El drama de los haitianos
Aun cuando el gobierno mexicano no ha manifestado una postura oficial sobre cómo resolverá la presencia irregular de casi 5 mil haitianos y africanos que permanecen varados en Tijuana y Mexicali, Baja California, y en San Luis Río Colorado, Sonora, a la espera de lograr el asilo político en Estados Unidos, organizaciones civiles se han dicho preocupadas por las condiciones de vida que encara ese grupo de inmigrantes.
J. Jesús Lemus
Aun cuando el gobierno mexicano no ha manifestado una postura oficial sobre cómo resolverá la presencia irregular de casi 5 mil haitianos y africanos que permanecen varados en Tijuana y Mexicali, Baja California, y en San Luis Río Colorado, Sonora, a la espera de lograr el asilo político en Estados Unidos, organizaciones civiles se han dicho preocupadas por las condiciones de vida que encara ese grupo de inmigrantes.
Para Jean Louis Bingna, príncipe del reino Bamoun, de la República de Camerún, quien encarna un ejemplo de la migración africana y vive asilado en la Ciudad de México desde hace tres años por razones de seguridad personal, la situación que viven los casi 5 mil migrantes haitianos y africanos en la frontera norte del país “ya resulta preocupante y alarmante”.
En los mismos términos se ha manifestado también la organización no gubernamental, autodenominada Comité Ciudadano de Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, que encabeza el haitiano naturalizado mexicano Wilner Matelus, quien es el único que ha hablado oficialmente ante el gobierno mexicano en reclamo de mejoras a las condiciones de vida de los inmigrantes varados.
Matelus se reunió el pasado miércoles con el subsecretario de Población, Migración y Asuntos
Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Humberto Roque Villanueva, a fin de solicitar una mesa de diálogo que permita al gobierno mexicano garantizar el respeto a los derechos humanos de los miles de inmigrantes, en tanto dura la espera de asilo político en Estados Unidos.
Los casi 5 mil inmigrantes están viviendo en condiciones precarias, los que han corrido con mejor suerte están asilados en albergues temporales de la Iglesia Católica y de organismos civiles, incluso de los gobiernos municipales y estatal, donde se les da alimentación y hospedaje.
Pero de acuerdo a una fuente del Gobierno municipal de Tijuana, se estima que al menos unos 2 mil 200 inmigrantes, mayoritariamente haitianos, están viviendo en la vía pública; las plazas públicas, central de autobuses, atrios de iglesias y, sobre todo, las inmediaciones de la línea fronteriza, se han convertido en improvisados campamentos de aspirantes a refugiados políticos en Estados Unidos.
De acuerdo a las cifras del Comité Ciudadano de Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, más de 3 mil 700 haitianos se encuentran distribuidos entre los municipios de Tijuana, Mexicali y San Luis Rio Colorado, en tanto que en Tijuana se calcula que existen al menos unos mil 500 africanos.
Con pocas posibilidades de asilo
La versión del príncipe de Camerún, Jean Louis Bingna, apunta que en el grupo de africanos varados en la ciudad de Tijuana, existen connacionales de Etiopía, República del Congo, Camerún, Mali, Sudán y Republica del Chad, que han sido desplazados por la pobreza que se vive en sus regiones y por la necesidad de sobrevivir a la violencia que se ha desatado en esos países.
La mayoría de los haitianos que se encuentran en Tijuana, Mexicali y San Luis Río Colorado, provienen de Brasil, en donde muchos trabajaban en obras de construcción para la infraestructura requerida por el mundial de futbol y las olimpiadas; al término de las obras la mano de obra desempleada emigró hacia el norte, y ahora busca asilo político en Estados Unidos.
Pero esto se observa difícil para todo el grupo migratorio, pues de acuerdo al propio subsecretario de Migración, Humberto Roque Villanueva, el gobierno de EU, solo ha entregado entre 100 y 110 solicitudes de asilo político a haitianos.
El número de solicitudes de asilo político que ha recibido el grupo de africanos no llega ni a las 50 fichas, según lo confirmó el príncipe de Camerún, Jena Louis Bingna, quien estimó necesario que el gobierno norteamericano amplíe la posibilidad de ingreso de africanos a su país, toda vez que “son gente buena, intelectuales, que sólo quieren huir de la violencia”.
Confianza en la diplomacia
El príncipe de Camerún, Jean Louis Bingna, estimó que es prioritario que el gobierno mexicano ponga atención en el problema, a fin de que la situación no escale a condiciones más graves.
Confió en que el Estado Mexicano responda a su papel histórico de ayuda a los migrantes, para que se les permita “una estancia humana aceptable” mientras el grupo, tanto de haitianos como de africanos, resuelven sus peticiones de asilo político; aunque el panorama no se observa nada alentador, pues dijo que por las condiciones preelectorales que se viven en Estados Unidos, los procesos de asilo político podrían tardar mucho tiempo.
También el Comité Ciudadano de Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos en Tijuana le apuesta a la diplomacia, por esa razón, dijo Alfonso Martínez, es que el presidente del organismo no gubernamental, Wilner Matelus, ha pedido al gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Gobernación, que solicite la intervención del Alto Comisionado de las Naciones Unidades para los Refugiados, a fin de que se busque la rápida protección de ese grupo de inmigrantes por parte de los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Brasil o de alguna otra nación de Europa.
La intervención oficial de los gobiernos para la protección de los casi 5 mil inmigrantes varados en la zona de la frontera norte de México, se considera urgente, explicó Alfonso Martínez, “pues ya existen manifestaciones xenofóbicas, principalmente en redes sociales, en donde se trata de responsabilizar a los grupos de inmigrantes de los índices de delincuencia y desempleo en la zona fronteriza de Baja California”.
Apoyo humilde y solidario
La problemática de los migrantes haitianos y africanos varados en Tijuana se redimensionó con la visita del ex presidente de Uruguay, José Mujica.
En el desayunador del Padre Chava, José Mujica recordó lo inmoral de las políticas migratorias, al señalar que “todos somos descendientes de personas inmigrantes, porque migrar es parte de la condición humana”, fustigando, sin mencionarlo por su nombre, la reglamentación migratoria tan estricta que mantiene Estados Unidos frente a los grupos sociales que buscan cobijo de la guerra y
el hambre en ese país.
En un gesto de humildad él sirvió los alimentos personalmente a algunos de los haitianos y africanos que asistieron al evento, y se dijo triste tras observar “el egoísmo que ha provocado el materialismo en el ser humano, que hace que se pierda la sensibilidad hacia nuestros hermanos migrantes”.
La mayoría de los haitianos que están en la frontera mexicana provienen de Brasil, en donde trabajaban como mano de obra.