México se está polarizando, se está dividiendo entre “chairos” y “fifís”, entre simpatizantes del próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador y sus opositores.
La Cuarta Transformación podría caracterizarse por la segmentación social y la República Amorosa solo sería de nombre.
Medidas impulsadas por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) como la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, la reforma a las comisiones bancarias y los programas asistencialistas sociales han dividido más a la sociedad.
Como si de una película de Pedro Infante se tratara, México se comienza a dividir entre ricos y pobres.
El otro grupo, encabezado por varias asociaciones civiles conservadoras, por el sector empresarial y adversarios políticos que militan en partidos contrarios a Morena encienden los focos rojos a un supuesto gobierno autoritario, intolerante y oficialista.
El pasado domingo al menos 5 mil ciudadanos, empresarios y miembros de la sociedad civil salieron a protestar por la cancelación de las obras del NAIM en Texcoco y exigir al gobierno entrante que respete la ley y las instituciones.
El contingente partió del Ángel de la Independencia y terminó en el Zócalo capitalino, el lugar que históricamente Andrés Manuel López Obrador ha utilizado como escenario para decenas de protestas de oposición.
Desde ahí, los inconformes de la marcha “#111111xMéxico” reprocharon que la consulta que se le hizo a la ciudadanía por la que se decidió el futuro del NAIM había sido una “simulación burda” por lo que acordaron con votación a mano alzada seguir siendo oposición y convocar a otra marcha para el próximo 2 de diciembre, un día después de que el político tabasqueño tome posesión como presidente constitucional y celebre en la misma plancha el inicio de su nuevo gobierno.
Minutos antes de que concluyera la marcha, justo cuando los manifestantes transitaban la Avenida Juárez, un grupo de personas les comenzaron a gritar “son traidores a la patria”, “70 a 30 les ganamos”, “hagan su consulta ustedes, a ver qué tal les va” y “los fifís marchando también se están bronceando”.
Con pancartas en mano estos le contestaron “es un error estar con Obrador” y “No somos fifí, no somos chairos, todos somos mexicanos”. La marcha siguió sin mayores incidentes que la descalificación y la violencia verbal.
La palabra ‘fifí’
Desde el 12 de febrero en una entrevista televisiva, el futuro presidente de México comenzó a utilizar el término “fifí” para calificar a los opositores de su movimiento. Según el Diccionario de Mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua, la palabra hace referencia a las personas elegantes, distinguidas y presumidas, pero para el político tabasqueño, fueron quienes respaldaron el golpe de Victoriano Huerta y traicionaron a Francisco I. Madero.
“Que por qué la mafia del poder, por qué decir que son conservadores, pirruris, fifís… Todo tiene una justificación, los fifís fueron los que ayudaron a Victoriano Huerta cuando la Decena Trágica, en el asesinato de (Francisco I.) Madero, todo tiene una explicación, son grupos de ‘juniors’, con una mentalidad retrógrada, pero no son ocurrencias, todo tiene una razón de ser, pero le encuentro una utilidad”, dijo López Obrador.
El pasado 21 de octubre, el presidente electo volvió a referirse con la misma palabra a la prensa crítica, cuando se encontraba en un avión.
Para el exdiputado federal del PRD, Fernando Belaunzarán, Andrés Manuel López Obrador busca dividir a la sociedad entre “ricos y pobres” para así legitimar su poder.
“Es una estrategia de comunicación del propio López Obrador para polarizar a la sociedad. Él cree que su legitimidad está al pelear en contra de un enemigo que él mismo crea y que está representado en una figura clasista, por eso les llama ‘fifís’.
Después de la cancelación del Nuevo Aeropuerto, la propuesta que se originó en el Senado por parte de Morena la semana pasada, de eliminar las comisiones bancarias, ocasionó incertidumbre y caos. La Bolsa Mexicana de Valores se desplomó, el dólar subió; y empresarios y opositores a López Obrador encendieron las alertas.
Sin embargo, el presidente electo se deslindó de la iniciativa para suprimir las comisiones bancarias, al argumentar ante medios de comunicación que las bancadas de su partido en el Congreso de la Unión son independientes y aclaró no intervenir en sus determinaciones.
“Él quiere mandar un mensaje al país y sobre todo al poder económico: él manda. Quiere ser un presidente que domine todo y asemejarse a Echeverría quien dijo que la economía se movía desde Los Pinos (…) Quiso volverlo a hacer con la Banca pero no midió las consecuencias, entonces como ya enseñó el machete con lo del Aeropuerto por eso generó pánico en los mercados”, agregó el exlegislador del Sol Azteca.
Belaunzarán señaló que esta estrategia podría incluso resultar contraproducente a Andrés Manuel López Obrador, ya que el odio y rencor se está gestando desde ambos bandos y podría pasar de descalificaciones e insultos a violencia física.
“Las palabras pesan y los dichos de los poderosos tienen consecuencias (…) Andrés Manuel promueve la polarización como una forma de control político porque ahí se mueve bien pero puede salirse de control, algún loco se lo puede tomar en serio y de la violencia verbal se puede pasar a la violencia física, es peligroso de uno y de otro lado”, concluyó el entrevistado.