoy seguro de que hubo un ejercicio en el cual hubo ocultamiento de información, delitos no reportados, no denunciados y delitos no registrados adecuadamente. En el caso de los homicidios, hay una alta cifra negra, los números que vemos en Nayarit no son lo que realmente vemos, ahorita, los números son más cercanos a la realidad”, agregó Rivas.
Nayarit sangra, pero los crímenes comienzan a perseguirse conforme la ley y la justicia, “El Diablo” está lejos, los nayaritas les cerraron la entrada porque “a puerta cerrada, el diablo se vuelve”, poco a poco la entidad comienza a sanarse aceptando su realidad, sus muertos y sus cifras.