Con la reciente aprobación de la reforma al Poder Judicial de la Federación, surge la pregunta sobre si la próxima en la lista será la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, una propuesta que lleva meses congelada en el Congreso de la Unión.
Morena y sus aliados han demostrado recientemente su capacidad para aprobar reformas sin necesidad de negociar con la oposición, lo que podría significar que la nueva semana laboral podría avanzar rápidamente en la agenda legislativa.
Sin embargo, tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como su sucesora Claudia Sheinbaum Pardo han manifestado que esta reforma no es una de sus prioridades actuales. De hecho, no existe ni siquiera una fecha tentativa para discutir esta demanda de los trabajadores.
El pasado 5 de febrero, López Obrador presentó 20 reformas al Congreso, ninguna de las cuales abordaba la reducción de la jornada laboral, sugiriendo que los legisladores de Morena se concentrarán en estas iniciativas.
Sheinbaum no avanzará en reforma laboral sin consenso con empresarios
Además, el sector empresarial ha expresado su rechazo a la reducción de horas laborales, argumentando que podría afectar negativamente sus ganancias y la economía del país.
En una conferencia de prensa del 10 de julio, Sheinbaum Pardo subrayó la necesidad de consenso con el sector empresarial para abordar este tema, similar a lo que se logró con reformas anteriores como el salario mínimo, pensiones y outsourcing.
“Se trata de seguir trabajando en consenso con las representaciones de los trabajadores y el sector empresarial,” afirmó la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Incierto el futuro de la jornada laboral de 40 horas semanales
A pesar de que la iniciativa para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas permanece estancada, la mayoría calificada de Morena en la Cámara de Diputados y el Senado podría facilitar su aprobación.
No obstante, Sheinbaum Pardo ha indicado que la reforma no avanzará hasta lograr un acuerdo con los grandes empresarios, quienes han mostrado una postura firme en contra de esta medida.
Mientras el debate continúa, queda claro que cualquier movimiento hacia una reforma laboral dependerá de un equilibrio entre las necesidades de los trabajadores y las preocupaciones del sector empresarial.