Durante el sexenio pasado, el cual encabezó el presidente Enrique Peña Nieto, el Gobierno de México autorizó la siembra de cultivos transgénicos sobre más de 2.5 millones de hectáreas, de acuerdo con los registros que publica la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem).
Con Peña Nieto se entregaron en total 141 permisos para plantíos de transgénicos, sin embargo, fueron solo dos empresas las que concentraron prácticamente la totalidad del área sembrada: Bayer de México, que recibió 70 permisos por un millón 437 mil 050.97 hectáreas y Monsanto Comercial, que obtuvo 41 permisos por un millón 100 mil 365.88 hectáreas.
Durante buena parte del sexenio esas dos empresas trasnacionales fueron rivales, pero eso se acabó en junio de 2018, cuando el corporativo alemán Bayer concretó la compra de la firma Monsanto, en una operación que ascendió a los 63 mil millones de dólares.
El resto de los permisos otorgados (30) que apenas suman 28.4881 hectáreas (0.001 por ciento del área total con transgénicos), fueron obtenidos por seis instancias: BASF Mexicana; Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav); Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT); Dow AgroSciences de México; Forage Genetics de México; y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
Prácticamente la totalidad de lo sembrado fue algodón, que con 111 permisos concentró el 99.99 por ciento de la superficie autorizada para los cultivos genéticamente modificados (con 2 millones 537 mil 415.69 hectáreas); mientras que el resto (30 permisos para 29.65 hectáreas) fue para estos transgénicos: alfalfa, frijol, limón mexicano, naranja dulce valencia, soya y trigo.
Con respecto al tipo de liberación validada, cerca de un millón de hectáreas (974 mil hectáreas) se autorizaron con fines comerciales (14 permisos); mientras que un millón 521 mil 901.82 hectáreas (65 permisos) fueron como Programa Piloto; y una fracción más reducida (41 mil 543.52 hectáreas con 62 permisos) fue para una fase Experimental.
La Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), señala en su artículo 9, que todo transgénico debe pasar por esas tres fases, en este orden: “IX. La liberación de OGMs en el ambiente debe realizarse ‘paso a paso’ conforme a lo cual, todo OGM que esté destinado a ser liberado comercialmente debe ser previamente sometido a pruebas satisfactorias conforme a los estudios de riesgo, la evaluación de riesgos y los reportes de resultados aplicables en la realización de actividades de liberación experimental y de liberación en programa piloto de dichos organismos”.
Invasión de los transgénicos
Bajo la presidencia de Peña Nieto, más de la mitad de los estados de la República llegaron a alojar cultivos transgénicos, pues los permisos que expidió se extendieron sobre 18 entidades: Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Morelos, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
El presidente, López Obrador, en cambio, ha dado muestras de que considera como parte de su agenda ambiental la prohibición de los transgénicos.
“Yo creo que nosotros estamos cumpliendo con esta agenda. Hay muchas coincidencias en lo que propone esta agenda y nuestro plan de desarrollo y se está cumpliendo con estos propósitos. Estamos protegiendo el medio ambiente, está -para decirlo con claridad- está prohibido el uso de transgénicos, no se permite lo del maíz transgénico”, respondió el 25 de septiembre del 2019 cuando se le preguntó sobre los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU.
Un año después, el 31 de diciembre del 2020 publicó un decreto para prohibirlos.
“Las autoridades en materia de bioseguridad, en el ámbito de su competencia, de conformidad con la normativa aplicable, revocarán y se abstendrán de otorgar permisos de liberación al ambiente de semillas de maíz genéticamente modificado”, también “revocarán y se abstendrán de otorgar autorizaciones para el uso de grano de maíz genéticamente modificado en la alimentación de las mexicanas y los mexicanos, hasta sustituirlo totalmente en una fecha que no podrá ser posterior al 31 de enero de 2024”, señala el artículo sexto.
La prohibición
Cuando el Gobierno de México prohibió el maíz transgénico en el país (junto al glifosato, en un esquema gradual), una de las organizaciones ambientalistas que saludó la medida fue Greenpeace México.
”Greenpeace México junto con diversas organizaciones campesinas, de consumidores, académicos, investigadores, artistas e intelectuales hemos denunciado que los transgénicos y su paquete tecnológico ocasionan daños a la salud humana y medioambiental. Tal como las y los científicos lo han comprobado en diversas investigaciones”, señaló el 2 de enero de 2021.
“Tanto los transgénicos como el herbicida glifosato, tienen graves repercusiones para las y los agricultores y los pueblos indígenas de México. También se pone en riesgo la diversidad de variedades agrícolas conservadas en los campos que resultan fundamentales para la producción de alimentos en nuestro país. Lo cual nos aleja cada vez más de gozar de soberanía y autosuficiencia alimentaria”, añadió.