Mordidas de felicidad; alimentación saludable

En el cuidado de nuestra salud mental influye directamente la manera en la que nos alimentamos y cuidamos de nuestro cuerpo
Julio Ramírez Julio Ramírez Publicado el
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La alimentación saludable puede librarnos de episodios de ansiedad y depresión, sobre todo en estos tiempos de pandemia en los cuales es importante cuidar nuestra salud mental.

Por ello, es fundamental consumir fruta y verdura fresca, y no tanto alimentos “chatarra” ni ultraprocesados. El consumo de productos del mar con el componente Omega 3 es muy importante al igual que las grasas saludables como las que se encuentran en las nueces o aguacates es de mucha ayuda.

“Tu estado de ánimo impacta en lo que eliges como fuentes de alimentos, los cuales en el proceso de digestión y absorción liberan nutrientes que te hacen que modifiques tu estado de ánimo, pudiendo caer en esta parte de depresión o incluso de ansiedad, en específico con los alimentos que contienen mucha azúcar o grasas”, explica la nutrióloga Arianna Omaña.

Expertos consultados recomiendan una atención que vaya más allá de los tés y que involucre periodos de ocio, comida saludable, convivencia y tratar de alejarse de los malos hábitos. Todo ello tomando en cuenta que los cambios no se dan de un día para el otro, por el contrario, es un proceso que puede tardar algunos meses en dar resultados.

En tanto, el profesor Guillermo Arteaga MacKinney, asegura que padecimientos como la ansiedad y la depresión se ven potenciados con una mala alimentación, al grado de que una depresión moderada puede devenir en un problema más grave ante la falta de micronutrientes como el Omega 3, un tipo de grasa asociada con algunos tipos de pescados como el salmón, pero que también está presente en algunas verduras y semillas integrales.

Los alimentos no solamente satisfacen nuestra parte biológica en la que necesitamos estar con vida para comer y comer para estar con vida, la alimentación involucra más elementos sociales y culturales

“Una persona con una depresión, por así decirlo, clasificada clínicamente como moderada, si lleva una dieta mala: baja en Omega 3, en algunas vitaminas; alta en azúcar y en grasas puede llegar a una depresión severa o tardar mucho más en salir de ella”, explica el especialista.

El profesor Arteaga considera que no se trata de un solo alimento, aunque sí hay algunos identificados como detonadores de estrés o nerviosismo. Es decir, ansiedad. Un caso muy conocido es el del café, cuyo compuesto esencial (cafeína) tiene un efecto directo muy notorio en el organismo.

“La dieta que se clasifica como occidental, que es generalmente rica en azúcares, en grasas saturadas y pobre en algunos micronutrientes o en verduras y frutas, puede llevar más fácil a la ansiedad”, explica el experto.

Cuidado con los ‘bajones’

Por su parte, Alberto Bricio, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima, considera que los asuntos relacionados con el aspecto cultural son muy importantes, ya que ahí se identifican las maneras como enfrentamos los problemas y, uno de ellos, es tomar la decisión de qué vamos a comer.

“A la salud mental se le ha dado mayor importancia últimamente por el periodo de contingencia y la manera de conocer cómo es que está relacionada con la comida es porque los alimentos no solamente satisfacen nuestra parte biológica, en la que necesitamos estar con vida para comer y comer para estar con vida, la alimentación involucra más elementos sociales y culturales”, afirma el profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima.

El académico llama a identificar “ambientes desfavorables”, como cuando se carece del apoyo de los familiares para realizar un cambio en un plan de alimentación o bien como cuando por condiciones sociales se imposibilita el acceso a una buena nutrición.

“Si no los tengo a la mano (los alimentos saludables), eso podría ser un espacio no favorable para nuestra alimentación y por lo tanto también podría impactar en nuestro estado anímico y diversas situaciones de salud mental que podrían estar vinculadas”, sentencia.

“Una persona con una depresión clasificada clínicamente como moderada, si lleva una dieta mala: baja en omega 3, en algunas vitaminas y alta en azúcar y en grasas saturadas puede llegar a una depresión severa o tardar mucho más en salir de ella”, Guillermo Arteaga MacKinney, Integrante del Laboratorio de Datos Contra la Obesidad. 

El nutriólogo alerta que hay alimentos, como el azúcar y el chocolate, que producen placer de forma inmediata, pero después generan un “bajón” que afecta nuestro estado emocional.

“Podríamos decir que los alimentos ultraprocesados y, sobre todo, los que tienen una gran cantidad de azúcar, son los que están más relacionados con estos trastornos como la ansiedad y la depresión”, expone.

“Si yo veo una situación adversa en mi vida, alguna cosa incómoda y alguna forma de ignorarlo o reducir el estrés es comiendo, ahí es cuando podría no ser solamente la parte biológica, sino también la parte cultural y social de cómo afrontaremos nuestros problemas”, explica.

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