Todos los días fallecen animales en los zoológicos de la Ciudad de México y no debe ser causa de alarma porque es un proceso natural, dice Gerardo López Islas, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y exdirector del zoológico de Aragón.
“Es normal que mueran, todos los días mueren animales, son colecciones tan grandes que hay en los zoológicos, que es normal que, casi diario, haya mortalidad”, declara.
Asimismo, menciona que a cada animal que fallece se le realiza una necropsia por obligación y se registra, por lo que hay un control estricto en el tema.
En el caso específico del conejo de los volcanes, que en Chapultepec, Aragón y Los Coyotes mueren por problemas metabólicos, metabólico-infecciosos, por traumatismo y por choque, López Islas afirma que la propia morfología de la especie hace que sean muy vulnerables y tengan tasas de mortalidad altas en los zoológicos.
“Es cierto que mueren muchos teporingos, pero también es cierto que hay muchos de ellos y son especies que, desgraciadamente, no duran mucho, pero no es por falta de cuidado, son por las condiciones naturales del animal”, comenta.
Desinformación alienta críticas a zoológicos
Gerardo López Islas detalla que quienes cuestionan a los zoológicos no conocen toda la información respecto a las especies y critican desde un punto de vista subjetivo.
“Todos los animales se van a morir un día y en algunas especies hay longevidad récord y la mayoría vive por lo menos el promedio. Hay jirafas, hipopótamos y leones que duran años y tienen su club de fans y es normal que mueran.
“Sin embargo, es muy fácil escandalizar y decir que los mataron o se les dejó morir, pero lo que no se sabe es que tuvieron una vida larga y se reprodujeron, entonces ya es una buena vida”, considera.
En ese sentido, opina que los zoológicos son necesarios porque ofrecen a la ciudadanía la posibilidad de conocer animales de distintos continentes.
“Los tres zoológicos tienen una gran afluencia del público, quienes tienen una oportunidad de ver animales de todo el mundo y también se ofrecen diversos tipos de actividades educativas para sensibilizar sobre la importancia de la fauna y la biodiversidad”, dice.
Incluso, comenta que a los ciegos se les deja tocar cráneos y huesos de animales para que conozcan cómo son: “Esos productos se guardan con fines de educación y los animales, antes de su muerte, reciben un buen trato. Todos hacen un buen trabajo al cuidar a los animales”.
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